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Pablo estaba trabajando en el laboratorio, como casi todas las horas del día que no usaba en dormir, cuando  recibió la noticia que esperaba a través del intercomunicador.

Era noche de luna llena y ya se estaba desesperando al pensar que no llegaría, pero la voz del guardia a través del comunicador le hizo sonreír.

—Déjale pasar, voy para allá.

Estaba resultando un día muy fructífero. Tenía una gran noticia que darle a Martín y al resto de los muchachos, pero también sabía que esa noche Jandro se transfomaría y había algo que quería hacer antes de contarles las nuevas noticias a los chicos.

Iba pensando en ello cuando vio el cuerpo alto y flaco de Efrén caminando hacia él de aquel modo desgarbado. Llevaba una mochila colgando de un hombro y se echó el flequillo rubio hacia atrás en aquel gesto tan ca

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