Decir que el conde no estaba aterrorizado por la situación era poco para ello, jamás en su larga vida imagino que este hombre de ojos lilas fuera tan cruel de tomar a su hija y esposa como si fuesen un objeto de casería, aquello lo tenía totalmente aterrado, había escuchado un sinfín de historias del cruel y malvado vampiro que amaba torturar a sus enemigos hasta que ellos se quebraran, hasta que el este llegara al cansancio o aburrimiento de ver aquel que se había atrevió a desafiarlo o hacerlo enojar, lleno de tanto sufrimiento que ya no fuese divertido para el rey continuar con aquello, ahora justo en esos momentos, el rey se veía extasiado con el rostro de sorpresa del conde, sin contar el pánico y el miedo que trasmitían las mujeres al saber que nada bueno vendría—Por favor majestad, ellas no hicieron nada, por favor castígueme a mi…—Sebastián le dio una mirada cargada de gracias a aquel, claro que estas tenían que ver, ¿Qué caso lo consideraban idiota? El sabia a la perfección
—Vaya… que te gusta el drama…—una voz se escuchó en los claros de bosque, el cual estaba pintado un hermoso amanecer, mientras aquellos animales se despejaban hacia lo que parecía ser el bosque de ivernor, algo que no le importo en lo más mínimo al rey, ya que estaba seguro de que las brujas se encargarían de ellos, al ser tan amantes de las bestias salvajes y malditas—Tendré que implementar más seguridad, hay mucha basura…— el rey dijo aquello sin siquiera mirar al intruso, el rey hablo lleno de ironía, ya que este lo conocía mucho mejor de lo quisiese aceptar—Mi querido sobrino… ¿Sabes? No tuve la oportunidad de desearte la feliz primavera y por felicitarte por tu batalla, además de que me entere de que tengo una nueva sobrina, eso es fantástico…— El rey se tensó al escuchar aquello, debido a que él sabía muy bien quien era este y él no le creía en absoluto sus palabras, al ser un ser tan mañoso y falso—No hiciste falta, lárgate…—el hombre soltó una carcajada al escucharlo, no ha
La primavera había llegado mostrando todo su esplendor de manera casi mágica, algo que el rey daba gracias a aquella magnificencia, con ello sus planes se podrían hacer sin ningún problema, por lo que se levantó de su asiento y noto como había una reina maravillada desde la entrada de las puertas del castillo con su nuevo proyecto y aquel era dejar la entrada del lugar tal cual como estaba su bello jardín, esos si tenía que solicitar ayuda de las sirvientas y sus damas, pues no era muy bien visto que la reina estuviera con su rostro repleto de tierra, cuando había tanto hombre del concejo andando de aquí para alláSebastián sinceramente amaba más de lo que llego imaginar aquella escena, en la que su esposa estaba apoyada observando como una de sus damas plantaba algunas rosas y como Luna parecía querer darle un infarto, al ver aquel manejo tan malo que tenía la mujer para con las rosas, Luna consideraba que estas debían ser tratadas con amabilidad y amor, con ello el rey estaba más qu
—Disculpe majestad…—Una luna con una tímida sonrisa se adentró en el lugar con un leve sonrojo al ver el rostro de todos los hombres el cual unos mostraban alivio, mientras otros temor, no negaba que se encontraba algo incómoda, pero luego de que el rey Zacaris le indicara que podía pasar sin ningún problema la chica había optado por tocar antes de abrir, pudo observar como Sebastián bajaba la cabeza y luego de unos segundo se centraba directamente en su mirada, allí estaba ella, tan hermosa como siempre logrando tranquilizar aquellos impulsos de querer matar a todos a su paso, este se acercó a ella con tenue sonrisa y beso el torso de su mano e inmediatamente decidió hablar para que su esposa fuese preparando todo para su almuerzo —No interrumpes nada… pero no sabía que me buscabas…—la chica le dio una sonrisa llena de emoción, a la reina le agradaba grandemente que este mostrara sin ningún tipo de impedimento su afinación hacia ella, sin importar quien estuviera a su alrededor, aqu
Luego de lo que parecieron segundos de silencio la chica por fin había dicho lo que deseaba, lo cual había dejado a todos conmocionados, además de que no sabían cómo responder a tal petición. Sobre todo el rey estaba devastado, jamás llego a creer que ella dijese tales palabras y las dijese tan llenas de esperanza que el rey sentía que había hecho el peor error de su vida, se sentía la basura más horrible del mundo, por primera vez el rey sentía culpa por haber quitado una vida.—Me gustaría saber quiénes fueron mis padres… y dicen que no hay nadie mejor para aquella tarea que las manos del rey… por lo que te pido por favor que dejes a sir Derek buscar a mi familia y poder conocerlos en persona… ya quiero ver como es mi madre— y allí estaban aquellas esperanzas, al parecer los valeriam no le habían contado que había ocurrido con toda la familia de la reina, mientras que tanto en rubio e incluso el rey estaban completamente conmocionados, no sabían cómo reaccionar aquello, no sabían qu
Sebastián daba vueltas en toda la oficina intentando tranquilizar sus nervios, pero no lo lograba, ¿cómo podía estar tranquilo? ella deseaba saber que le había ocurrido a su padres, ella quería saber cuál era la razón del abandono de sus padres, como sería él tan cara dura de decirle, “cariño me temo que en ataque de ira y odio asesine a tus padres”, es más podría también decirle “no olvido como sostuve la cabeza de tu padre y saque el corazón de tu madre al ni siquiera ser convertida y haber sido permitida como humana, para lograr dar a luz a hijo a un mestizo” aquellas frase no podía salir de la cabeza del rey, quien parecía estar a punto de entrar a un laberinto sin salida, ninguna respuesta apta se le ocurría para aquello, ninguna salida más que la verdad y con ello el odio irrefutable de su amadaDetuvo su caminata y se acercó a la ventana, logrando verla tan feliz por estar en lo que tanto le gustaba, aquella chica era su perdición, sin duda lo era, una maldición y una bendición
Una y otra vez se escuchaban aquellas palabras de parte de aquel anciano, aquel anciano que aparentaba ser su abuelo, el cual se había escondido cuando la ira del rey Sebastián había iniciado, todo se repetía en su cabeza, mientras aquel hombre solo la observaba sin ninguna expresión, aquello no podía ser verdad, no, no podía ser verdad, él no podía hacer semejante barbaridad, ella temía por todo, ella estaba hecha un mar de nervios, la chica cayó desplomada en el suelo mientras sollozaba con dolor y cubría con sus manos su rostro para no ser escuchada por él, aquel era un ser oscuro, era un monstruo y como era que ella se había enamorado de él, como era que ella se había enamorado de aquel hombre que había asesinado a sus padre de aquella manera tan cruel.—Eres una desgracia para la familia sana, nosotros habíamos peleados por defenderte, por alejarte de él y tú simplemente te entregaste a aquel vampiro cruel en bandeja de plata…— Que palabras tan duras decía aquel hombre, ella no t
Ahí estaba el, sin moverse un solo milímetro, solo estaba allí rogando que aquello que había escuchado no fuese verdad, que en ella no pudiese abarcar tanto odio, que no lo odiase, Sebastián la amaba, la amaba con locura y ahora ella simplemente se negaba a querer tenerlo cerca, todo era tan terrible ante sus ojos, todo era tan caótico que se sentía complemente devastado, Sebastián jamás había estado en ninguna situación parecida, aunque su padre fuese alguien con carácter y personalidad burda, este jamás había mencionado aquella palabras llenas de odio, su madre lo había amado con locura y sus abuelos, ellos decían que no había ser más perfecto que él y ahora estaba la mujer que de la que él estaba locamente enamorado, observándolo con asco y a la vez llena de decepción, ¿cómo era que una persona tan dulce podía hacerle aquello? aunque se lo merecía, todo había sido un castigo por su propia mano y de ello no había la menor duda—Majestades…—La voz de Dramux, los saco a cada uno de