CAPÍTULO 37

Camilla sonrió. Por supuesto que estaba tan sorprendida como su hermana por haberse encontrado allí en tales circunstancias. Pero la diferencia era clara, la verdadera Cameron no tenía nada que ocultar, y sería un placer hablar con ella y con el mundo que había dejado allí hacía tres años, pero también sabía que no era el mejor momento.

Poniéndose las gafas de sol para no revelar aún su identidad, sonrió y se levantó. Lentamente, se dio la vuelta. Era otra mujer. Era imposible que Diego la reconociera.

—¡Papi! —Dijo la niña, corriendo hacia su padre.

—¡Oh! ¡Mi amor! —Diego levantó a su hija.

—Papi, estaba perdida. Este es mi nuevo amigo. Quería adoptarme. Su mamá iba a empezar a buscarte. Papi, ¿puedo invitar a mi nuevo amigo a nuestra casa? Puedo pedirle a Rose que nos prepare un postre delicioso.

Por una extraña razón Diego sintió la necesidad de prestar atención a la mujer que tenía delante y, por primera vez, no centrarse en lo que más quería. A su hija. Por primera vez lo que e
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