TRES AÑOS DESPUÉS Cogiendo la llamada en cuanto Diego entró en el baño, Camila dijo;—¡Bastián! ¿Por qué insistes en lo mismo? Ya te dije que no podía hablar contigo.—No has contestado mis llamadas, querida Cam. ¿Qué voy a hacer? La mercancía está lista para ser exportada. ¿Qué voy a hacer, ah?—¡Shhh!¡No necesito que me sigas recordando lo que tengo que hacer!—Se está haciendo tarde, Cam. Se está haciendo tarde. Y si no...—No vuelvas a atreverte a amenazarme como la última vez. Déjame recordarte que no serías tan poderoso como eres si no hubiera sido por mí.La risa de Bastián se oyó desde la otra línea. —¿Ah, sí? Ahora me dices que es a ti a quien debo respetar porque si no hubiera sido por ti no estaría en este lugar. Bueno, creo que te olvidas de la parte en la que te encontré a ti en vez de a Cameron y eso te permitió hacer exactamente lo que le estás haciendo a Diego Ferrer.—¡Que te jodan!—Oye, oye, la señora Cameron no diría cosas así.—Déjame en paz. Cuando esté lista te
CANADA Al llegar a uno de los centros comerciales más famosos de la ciudad, un coche se detiene ante la puerta corredera de cristal. Del coche se bajó una mujer de unos 30 años, y en su mano la manita de un niño de cinco años.El pelo castaño recogido, el traje negro con tacones negros. En su brazo derecho el bolso rojo a juego con las gafas de sol. Incluso su suave maquillaje le daba ese toque de misterio que necesitaba para enfrentarse a todas las personas que se habían aprovechado de ella. Pero claro, ese día no iba a ser en el que se presentara delante de su marido y de su querida hermana, la que también la tomó por tonta. Ahora, el tiempo la había cambiado. Ya no era la misma tonta. Ahora, habían pasado tres años y no se habían ido en vano.—Mamá, ¿por qué estamos aquí? —Preguntó Gadriel en cuanto sus ojitos verdes bailaron a su alrededor.Ni que decir tiene que a Gadriel le aburría la idea de pasear por aquel centro comercial. Seguramente, no iba a haber nada divertido por allí
Camilla sonrió. Por supuesto que estaba tan sorprendida como su hermana por haberse encontrado allí en tales circunstancias. Pero la diferencia era clara, la verdadera Cameron no tenía nada que ocultar, y sería un placer hablar con ella y con el mundo que había dejado allí hacía tres años, pero también sabía que no era el mejor momento.Poniéndose las gafas de sol para no revelar aún su identidad, sonrió y se levantó. Lentamente, se dio la vuelta. Era otra mujer. Era imposible que Diego la reconociera. —¡Papi! —Dijo la niña, corriendo hacia su padre.—¡Oh! ¡Mi amor! —Diego levantó a su hija.—Papi, estaba perdida. Este es mi nuevo amigo. Quería adoptarme. Su mamá iba a empezar a buscarte. Papi, ¿puedo invitar a mi nuevo amigo a nuestra casa? Puedo pedirle a Rose que nos prepare un postre delicioso.Por una extraña razón Diego sintió la necesidad de prestar atención a la mujer que tenía delante y, por primera vez, no centrarse en lo que más quería. A su hija. Por primera vez lo que e
Era la tercera vez que intentaba ponerse en contacto con él, pero el hombre nunca contestaba.—En cuanto oigas este mensaje, llámame. Tenemos un gran problema —dijo Camilla al teléfono, y luego envió el mensaje.Caminando de un lado a otro en su habitación, había muchos pensamientos dando vueltas en su cabeza. Cameron había vuelto. La verdadera Cameron estaba allí, en Canadá. Los secretos estaban a punto de salir a la luz. Ella no era Cameron. Pero había algo que no podía quitarse de la cabeza y era la sonrisa que Cameron le dedicó como si se estuviera burlando de ella, o le había dicho que venía a por ella.... Ella no lo sabía. Esa sonrisa, esa sonrisa tenebrosa era lo que no podía quitarse de la cabeza.Temblorosa, Camila buscó el frasquito de pastillas que siempre tomaba cuando se sentía nerviosa, ansiosa, feliz, insomne, relajada... Lo cierto era que ya era adicta a las pastillas.—¡No me vas a quitar nada, Cameron! Te lo juro por Dios. Cuando Diego y su hija llega
UN DÍA DESPUÉS La sala de reuniones ya estaba ocupada por las personas a las que se había pedido que asistieran en ese día tan importante. Algunos problemas habían surgido en los últimos 30 días y los accionistas estaban allí para escuchar las nuevas soluciones que Diego Ferrer tenía para ellos.Allí se escucharon murmullos y comentarios. Los accionistas comparaban su información puesta en los documentos y opiniones mientras el Sr. Ferrer no apareciera. Iba a ser grande el día porque si había algo seguro era el hecho de que los accionistas no iban a permitir que el Sr. Ferrer manejara la empresa a su antojo. Necesitaba escucharles. La empresa había pasado por mucho y había aguantado mucho más gracias a los mismos titulares.Mientras tanto, en el pasillo principal de la empresa y el que conducía a la sala de reuniones, apareció un hombre bien vestido con tres hombres más vestidos con trajes negros y auriculares walkie talkie escoltándole. Diego sabía que nada bueno iba a salir de aque
Apoyando la cabeza en su pecho, Camilla -la verdadera Camilla- jugaba con uno de sus rizos mientras escuchaba lo que Bastián tenía que decir. Sin duda para decir que eran el uno para el otro. Sólo la manta blanca—Ya te lo he dicho. Tienes que ser más... ya sabes, ¿verdad? Un poco más complaciente con él. Tienes que hacerle saber que también puedes ser tu hermana. Hay una parte importante de Cameron en ti.Camilla encendió su cigarrillo. —Sí, no voy a perder nada de lo que he conseguido en estos tres años. Necesito heredar todo lo que el abuelo tiene para mí.—Bueno, veo que estás perdiendo el tiempo.—¿Por qué?—Porque si tu hermana ya está aquí, deberíamos empezar a planear algo.—Necesito saber en qué obra va a estar. Necesito conocerla después de esos tres años. Entonces, podré hacer mis movimientos—. Camilla se encogió de hombros. —Eso es exactamente lo que más me gusta de ti—. Y entonces, el hombre se incorporó en Camilla, besándole el cuello y haciéndola soltar una risita.Ca
UNOS DÍAS DESPUÉS Habían pasado algunos días desde que Ace y Cameron como Camilla habían llegado a aquella empresa. Eran los accionistas mayoritarios, así que tenían que estar allí, e incluso el segundo accionista mayoritario -un anciano que veía potencial en Cameron para liderar la empresa con Ace y, por supuesto, Diego- les propuso a Ace y Cameron un lugar en la empresa donde trabajar codo con codo con Diego Ferrer y hacer que aquello funcionara. Cameron no rechazó la oferta. Necesitaba estar cerca de ese hombre para hacerle pagar por lo que había hecho. Necesitaba acercarse a su hermana gemela. A diferencia de la verdadera Camilla, no sabía cómo actuaría su hermana. Con una carpeta en las manos, se dirigió al despacho donde la esperaba el director general de la empresa. Mientras tanto, el mismo hombre que no podía quitarse de la cabeza la vívida imagen de Camilla como Cameron y la forma en que Cameron en su casa se había convertido en una mujer más dulce, que era un poco loco y
En la cocina, donde Ace y el pequeño se afanaban en preparar la pasta que el bebé había prometido a su madre que estaría en la mesa en cuanto ella regresara, Ace y Gadriel disfrutaban de su tiempo juntos. Entre risas y sonrisas, Ace se sintió realmente el padre de aquel niño. Eso era exactamente lo que quería para su mujer. Una familia encantadora. Una mujer que pudiera quererle a él y a su hijo. Parecía que Ace por fin podía perdonar a Diego por lo que había hecho en el pasado. Ahora, Diego podía continuar con su vida y Ace dedicar todo su tiempo a la pequeña familia que Cameron y él habían construido durante esos tres años.—¿Papi? —El pequeño llamó su atención. —¿Mmmm? —Respondió Ace mientras freía la carne que iba a acompañar la pasta.—¿Por qué no tenemos fotos tuyas y de mi mami vestida con un largo vestido blanco? Todas las casas a las que he ido tienen estas fotos. ¿Es normal que mamá y tú no se hayan vestido así? Ace se sintió un poco incómodo. Claro que quería dar el sigu