8. La dueña de todo

El grito que suelta Angelina repercute en todo el salón. No puede creer lo que ha sucedido.

Gabriel disparó.

Lo hizo.

Y con eso el alma de Angelina salió de su alma pero el único motivo por sentirse que se ha quedado sin alma es porque la bala soltó pedazos de la columna a la izquierda, dejando un rastro del monolito tirado en la costosa cerámica.

La maniobra de Giancarlo los aturdió tanto a Gabriel y a Angelina ya que Giancarlo giró el arma mucho antes de que Gabriel tirará de ella y también se la arrebató de sus manos antes de un parpadeo.

Pero el disparo fue inevitable y el susto lo causó debido a la rapidez de los movimientos.

¿Qué carajos acaba de pasar?

—No puedo creer esto —Isabella se pone sus uñas en el puente de su nariz.

Angelina está demasiado petrificada para decir algo más y lo más probable es que no pueda hablar porque ésta situación se le ha salido de las manos.

Sus piernas flaquean pero aún así observa a Giancarlo.

Siempre es lo mismo con él porque aparenta e
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