Luna había llegado a la mesa de bocadillos, en donde había un estupendo bufet el cual la había dejado maravillada, quería probar cada uno de aquellos platillo sin excepción, lo cierto era que moría de hambre al saber que al fin se había alejado de aquella mala energía que causaban aquel par de chicas. Y la incomodad de aquel hombre al llorar como un niño a su esposo para que lo librar de un matrimonio, se sentía realmente aliviada alejada de aquellos, más ahora que podía comer con tranquilidad, en lo que tomo un pequeño pastelillo de cobertura rosa con blanco y le dio un mordisco, sintiendo que estaba tocando el cielo, en definitiva los majares de la mesa había sido obra de Judit la cocinera, no había duda, pues esta tenía una deliciosa manera de hacer aquellos pastelillos lo cual la había dejado fascinada desde el primer día—Si te gustan esos… debería probar los postres de allí…— Una bella chica de cabello negro y ojos verdes se acercó a ella con timidez, pero al notar que la reina
La noche había llegado a su fin o mejor dicho la fiesta había al fin acabado, la cual la más agradecida era aquella pelirroja, que se sentía agotada de aparentar que se encontraba de manera perfecta cuando no lo hacía, lo único bueno que había sacado de todo ello, era que había conseguido una nueva amistad, aquella chica dulce llamada Carol, quien era un ser amable y lleno de mucha empatía, la chica se había sentido muy ilusionada con ello, jamás había tenido tal gusto de conseguir un amiga, además de Alice. Estaba simplemente maravillada con ello, lo único que no le había agradado de su amiga, era el trato que su prometido le había dado, el cual al acercarse a ellos le regalo una mirada como si del mismísimo demonio se tratara, eso sí que la había disgustado y quiso interferir muchas veces, al escuchar como este hablaba de manera burda hacia su nueva amiga, pero decido no interferir en el momento. —¿En qué tanto piensas…?—Sebastián había llegado en silencio y había notado a su espos
Decir que el conde no estaba aterrorizado por la situación era poco para ello, jamás en su larga vida imagino que este hombre de ojos lilas fuera tan cruel de tomar a su hija y esposa como si fuesen un objeto de casería, aquello lo tenía totalmente aterrado, había escuchado un sinfín de historias del cruel y malvado vampiro que amaba torturar a sus enemigos hasta que ellos se quebraran, hasta que el este llegara al cansancio o aburrimiento de ver aquel que se había atrevió a desafiarlo o hacerlo enojar, lleno de tanto sufrimiento que ya no fuese divertido para el rey continuar con aquello, ahora justo en esos momentos, el rey se veía extasiado con el rostro de sorpresa del conde, sin contar el pánico y el miedo que trasmitían las mujeres al saber que nada bueno vendría—Por favor majestad, ellas no hicieron nada, por favor castígueme a mi…—Sebastián le dio una mirada cargada de gracias a aquel, claro que estas tenían que ver, ¿Qué caso lo consideraban idiota? El sabia a la perfección
—Vaya… que te gusta el drama…—una voz se escuchó en los claros de bosque, el cual estaba pintado un hermoso amanecer, mientras aquellos animales se despejaban hacia lo que parecía ser el bosque de ivernor, algo que no le importo en lo más mínimo al rey, ya que estaba seguro de que las brujas se encargarían de ellos, al ser tan amantes de las bestias salvajes y malditas—Tendré que implementar más seguridad, hay mucha basura…— el rey dijo aquello sin siquiera mirar al intruso, el rey hablo lleno de ironía, ya que este lo conocía mucho mejor de lo quisiese aceptar—Mi querido sobrino… ¿Sabes? No tuve la oportunidad de desearte la feliz primavera y por felicitarte por tu batalla, además de que me entere de que tengo una nueva sobrina, eso es fantástico…— El rey se tensó al escuchar aquello, debido a que él sabía muy bien quien era este y él no le creía en absoluto sus palabras, al ser un ser tan mañoso y falso—No hiciste falta, lárgate…—el hombre soltó una carcajada al escucharlo, no ha
La primavera había llegado mostrando todo su esplendor de manera casi mágica, algo que el rey daba gracias a aquella magnificencia, con ello sus planes se podrían hacer sin ningún problema, por lo que se levantó de su asiento y noto como había una reina maravillada desde la entrada de las puertas del castillo con su nuevo proyecto y aquel era dejar la entrada del lugar tal cual como estaba su bello jardín, esos si tenía que solicitar ayuda de las sirvientas y sus damas, pues no era muy bien visto que la reina estuviera con su rostro repleto de tierra, cuando había tanto hombre del concejo andando de aquí para alláSebastián sinceramente amaba más de lo que llego imaginar aquella escena, en la que su esposa estaba apoyada observando como una de sus damas plantaba algunas rosas y como Luna parecía querer darle un infarto, al ver aquel manejo tan malo que tenía la mujer para con las rosas, Luna consideraba que estas debían ser tratadas con amabilidad y amor, con ello el rey estaba más qu
—Disculpe majestad…—Una luna con una tímida sonrisa se adentró en el lugar con un leve sonrojo al ver el rostro de todos los hombres el cual unos mostraban alivio, mientras otros temor, no negaba que se encontraba algo incómoda, pero luego de que el rey Zacaris le indicara que podía pasar sin ningún problema la chica había optado por tocar antes de abrir, pudo observar como Sebastián bajaba la cabeza y luego de unos segundo se centraba directamente en su mirada, allí estaba ella, tan hermosa como siempre logrando tranquilizar aquellos impulsos de querer matar a todos a su paso, este se acercó a ella con tenue sonrisa y beso el torso de su mano e inmediatamente decidió hablar para que su esposa fuese preparando todo para su almuerzo —No interrumpes nada… pero no sabía que me buscabas…—la chica le dio una sonrisa llena de emoción, a la reina le agradaba grandemente que este mostrara sin ningún tipo de impedimento su afinación hacia ella, sin importar quien estuviera a su alrededor, aqu
Luego de lo que parecieron segundos de silencio la chica por fin había dicho lo que deseaba, lo cual había dejado a todos conmocionados, además de que no sabían cómo responder a tal petición. Sobre todo el rey estaba devastado, jamás llego a creer que ella dijese tales palabras y las dijese tan llenas de esperanza que el rey sentía que había hecho el peor error de su vida, se sentía la basura más horrible del mundo, por primera vez el rey sentía culpa por haber quitado una vida.—Me gustaría saber quiénes fueron mis padres… y dicen que no hay nadie mejor para aquella tarea que las manos del rey… por lo que te pido por favor que dejes a sir Derek buscar a mi familia y poder conocerlos en persona… ya quiero ver como es mi madre— y allí estaban aquellas esperanzas, al parecer los valeriam no le habían contado que había ocurrido con toda la familia de la reina, mientras que tanto en rubio e incluso el rey estaban completamente conmocionados, no sabían cómo reaccionar aquello, no sabían qu
Sebastián daba vueltas en toda la oficina intentando tranquilizar sus nervios, pero no lo lograba, ¿cómo podía estar tranquilo? ella deseaba saber que le había ocurrido a su padres, ella quería saber cuál era la razón del abandono de sus padres, como sería él tan cara dura de decirle, “cariño me temo que en ataque de ira y odio asesine a tus padres”, es más podría también decirle “no olvido como sostuve la cabeza de tu padre y saque el corazón de tu madre al ni siquiera ser convertida y haber sido permitida como humana, para lograr dar a luz a hijo a un mestizo” aquellas frase no podía salir de la cabeza del rey, quien parecía estar a punto de entrar a un laberinto sin salida, ninguna respuesta apta se le ocurría para aquello, ninguna salida más que la verdad y con ello el odio irrefutable de su amadaDetuvo su caminata y se acercó a la ventana, logrando verla tan feliz por estar en lo que tanto le gustaba, aquella chica era su perdición, sin duda lo era, una maldición y una bendición