Ese domingo sentado frente a Bianca, Ricardo no esperaba escuchar aquella respuesta, un si, a su propuesta de trabajo, èl estaba convencido por la rara manera de actuar de Bianca unos días atrás, que ella no estaba interesada en trabajar a su lado, aquella contestación lo había dejado sin palabras

—y, no me digas que ya conseguiste a alguien para el puesto—pregunto Bianca al ver qué Ricardo aun no habia dicho nada

—oh, no, no, agregó èl de inmediato,— te había dado un plazo para recibir tu respuesta, no he buscado a nadie para ese puesto, sigue disponible–añadió él, descruzando las piernas y abriendo los brazos

Ricardo se levantó del asiento, se aproximó hasta una mesa que habia entre ellos dos, tomó una manzana verde que estaba servida con otras frutas, le pegó una mordida y luego se movió unos pasos hasta un gran ventanal de cristal que estaba colocado en el pasillo principal de la casa con vista al patio trasero, Bianca se había quedado sentada, siguiendo el silencio que había i