SANGRE, HIELO Y DOLOR

Las calle estaban cubiertas de una fina nieve, lo cual solo demostraba que el invierno había avanzado y que sería un invierno difícil, no solo para los humanos que se resguardaban bajo un techo, también lo seria para todos aquello chicos que vivían en la calle, entre ellos para luna, quien tenía un leve saco de lana, el cual habían robado de aquellos tendederos que solían ser descuidados por aquellas amas de casa, pero entonces la pelirroja noto como uno de aquello pequeños no tenía nada que lograra cubrirlo de aquella horripilante ventisca de invierno, no pudo evitar notar que este era el más pequeño y delgado del grupo, asi que sin más se retiró aquel pequeño abrigo y se lo ofreció al pequeño, quien lo acepto de manera inmediata, mostrando una brillante mirada de agradecimientos, bajo aquellos nostálgicos ojos oscuros

Los huérfanos del lugar estaban todos resguardados en el mismo lugar, todos habían decidido quedarse en un callejón a las afueras de la ciudad, donde habían encendido una fogata y se cubrían del invierno, allí se definiría quien sería el triunfante en la vida, pues no todos sobrevivirán, muchos morirían por el frio del invierno y otros sobrevivían apenas a alcanzando un poco estabilidad, para seguir luchando por su supervivencia en la primera, era la regla del más fuerte, la regla de la cadena alimenticia y de las calles, no solo en aquel lugar, lo eran en todo el reino, pues solo quien fuese suficientemente fuerte sobreviviría a los ataques de la naturaleza y de los seres con más poder que el otro.

—Luna ven aquí… quédate a mi lado nos cubriremos juntas…— Alice, era una pequeña rubia quien había sido abandonada desde que tenía solo cinco años, la chica había pasado por tanto que aun así seguía de pie y dando una sonrisa sincera, llenando de amor a su amiga y amigos toda una guerra ante los ojos de luna, quien siempre la observaba con admiración, al ver aquella humana tan valiente y amorosa, a la cual sin dudar le hubiese encantado llevarla con ella a una vida, una vida que sin duda para la pelirroja ella merecía

—Alice, ¿así son todos los inviernos…?—Luna estaba preocupada por todos, pues la verdad no esperaba que las cosas se dieran de una manera tan cruel para los chicos, a lo que Alice, hizo una mueca y dio una mirada de paso a cada uno de los chicos que se encontraban en el lugar.

—Este año hay más probabilidades de que sobrevivamos muchos más de que los años anteriores, el año pasado muchos murieron por que no logramos encontrar un lugar alejado para prender una fogata—la chica le dio una leve sonrisa, algo que hizo que el corazón de luna se estrujara de dolor, pues ella no sabía que era pasar un invierno en las calles de ahnaria hasta ahora, porque aunque no era tratada con amabilidad y era golpeada sin cesar cada que llegaba al castillo valeriam, ella tenía un lugar cálido en donde pasar las noche, aunque ahora se sentía más cálida en aquellas calle cubiertas de nieves, que en aquel lugar del cual la habían hecho sufrir sin fin.

—Miren que tenemos aquí… comida…—en los oscuros rincones del lugar, se pudo ver unos cinco pares de ojos azules, los cuales destellaban el hambre feroz de aquellos vampiros, logrado así paralizar a los pequeños, ahora completamente arrepentidos de haber logrado escabullirse a la salida de la ciudad, solo para obtener un poco de calor al prender una fogata, no había duda que sería su perdición, codiciar algo que no se les era permitido, ellos sabían que había una gran probabilidad de que fuesen atacados por los vampiros que pasaban hambrientos, pero entre saber y necesidad, hay una corta línea que puede llegar a ser cruzada por la mera existencia de un hambre feroz de vivir.

Algunos en cuanto pudieron salieron de manera inmediata corriendo, mientras otros lloraban del miedo de verse como cena de aquellos seres, pues era más que obvio que no les tendrían compasión, pero entonces escucharon los llantos y gritos de aquellos que habían intentado huir en busca de alejarse del mal, quienes habían sido los primeros en ser devorados, lo que indicaba que aquellos no eran solo cinco, habían aún más, era su fin, el fin de todos aquellos niños que estaban allí solo buscando un poco de vida y calor de aquel codicioso fuego que ahora solo era testigo de aquella matanza atroz Alice, tomo el brazo de luna, quien estaba aterrada, pero tampoco se dejaría intimidar de ellos, ella no dejaría que le ocurriese nada a su amiga, aquella que la había tratado como a una hermana y la había apoyado en cada locura que ella había propuesto en sus momentos de sus más extraños pensamientos, por lo que les dio una mirada retadora, tornando sus ojos rojos y demostrando que ella no era una humana normal y que no dejaría que la vencieran tan fácilmente, que daría lucha hasta su último aliento en el cual solo buscaba proteger a su única amiga.

— Luk… ¿es una mestiza? el rey de todos pagara una fortuna por llevarla ante él y sacarle el corazón… me darán una gran recompensa de eso no hay duda—Luna no podía negar que había un gran temor hacia aquel mencionado vampiro, pues era bien sabido que el rey solía comportarse un ser despiadado, quien casaba a los de su raza y no mostraba ningún tipo de piedad ante ellos, aquel rey era el temor de las profundas pesadillas de la chica

—No te tengo miedo asesino…—la chica se llenó de coraje y aún más viendo que muchos de los niños morían ante sus ojos, en lo que gritaban y pedían ayuda, mientras Alice, estaba detrás de ella, pero entonces en un movimiento brusco Alice ya no era protegida por ella, Alice, había sido atrapada por uno de ellos, pero justamente cuando estaba a punto de ayudarla, dos de ellos la sujetaron de los brazos impidiendo que se pudiese mover, mientras que aquel monstruo se reía en su cara al clavarle los colmillos en la yugular a su única amiga, como quien demuestra que no le importaba hacer lo que hacía, que se divertía en cada bocanada de vida que le arrancaba a la única persona que fue amable con ella, quien con cada jadeo de vida escapaba de sus ojos, mientras luna luchaba fielmente en lograr liberarse de su agarre, aquello era el fin de su amiga, moriría frente a sus ojos y ella no podía hacer nada para impedirlo, pero entonces uno de ellos dijo algo que le causó un gran escalofrió

—¿Alguna vez has probado la sangre de un mestizo? dicen que es una delicia…—Luna intento dar un poco más de batalla para lograr que la soltasen, no solo para ayudar a su amiga, también quería huir de ellos junto a su amiga, pero el miedo la invadía, el dolor que veía en su amiga la estaba desgarrando en lo más profundo de su ser, en lo que dio una gran grito al sentir como un par de colmillos se clavaban en su piel, desgarrando con profundidad su carne y logrando hacer que el temor la dejara completamente intacta, pero entonces aquel dolor se detuvo y el peso que cubría sus brazos se había evaporado

Y ahí fue el momento en el que logro verlo, logro ver aquellos ojos rojos que observaban a todos a su alrededor completamente enojado y aterrador, aquellos ojos rojos que ella había visto anteriormente en ella, ella tenía aquella mirada cuando estaba enojada, pero esta era distinta era negra, oscura, llena de sed de sangre y aniquilación a su paso, el miedo había invadido a la chica quien sentía que su cuerpo cedía poco a poco, pues aquellos seres habían muerto en sus manos, luna no podía creer lo que observaba con su vista algo nublada y es que observaba como este retiraba las cabezas de sus torsos y sus corazones de cada uno de ellos, como si fuesen juguetes en muy mal estado para niños, parecía disfrutar cada muerte y cada ser que pedía a gritos ayuda, ellos vivían los mimos que sufrieron aquellos niños, ahora solo se preguntaba ¿si su salvador sería bueno o malo? Pues hacer lo que él estaba haciendo no se categorizaba como ser una buena persona, pues el al fin y al cabo también estaba haciendo lo mismo que aquellos vampiros hicieron con sus amigos.

Luna temblaba en el aquel lugar, temía por ella y más al notar como este ser se acercaba a ella de manera casi depredadora, temblaba de miedo, ya había sentido su vida llegar a su fin bajo aquellos colmillos, se sentía débil no había podido alimentarse en días para nada bien, y ahora aquel asqueroso vampiro había robado tanta energía que se sentía que se desvanecía allí poco a poco, pudo observar frente a ella a aquel monstruo que la observaba de manera distinta, de una manera que ella no pudo descifrar, pero ya no podía hacer nada, pues su cuerpo se desvaneció por completo con el único temor de que quedaría a completa disposición de aquel ser que al parecer acabaría con ella al igual que con los otros vampiros que habían acabado con sus amigos, era su fin y ella lo sabía.

Sebastián observo a la chica en el suelo completamente sumida en la inconciencia, por lo que opto por hincarse frente a ella para lograr verla más de cerca, pero entonces pudo ver la mordeduras en el cuello, lo que lleno aún más de enojo al rey, hubiese tenido un poco más de paciencia y no los habría matado, los habría torturado un poco más ¿pues cómo se atrevían a tocarla? ella estaba completamente débil, sucia y llena de ampollas en sus pies, además de que su piel se veía seca y maltratada, su pareja llevaba ya varios meses desaparecida, se maldijo por no lograr encontrarla en ningún lugar, se maldijo por no haber llegado antes, por no haber sido lo suficientemente listo para llegar a tiempo con ella, él había estado de un pésimo humor en todos aquellos días en su búsqueda, al sentirse completamente inútil y no ser lo suficientemente astuto para haber logrado encontrarla, pero verla allí tan débil y llena de dolor le había causado un gran pinchazo en aquel frio y lúgubre corazón del azabache, acaricio la mejilla de la pequeña pelirroja la cual estaba completamente helada y sucia, en lo que percibió que ninguno de los corazones allí no tenía ningún movimiento, el único que latía era el de ella, al parecer aquellos vampiros habían acabado con todo aquellos niños.

—Su majestad… me alegra al fin logramos encontrarlo— Dramux observo a su alrededor y pudo notar los cuerpos de niños y de vampiros muertos, lo que causo un gran dolor ver tal imagen tan lamentable—por lo dioses y cielo, al parecer eran vampiros nómadas, esos malditos acaban con todo a su paso—Sebastián no comentó nada de ello, solo se quitó su saco y se lo coloco a la helada chica, para tomarla en sus brazos y llevándosela con él Intentando darle calor a su pequeña.

—Limpia todo esto… —aquel se fue sin más, por lo que dramux dio un gran suspiro y noto aquel desastre que había dejado el rey junto todos aquellos vampiros, para el castaño era un gran dolor ver aquellos niños muertos, pues eran inocentes y aunque hace muchos siglos los humanos eran considerados solo comida, para él nunca fue de aquella manera, le causaba gran dolor ver aquel campo de hielo lleno de pobres niños inocentes muertos por la codicia y hambre de los de su especie, en lo que al ver la muerte tan cruel que fue causada por su rey a los culpables, le llenaba de satisfacción pues cada uno se lo merecía, sin más en su cabeza se preparó para encargarse junto a los demás de todo aquel gran y trágico episodio que siempre lo acompañaría en su cabeza, junto a muchas imágenes que jamás lograría olvidar en su larga e inmortal vida.

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