Bianca se subió al auto de su jefe, luego de tanta insistencia, el terminó convenciéndola y mientras ella esperaba en el asiento delantero con el cinturon puesto, vio como se alejaba Carmina junto a Esthela en un BMW negro, uno de los vehículos de Ricardo, conducido por su chofer, la pequeña le sonrió de lejos, levantando sus delicadas manos desde adentro del auto, hasta que desapareció de su vista Ricardo entró al auto junto con su compañera que aguardaba por él –uy, está creciendo muy rápido–dijo Ricardo entre suspiros mientras veía a lo lejos como se esfumaba el auto que transportaba su familia, Bianca volteó a mirarlo –Quien, Carmina–preguntó –si, ella misma, recuerdo cuando cumplió los diez años, desde ese entonces no paró de crecer–comentó Ricardo con la mirada puesta en Bianca, quien lo escuchaba con atención –luego dijo que quería ser abogada como su madre para ayudar a otros, ella estaba orgullosa del trabajo que hacía Beatrice–recordó Ricardo desde el asiento con la
–viste, el cielo ha aclarado, eso quiere decir que Dios está contento con nuestros logros–agregó Ricardo intentando alegrar el momento–eso quiere decir, que es momento de que me valla, antes de que empiece a llover otra vez–dijo Bianca, y caminó hasta adentro de la casa con la copa de vino aun llena, apenas había tomado un sorbo de la bebida, Ricardo fue detrás de ella–Que haces, ya te vas tan pronto, si apenas probaste el vino–le dijo, mientras la veía moverse rápido, dirigirse hasta su bolso–pero Bianca, cálmate, porque siempre corres de mi, podemos tener un trato cordial–agregóElla se detuvo para darle el frente, colocó la copa sobre una pequeña mesa que había en medio de dos sofá en el salon recibidor–debo ir a buscar los papeles que vine hasta acá, no te olvidas que por eso decidí entrar –le recordó Bianca–pero solo te pido que compartamos una copa de vino, después, puedo llevarte a tu casa te lo prometo–no, te equivocas, asi como estás, no quiero que me lleves a ningún l
–Tengo cosas mas importantes que atender–exclamó Bianca saboreando la bebida–¡que!– pregunto ricardo–Estoy contestando a tu pregunta –expresó Bianca, acomodándose en el sofá, soltó su pelo que todavía estaba medio mojado por el agua que le había caido al entrar a la casa, dejó sus zapatos a un lado del sofá, y subió los pies para estar mas placentera–me habías preguntado porqué no tengo una pareja, te digo que mi atención esta puesta en otros asuntos, además, el pasado se encargo de cerrarme esas posibilidades–dijoRicardo no dejaba de mirarla, de abajo hacia arriba, sentía el perfume de Bianca en sus narices, su ondulada cabellera humedecida alborotada en toda su cabeza, la perfecta combinación de sus labios pintados de rojo y sus ojos grises, la hacían lucir mucho mas atractiva de lo que ya era, Ricardo tenía un apetito ardiente por besar esos labios y sostenerla firmemente contra su pecho, pero él ya conocía la firmeza de aquella mujer, Ricardo sabía que Bianca no era un hueso
El día estaba espléndido, nada comparado a lo que fue el anterior, el sol brillaba desde la ventana de la habitación de Bianca, con lo iluminado y hermoso que estaba el día, no había ni un rastro de la lluvia que habían caido la pasada noche, ella se levantó de su cama, cuando el sol pegó en su rostro, se sentó, y recostó su espalda en el respaldo de la cama, envuelta entre sus sabanas blanca de algodón, recordó lo sucedido la noche anterior en la casa de su jefe, y se quiso torturar al instante, miró a la mesa al costado de su cama, la carpeta con los dichosos papeles estaba ahí, esos documentos por los que se desvió aquella noche, al menos, si los tenía en su poder, pero a que costo–uff, pude haberlos sacado la próxima semana, fui muy estúpida, no sé en que estaba pensando–se dijo así misma, al recordar lo ocurrido, el reloj en su celular, marcaba las once de la mañana, era sábado, ella no tenía mucho para hacer, mas que quedarse revisando papeles del trabajo, su vida social era m
Faltaban pocos minutos para las once de la mañana, y Bianca aún estaba en su departamento, apenas se habí terminado de bañar, pero estaba indecisa con lo que se pondría aquella mañana, quería lucir lo mejor posible, como siempre lo hacía, pero ese día, tenía la necesidad de verse aún mas atractiva, y destacar los atributos de su cuerpo, que ella sabia que poseía y que a Ricardo, lo traían loco–pero que es lo que estas haciendo Bianca, porque pienso vestirme para él– se regañó sentada en la cama, mirando la pila de ropa que había arrojado sobre el lecho, porque no encontraba nada adecuado para lucir ese día, aunque quería negarlo, su atención estaba puesta en Ricardo, desde la pasada noche, Ricardo le había confesado cúales eran sus intenciones hacia ella, el magnate estaba embobado por la morocha, y ella, aunque quería pasar por alto lo que había ocurrido con ellos dos esa noche lluviosa, que no fue mas que la explosión de la pasión acumuludad que había entre ambos, no podía ment
Ricardo rebuscó con sus ojos todo el cuerpo de Bianca, apretó sus labios y suspiró, por un momento se olvidó que estaba frente a su hija, que aunque estaba apurada en llevar a Bianca a su habitación para hablar cosas de chicas, con su sonrisa avisó, que algo pasaba entre ese par–papá, lo siento, hoy Bianca me vino a visitar a mi, es fin de semana, asi que no tiene que trabajar contigo–le dijo Carmina a su padre y arrastró a Bianca hasta la habitación–bueno, está bien, pero al menos, puedo saludarla–contestó Ricardo–ay papá, pues claro, te hice una broma, desde que terminemos aquí, la dejaré libre para que charlen sus cosas–agregó Carmina, guiñando su ojo derecho,Bianca y Ricardo se miraron, ¡qué fue lo que quiso decir Carmina con esa seña! A lo mejo, ya sabía que entre ese par, había mucho fuego encendido, ella no era ninguna tonta, había pasado casi un año desde que su papá enviudó, y no se le había conocido ninguna otra mujer, aunque le llovían las ofertas, el buenazo empresario
Norma se retiró de la mansión tan rápido como pudo, ella no tenía ningún interés en cruzarse con Bianca, quien no asomó ni su sombra, mientras ella mantenía la charla con Ricardo, el famoso empresario, después de que su amiga lo dejó, aprovechó para revisar el sobre que ella le había entregado, la expresión de su rostro cambió por completo, en ese sobre, encontró la dirección de Paulo, y algunos otros datos mas, que daban a enteder, que su ex mujer, mantenía una relación a escondidas con aquel hombre Ricardo se levantó de ese asiento, furioso, pegó fuertemente con su puño derecho en el respaldo del sofá –mentirosa–gritó, el mayordomo que estaba cerca, lo miró con preocupación–señor, está usted bien –le preguntó Alfred, cuan fiel servidor siempre estaba presto a escucharlo –todo bien, Alfred, nada que no pueda solucionarse –algun relajante para tomar–sugirió el mayordomo –no, mas bien, necesitaría algo mas fuerte, pero, esta todo bien Alfred, no se preocupe–agregó Ricardo dándole
El sol brillaba en la ventana de esa elegante oficina, afuera estaba haciendo el mejor de los días, luego de tantos con repetidas lluvias, la tarde estaba presta para ser disfrutada, Bianca, quien pretendía retirarse de una buena vez, de esas cuatro paredes que veía de manera constante de lunes a viernes mientras ejercía su trabajo, abandonó la idea de quererse ir al escuchar esos dos nombres, Paulo y Beatrice–que es lo que tenemos que hablar, acerca de tu difunta esposa y Paulo–reaccionó Bianca, soltando la puerta y cerrándola de inmediatoLa expresión del rostro de Ricardo cambió de inmediato, Bianca lo notó enseguida, su agradable sonrisa se había borrado, sin duda alguna, parecía un asunto muy serio, se sentó en su sillon detrás de su escritorio, subió los pies sobre la mesa, y recostó su cabeza relajado en el respaldar de su silla corrediza y acolchada–te puedes sentar por favor–le pidió a Bianca que estaba parada frente al escritorio en señal de alerta–Ricardo, no pienso que