Leonardo Riva no se imaginó el estrago que hicieron sus palabras en la humanidad de su hijo, Emiliano sentía que, para su registro personal, el hecho de que su esposa le pidiera el divorcio era catastrófico, además era la primera mujer que no había caído rendida a su atractivo.Él sabía muy bien cuál era la intención particular del médico de Londres y no era precisamente curar las quemaduras de Elizabeth.Por otro lado, estaba el beso, él recordaba el beso, ¿cómo era posible que ella no lo hiciera?, se sintió como años atrás cuando besó a la chica de ojos violeta siendo el primer y último beso que se dieron, ese no podía ser el único beso que obtuviera de Elizabeth, además se lo debía porque lo mordió y no le correspondió como es debido.Realmente tenía muchos pendientes por resolver, pero no apartaba de su mente lo dicho por su padre, clasificaron el trabajo, separando lo que podía hacer Elizabeth y él se ofreció a llevárselo a su oficina.Su padre lo observó salir con los papeles en
Al quedar solo, Emiliano activo las cámaras de la oficina de Elizabeth en su Tablet, ya que necesitaba la computadora y se había jurado estar atento a las visitas del pelirrojo porque cada vez que él apareciera se iba a quedar con las ganas ya que estaba muy dispuesto a sabotearlo, ni se le ocurriera pensar que tendría alguna oportunidad con su esposa.Vio a Elizabeth inmersa en los documentos que le había dado y eso lo calmó un poco, él también se dedicó a su parte y así pasaron las horas, ninguno de los dos hizo gestión alguna para almorzar, pero la nueva asistente de Emiliano sí le llamó la atención sobre la comida, entonces ordenó pedir para él y para Elizabeth, quien quedó gratamente sorprendida por el gesto de su esposo.Tampoco era que iba a desaprovechar esos momentos en los que Emiliano parecía ser una persona decente y considerada, se comió todo y le envió un mensaje de texto dándole las gracias.Él la había visto comer y notó cuando tomó su celular y escribió, al recibir el
Emiliano la observó dormir por un rato, tenía tres cosas en su mente que difícilmente olvidaría:-La blanca azucena de su esposa.-Su virginidad.-Le confesó que le gustaba, pero lo dejaría porque él no la respetaba.Le costó mucho conciliar el sueño, él ni por un momento habría llegado a pensar en establecerse con una sola mujer, siempre ha estado disfrutando de todos los placeres femeninos sin compromiso alguno, tal vez hubiera dejado unos cuantos corazones rotos en el camino, pero él nunca prometió nada.Obtenía gozo y lo brindaba también porque siempre se aseguraba de que su acompañante quedara satisfecha, tampoco era un desalmado, sus amantes siempre la pasaban bien y eso a veces era un problema, porque luego querían quedarse con él en una relación.Se casó por darle gusto a su padre, pensó que ella se conformaría con el título de esposa y una buena vida económicamente holgada donde cada quién viviría en lo suyo sin estorbarle al otro. ¿Por qué su padre tuvo que escoger a una muj
Emiliano salió de la casa de su padre y don Leonardo al ver que el auto de su hijo cruzaba el portón principal, buscó a Elizabeth, encontrándola con la nariz roja y sus ojos cristalizados. –¿Qué te hizo mi hijo ahora? –Me dijo que si me divorciaba iba a revertir todo lo de mi padre. –Él no puede hacer eso, no hay penalización establecida, lee bien el acuerdo para que tengas respuesta la próxima vez que intente amenazarte con algo así. –¿Por qué se comporta así? –Porque todas las mujeres que ha conocido le hicieron el camino fácil, aunque la mayoría solo busca obtener un beneficio económico de él, que por cierto es bastante dadivoso en ese sentido, afortunadamente produce dinero en cantidad, de lo contrario ya no tuviera nada que ofrecerles a sus amantes. –Bueno viéndolo así, incluso yo soy una más de esas que se acercaron a él por dinero. –Tú tenías una buena razón, además fui yo quien ofreció el trato
Cuando terminó la jornada del viernes Elizabeth salió apresuradamente de la oficina, ya que don Leonardo estaba esperándola para partir juntos hacia la casa de campo que quería visitar.El viaje fue ameno con una agradable conversación llena de anécdotas sobre la casa de campo ya que tenía muchos años en la familia y había comenzado siendo apenas una gran habitación en medio de muchos árboles.Apenas el automóvil frenó muchos recuerdos vinieron a la mente de Elizabeth. “Es la misma casa que visité a mis trece años, ¿será posible que Emiliano sea ese chico de antes?, sus ojos me han hecho dudar, pero aquel era un jovencito muy dulce y amable, no debe ser el mismo”. –Adelante Elizabeth, esta es la casa de campo, ¿qué te parece? –Es muy hermosa –dijo ella mientras miraba alrededor y buscaba el camino que comunicaba esa casa con la de los vecinos donde ella se hospedó en esa época. –Las habitaciones están arriba, por aquí es la cocina y en la parte de a
Emiliano recibió el anuncio de que tenía la visita de su padre y enseguida autorizó su entrada, se levantó y lo abrazó efusivamente, don Leonardo lo miró extrañado: –Sé que me quieres, pero hoy no es mi cumpleaños. –Me alegra verte, eso es todo, llamé a la casa el fin de semana y Aura me dijo que habías salido, después me ocupé y no volví a llamar, ¿dónde estabas? –Fui con Elizabeth a la casa de campo. –Me hubieras avisado, hace muchos años que no voy a esa casa. –Lo pensé, sin embargo, me dije que, siendo fin de semana seguro tendrías cosas mejores que hacer. –¿En serio?, no sería que Elizabeth te dijo que no me quería allí. –No se lo mencioné a ella.Estaban conversando animadamente cuando apareció Celeste de improviso. –Buenas tardes, me enteré de que tu padre estaba aquí y quise pasar a conocerlo, hace poco estaba hablando con Elizabeth sobre él. –Mucho gusto, pero me da muc
Llegó el día de la fiesta de despedida de Elizabeth, también sería su último día en la empresa, ya su escritorio estaba prácticamente vacío.En los días anteriores Emiliano veía a través de su Tablet como ella cada fin de jornada iba retirando sus efectos personales, dejando solo los implementos de trabajo, el vacío que él notaba en su oficina lo estaba sintiendo también en su propio ser.El lugar del evento era el hermoso salón del mejor hotel de la ciudad, ya que todos los empleados habían confirmado su asistencia, unos porque realmente apreciaban a Elizabeth quien había sido muy amable con ellos en todo momento, otros por simple curiosidad de que en tan poco tiempo ella se hubiese ganado el afecto de los directores de la empresa.Cuando la invitada de honor hizo su aparición del brazo del CFO Conti, todos quedaron maravillados, ella naturalmente era hermosa, pero su arreglo de esa noche deslumbró a los presentes, quienes la vieron avanzar hasta el centro del salón como una visión ú
Elizabeth se despertó sobresaltada y se encontró rodeada de unos brazos masculinos, enseguida todo vino a su mente, trató de salir del abrazo de Emiliano y solo escuchó que él entre sueños le dijo: –No me dejes Elizabeth, no quiero que te vayas.Ella aguardó unos minutos hasta que la respiración de él le indicó que se había quedado rendido nuevamente, salió de la cama y se vistió lo más rápido que pudo, la noche anterior había llegado allí con Conti, así que debía tomar un taxi y eso fue lo que hizo, aunque razonablemente le pidió al chofer que parara en una farmacia antes de llegar a su destino.Revisó el reloj y tenía tres horas para llegar al aeropuerto, se tomó dos pastillas del día después, “por las dudas” –se dijo–, ya tenía todo su equipaje listo, solo debía darle un gran abrazo a don Leonardo, agradecerle, una vez más, por todas sus atenciones y salir de Italia con la intención de no volver nunca más.Ya en el avión, sacó una pequeña libreta y escribió:Luego de 13