YAMILA KAYAAaron cuido de mi, y me baño como si yo fuera una reina, y él mi propio y muy sexy plebeyo. Después regresamos a la cama, donde por primera vez en la vida me acurruqué a dormir con un hombre.Si, porque por irónico que pareciera, Andrés nunca me dio una noche entera. Yo era inexperta y él se aprovechó de eso. Tomaba de mi lo que deseaba, y después me regresaba a un hotel.Así que no era de extrañar que estuviera fascinada con mi amante. Con mi cabeza sobre su pecho, me sentí la mujer más completa y sastisgecha del mundo. Él me abrazó sobre su cuerpo y acarició mi cabello hasta que se quedó dormido. Para mi también fue muy sencillo dormir, con esa calma que da el sexo del bueno. Y si… a diferencia de la noche anterior, en que la madrugada se convirtió en una terrible pesadilla, descanse como una diosa en el cielo. Desperté sintiendo los besos de Aaron sobre mi cabello y la ereccion rozando mi pierna, la cual tenía sobre el cuerpo de él.—Si ya terminaste de provocarme…
YAMILA KAYA Entré en la sala de pediatría, un poco más tranquila que el día anterior. La jornada había sido tranquila, y a pesar de haber sentido un repeluz ante la sola mención de la posibilidad de ser atacada por Andres, ya estaba digiriendo mejor el hecho de que una persona se mantenía carca para cuidarme a mi y a mi hijo. Sobre las dos de la tarde una llamada de la guardería me sobresaltó, al punto de que mi corazón se desató a latir a velocidad de taquicardia.Tome el teléfono espantada, y temiendo lo peor, y al escuchar la voz de la señorita Anderson , no puedo explicar el temor que senti, de esos miedos que te paralizan.—Señora Kayá, lamento molestarla, pero Amed tiene fiebre, y es bastante alta— informó la maestra con tono de preocupación. Y a pesar de saber que el niño tenía fiebre suspire al saber que no se trataba de nada relacionado con Andrés. —¿Se dio cuenta hace mucho?— fue lo que atiné a preguntar. En la mañana estaba segura que él Niño no tenía fiebre. Se levantó d
YAMILA KAYÁ El teléfono cayo de mis manos, y me quede allí, sin saber qué hacer o cómo reaccionar. Esto tenía que ser una broma, una j@dida de Andrés… o del destino. No podía ser, que yo de idiota me hubiera venido a meter con el único hombre de esta ciudad que tuviera un parentesco con Andrés. «Tenía que ser mentira» eso tenía que ser…« una atroz mentira» Recordé cada detalle desde que había visto a Aarón por primer vez… Andrés desapareció poco después de eso. ¿Y si todo esto había sido una trampa de ambos hermanos? ¡Dios! Con manos temblorosas me limpié las lágrimas que involuntariamente habían empezado a salir de mis ojos. No era solo que fueran hermanos… Es que si por algún motivo se habían confabulado en mi contra yo tenía todas las de perder en contra de esos dos. Busqué en mi mente, en el hermoso rostro de Aaron no había nada que lo relacionara con los rasgos físicos de su hermano. Tampoco en su amabilidad y en sus modos; nada me recordó a Andres. Trate de encontrar la
YAMILA KAYÁAarón me miró, con una llamarada de hielo y ventisca ardiendo en sus ojos. Era imposible no darse cuenta que le estaba costando no salir de mi apartamento a la carrera, buscar a su hermano y hacerle pagar por los insultos contra mi, por perseguirme y acosarme, incluso hasta por abandonarme. —¡Quédate, por favor!— insistí desesperada y queriendo evitar una tragedia. Ya bastante tenía la señora Génova con estar herida, como para ver a sus dos hijos pelear. Estaba segura que después de ver el semblante de Aarón, no se confirmaría con solo hablar o negociar acerca del tema. —¡Andres superó todos los límites, Yamila!— logró articular él con los dientes apretados por la furia y la mandíbula totalmente cerrada y dura. Su rostro se veía sin más sexy, y otra vez esa aura oscura que emanaba estaba ahí, a su alrededor, como si se tratara del Ángel de la Muerte. —¡Ese hombre solo buscaba esto! ¡Provocarnos! ¿!Date cuenta!?— dije yo tratando de desvanecer la ira de Aarón, pero cad
YAMILA KAYÁCuando Amed despertó, Aaron y yo estábamos en el comedor, aun tratando de asimilar lo que ambos acabábamos de descubrir. Para ninguno de los dos había sido fácil, pues resultaba que el inmencionable podía perfectamente auditar para el papel del archienemigo en cualquier obra.Yo lo odiaba por lo cruel y poco hombre que había sido a la hora de abandonarme, y las razones de peso de Aarón para odiar a su propia sangre, me eran desconocidas , pero sospechaba que lo aborrecía por lo irresponsable, mal hijo y mal hermano que había resultado ser.Amed caminó por la sala con los ojitos hinchados de dormir, y sonrió cuando se dio cuenta que su nuevo «mejor amigo» estaba en casa. Enseguida lo levante en mis brazos para cerciorarme que la fiebre hubiera cedido, y tal como había llegado, ya había desaparecido.—¡Migo!¡Viniste! — comentó emocionado de ver a Aarón, y este le sonrió con dulzura.—¡Claro Amed¡ — le contesto en un tono muy animado— ¡Tu mami me dijo que tenías fiebre!—¡
AARON BIANCHI Me sentía a gusto con Yamila y el niño allí en su apartamento. La verdad que ellos dos eran paz y compañía , en medio de la soledad y el caos que era mi vida. Tanto que no deseaba moverme de ahí, o regresar a mi propio penthouses. No quería que ella se sintiera sola con un psicopata cerca dejándole mensajes escalofriantes, y con su pequeño con fiebre. Yamila, me encantaba como mujer, era arrebatadoramente bella, pero no era solo eso lo que me atraía a alla. Si era cierto que tenía más curvas que un que un cono de Apolonio. Su rostro era el de una Virgen celestial, pero en esos ojos verdes se podía ver el fuego del infierno…«ese infierno que yo mismo había hecho arder». Era ese espíritu, esa insolencia propia de ella y esa fortaleza para salir adelante y poner a su hijo pequeño por delante… por ser más madre que mujer, eso sin dudas era de admirar, y terriblemente sexy. Una mujer que no ama al fruto de su vientre, es imposible que logre amar a alguien más que a si mis
AARON BIANCHI Blake llegó veinte minutos después, en los que a William aún no podía creerse que Andrés tuviera un hijo al que había abandonado, incluso antes de que naciera.Por supuesto, tratándose de Blake, venía con un ojo morado y la boca reventada. —¡No quiero saber cómo quedó el otro!— observo Will sonriente.—Si algo lo conozco… creo que anoche se dejó ganar— musité yo sin voltearme a observarlo—. ¿Cuánto te pagaron? —Eres un m@aldito zorro… ¡Tu si conoces nuestro mundo, bestia!—dijo Blake palméandome la espalda y sentándose en la silla alta de mi lado. —¿Un whisky?— preguntó Will como si fuera lo más normal del mundo.—Pensé que los hombres decentes y reformados, de esta historia eran ustedes…— murmuró Blake y aceptó el vaso con el líquido ámbar— ¿No se supone que deberíamos estar tomando té y galleticas?… ¡como señoritas! O al menos un café…—No estamos en un plan para señoritas esta mañana— le dice con el ceño fruncido y surcos del estrés marcados en la frente.—Entonces
YAMILA KAYA No sabía de dónde había sacado el valor para enfrentar a Aarón cuando llegó a mi apartamento, pero ya estaba hecho. Y había resultado ser incluso más sencillo de lo que creí, con él las cosas fluían sin que dolieran tanto. Cuando vi su reacción, inmediatamente supe que para él, era tan ajena esa situación cómo para mi misma. No podía ser cómplice del otro desarmado, si era lo más parecido a un ángel de la guardia que había visto en mi vida. Era un escudo de acero que se abría alrededor de mi hijo y de mi, para mantenernos seguros. Le costó, sé cuanto le costó calmarse después de enterarse de lo de que su hermano menor era el padre de Amed. Porque a pesar de ser sencible al dolor … no podía olvidar que era «acero».Lo noté tan extraño durante la noche, tanto que después de hacerle el cuento de buenas noches a Amed, vino a mi cama y se acostó a mi lado. Me abrazó y me acunó durante toda la madrugada para que no me alejara un solo milímetro de él, y por su respiración sabí