TERCERA IRA. EL DESAMPARO
Norte de Canadá
El viento ululaba impetuoso sobre las copas de los árboles, provocando que apenas fueran posibles la visibilidad y la audición para un humano común, pero no así para un sorian. El campamento stark se había recluido en sus albergues y en la tarde solo se escuchaba el sonido de la borrasca.
Cada activo se había equipado con las armas que mejor sabía manejar, y antes de salir a la misión Maxwell había entregado al Comandante una versión particular de lo que Lionel consideraba unas khopesh egipcias.
Las hojas curvas en forma de hoz eran blanquísimas y singularmente pesadas y en las aristas convexas el filo cristalino anunciaba una segura promesa de muerte. Las empuñaduras eran de ónix negro y agudas navajas onduladas sobresalían por la parte posterior del p
Moira sonrió.— Si le permites cederte algo de su sabiduría a esta anciana, te aconsejo que veas la situación de la siguiente forma: — le sugirió— Tu mayor derrota será la muerte, porque entonces no podrás seguir luchando. Acepta esta manera de mantenerte vivo, tú y tus sorian, y gana tiempo suficiente hasta que halles una forma de matarme. ¿Te parece?Dominic se mantuvo en silencio durante unos minutos, mirándola a los ojos. La idea era tentadora y por otro lado, sabía que si se resistía los matarían a todos en menos de un segundo. Se recordó a sí mismo su advertencia: “No quiero héroes”, y eso lo decidió.— Me parece. — asintió mientras sus cejas se alzaban desafiantes — ¡Bajen las armas, chicos! Por primera vez en la historia vamos a dialogar con los stark.— Com
La agitación y la sorpresa recorrieron los rostros en la tienda como un polvorín. Nadie había podido olvidar los gritos de Dominic el día que habían matado a Lara, incluso los que no estaban presentes se habían conmocionado por los relatos del hecho, y por supuesto nadie podía comprender por qué la stark la traía de vuelta a sus memorias.El cuerpo de Dominic pareció batallar contra la inmovilidad, como si bajo la piel su espíritu se retorciera de dolor. Jamás le había pasado por la cabeza la idea de dejar de perseguir a Moyra, aunque les perdonara la vida esa noche; pero evocar el recuerdo de la muchacha, desatar a propósito dentro de él la culpa que representaba su muerte era algo que no le perdonaría mientras respirara.— ¿Cómo te atreves…? — le gritó mientras respiraba tan ferozmente que el hilo de cártaro gr
Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo. AlteaLas veladas murmuraciones entre los pocos invitados llegaron a su fin cuando Lara se alzó con delicadeza el lujoso vestido para subir los dos escalones del altar. Soltó el brazo de su padre y aceptó el apoyo que su prometido le ofrecía para colocarse junto a él, y su sonrisa de labios apretados y cejas levantadas fue una sarcástica felicidad que desconcertó a Evan.La transformación había comenzado desde hacía varios días, Swels podía darse cuenta, y no debía tardar el momento en que Lara muriera de forma natural y luego despertara como una stark. Por eso había decidido adelantar la boda: quería que el instante del renacimiento de Lara ocurriera en la privacidad de su luna de miel, lejos de amigos y familia.— Eres una niña preciosa. — le dijo besando
Villa de las MercedesEl hombre apenas pudo reaccionar mientras le quitaban el arma de la mano y lo golpeaban salvajemente en la cabeza con ella. Rodó por el suelo apretándose con desesperación la frente lastimada de la que manaba sangre con vehemencia, y luego se desmayó sin hacer otro sonido.— ¡Eso te enseñará a no volver a amenazar a mis cachorros! — fue lo último que pudo escuchar.Lara no supo cómo había llegado a la casa. En los últimos días había olvidado demasiados momentos, había hecho demasiadas cosas que luego no recordaba en absoluto; pero algo continuaba invariable desde que había convertido en polvo aquellos colmillos: una necesidad de libertad y de venganza, una ira implacable contra todo y todos.Ninguno de los pocos sirvientes que quedaron en casa al instante de la boda se atrevió a deten
Cerca del Faro del Albir— ¿Estás seguro de esto? — preguntó Maxwell — Sabes que te apoyaré, solo quiero asegurarme de que no estamos corriendo sin sentido en medio de la tormenta.Y era cierto. Resultaba inusual que nevara en la Costa Blanca, habían pasado muchos años desde que Dominic había visto los árboles y el suelo cubiertos de nieve cerca de la playa por última vez. La Sierra de Aitana era otra cosa, las alturas provocaban a menudo que las temperaturas descendieran con brusquedad, pero en la costa sólo en raras ocasiones se sentía aquel frío.Era como si la naturaleza se sumara al presagio de peligro que Dominic advertía con cada uno de sus naturales instintos.El grupo de sorian, vestidos aún de negro uniforme, se había desplazado como una nube mortífera por los alrededores de la cas
Dominic la acunó contra su cuerpo para protegerla de la ventisca y terminó de revisarla; sus uñas habían vuelto a la normalidad y sus colmillos tenían, por lo pronto, un tamaño natural, pero lo que más le preocupó a Dominic fue su inconsciencia.Debía llevar más de doce horas a la intemperie y si, como Moyra aseguraba, su muerte podía ser definitiva, entonces en ese justo momento estaban demasiado cerca del fracaso.Antes de que Dominic lograra siquiera pensar que debían hallar pronto un lugar donde resguardarla, Silver Moon lanzó un muy delicado zarpazo a su cabeza y le rugió en el rostro su desagrado. El destacamento completo de sorian se aprestó a defender al Comandante, pero una breve señal suya bastó para detenerlos. La tigresa no le había hecho ningún daño aunque de haber querido lo hubiera decapitado en un segundo.— Lo
Sierra de Aitana— ¡No puede ser!Dominic tocó el cuerpo de Lara con zozobra. Maya la había sacado de la bañera después de toda una hora de tenerla sumergida en agua caliente, le había puesto una camisa seca del Comandante y la había envuelto en numerosas mantas. La chica estaba febril, todo el frío había escapado de su cuerpo pero aun así no lograba reaccionar.Las suposiciones de Rianna significaban que las esperanzas de salvar a Lara se alejaban a pesar de todo. Entonces, y muy en el fondo, el cazador necesitó creer en las palabras de Moyra. Ella le había dicho que la vida de Lara dependía de él, y eso significaba que aunque ahora mismo no supiera cómo, podía salvarla.La tomó en sus brazos y se trasladó al pequeño diván frente a la chimenea, donde Maxwell había llevado hací
Villa de las Mercedes— ¡Hola, amorcito! — saludó Rianna con intención traviesa mientras se sentaba a horcajadas sobre el abdomen de Evan.Las pocas horas en que Swels había logrado conciliar el sueño aquella noche, habían sido interrumpidas por un enorme hombre uniformado que parecía divertirse blandiendo dos hachas blancas de mango corto, y una loca que jugaba a balancear uno de sus pies por el costado más cercano de la cama.— Hemos venido a buscarte, — continuó Rianna, acariciándole el rostro con el dorso del látigo — alguien muy especial nos ha enviado por ti. ¡Lara! ¿La recuerdas?El gesto horrorizado en la mirada del hombre fue suficiente para convencer a la sorian, que se levantó de la cama con resolución.— ¡Este mismo es, Boogs! ¡Pégale!Y