— Necesitamos… necesitamos el libro… — Evan parecía delirar mientras Lara lo metía en una de las enormes Maserati Kubang estacionadas a menos de doscientos metros de la mansión.
— ¿Qué libro? — inquirió la muchacha, abriendo las puertas traseras y arrancando los asientos para que los tigres treparan de un salto.
La enorme camioneta crujió bajo el peso de los felinos y Lara se puso al volante de prisa, aunque estaba segura de que nadie la seguiría por los próximos minutos. Había dejado el salón demasiado lleno de preguntas, de expectación, de miedo.
Les tomaría unas horas recuperarse y organizar una persecución, pero aun así el tiempo era un amigo precioso que no quería perder.
— El último. El último volumen de la Memoria Histórica. — contestó el Tercer Descendiente con
Villa de las MercedesLa casona era apenas una sombra silenciosa cuando Lara descargó a Evan sobre la cama de la habitación principal. Se hallaba en un estado deplorable y bastante débil a pesar de su corpulencia natural, una que Lara jamás habría adivinado debajo de los trajes finos que solía ponerse siempre.Lo volteó boca abajo sobre el lecho y le examinó la espalda, surcada por más de sesenta latigazos de los que aún manaba una sangre negra y espesa. Las heridas estaban más próximas a la infección que a la cicatrización y la conciencia de Evan iba y venía en dependencia de cuánto le dolieran.— ¡Por Dios! ¿Cómo es que no se ha quejado? — se asombró — Quien hizo esto debió estar bastante enfadado con él.— ¡Yo estoy bastante enfadado co
Lara no contestó de inmediato. No había tenido tiempo suficiente como para deliberar con Khan y Silver Moon la próxima ruta que tomarían, y no estaba muy segura de que a los tigres les hiciera gracia cargar con Evan.— Tengo dinero, mucho dinero. — se apresuró a decir — Al menos en eso puedo serte útil… y sé algunas cosas sobre Craig, cosas actuales, que te servirían.— Voy a estar escapando a partir de ahora de un destacamento de asesinos naturales. ¿Estás seguro de que esa es la vida que quieres llevar?Swels la miró directamente a los ojos, era la primera vez que le descubría sus sentimientos tal cual eran y debía tener fe en que ella valoraría su honestidad.— Cometí atrocidades contigo para restaurar nuestras razas, para comenzar una batalla necesaria que debe terminar para siempre con la masacre de stark
La Casa de las Razas— ¡Esto no puede permitirse! — la rabia de Ius retumbó en la habitación azul donde había estado Lara antes de enfrentarse al Concejo.Cada libro seguía sobre la mesa en el mismo orden en que ella lo había dejado, aunque para Craig aquello no significaba mucho porque no había nadie que los leyera.El final abrupto y totalmente inesperado del concilio lo había puesto en una delicada situación frente al Concejo. La guardia de craig en la sala no era más que una medida de contención, pero se había visto obligado a dejar marchar a los líderes una vez que la reunión había finalizado. No podía retenerlos cuando muchos de sus castas estaban en los pasillos exteriores, haciendo preguntas y esparciendo murmuraciones.Era obvio que los líderes no se habían llevado una muy buena opini&oacu
Villa de las MercedesEl grito de Emma fue corto y ahogado cuando la luz de su habitación se encendió súbitamente, y vio a Lara sentada y cómoda en medio del mullido sofá frente a la cama. A la derecha de la chica, sentado sobre sus cuartos traseros con actitud expectante, Khan parecía esperar un desenlace apresurado. Nadie mejor que él sabía cuánta cólera era capaz de albergar el corazón de Lara.Hatch no pronunció palabra, impresionado por el aspecto sombrío que tenía su hija. Vestida por completo de negro, los ojos azules centelleando con un sentimiento que no anunciaba nada bueno, parecía una confusa pesadilla. Sin embargo Lara estaba muy consciente de su objetivo en aquel enfrentamiento. Quería que sus padres se fueran, que se alejaran para siempre de su vida y de la de Evelett, y no le importaban mucho los recursos q
...Porque siempre hay dos puntos suspensivos tras el punto final de cada historia…Evan sonrió cuando vio salir a la pequeña Evelett por la puerta frontal de la villa, aferrada con firme determinación a la mano de Lara. La niña no había dejado caer más que un par de lágrimas cuando su hermana le había dicho que no volvería a ver a sus padres, que se habían ido lejos, para no volver.— ¿El traje de gala de los sorian? — preguntó Swels señalando su ropa negra y perfectamente limpia.— Nunca fue el traje de gala de los cazadores. Supongo que algún sorian debió encontrarlo en un libro viejo o en un cuadro antiguo y lo reprodujo, es todo, Pero este siempre fue el uniforme de combate de los stark.— Muy bien. — sonrió Evan lanzando delante de sus pies la pequeña chispa
“Puedes disfrazar tu desesperación diciendo que no fue mi culpa,que las circunstancias condicionaron mi carácter,que esta mujer que desconoces se debe a lo que soy,pero no es quien soy.Sin embargo, más allá de esta irremisible condición de fiera hambrienta,más allá de tu impotencia y tu desesperanza, amor, siempre he sido yo,desde que nací y hasta el día en que logres matarme,esta soy yo.”Estimado lector, te agradezco desde el corazón que hayas llegado hasta aquí. Esta es mi primera novela para jóvenes adultos y para mí es como un pequeño bebé que estuvo años en gestación. Si te ha gustado espero que continúes
OCTOGÉSIMA SEGUNDA PROFECÍA”…Y de tal suerte ha de surgir, nacidabajo la insignia de una antigua casa,-con la fe de la noche redimida-una prístina hija de las Razas.Su voz levantará sobre las sombrasla historia de volúmenes añejos,y cargará en la letra que la nombrael alba y el ocaso del Concejo.Su mirada, cual cielo tormentososerá hecha de dolor y de mentiras.Su despertar: violento y azaroso.Su espíritu: cual llamas de una pira;no dejándole al alma más reposoni placer más profundo que la ira…”*Fragmento encontrado en el Libro de las Profecías, 87 años después de su tercera desaparición.
...Porque el final es el destino único de cada historia…Un sonido ronco y espectral se escapó del pecho de Lex y se extendió entre sus dientes con deleite infinito, poseído por el orgullo lúgubre y excitante del padre cuyo cachorro ha atrapado su primera pieza. Se acomodó sobre las patas traseras para presenciar el espectáculo y entre la perfecta línea de sus bigotes esbozó algo parecido a una sonrisa, la felina cola cortando el aire con vivo placer.Observó.Los ojos de la mujer frente a él eran un abismo azul, obscuro, anochecido, que iba ganando en matices de color en la misma medida en que perdía su capacidad de controlar su naturaleza… algunos habrían dicho: “de salvar su alma”. Ella respondió a su rugido sordo con un risueño parpadeo de aquellos ojos y se estremeció con lentitud, alargando el magn