— Pronto se hará una fiesta oficial para el nombramiento, pero ya que están muchos aquí, haré un anuncio muy importante para mí.Stefano se paró delante de todos los invitados que no entendían nada, pero estaban bien inquietos— La mujer a mi lado, las que les causa tanta curiosidad, se llama Carlotta, Carlotta Vallucci, la actual Duquesa de mi mansión, mi esposa y dama del Grupo Vallucci.Dijo con voz firme, fría y poderosa, apretando la cintura de Carlotta que se había recompuesto y aunque con los ojos enrojecidos y echa un desastre, levantaba la cabeza con orgullo.— Averiguaré muy bien las confusiones que ha habido aquí, pero que sepan desde ahora, que todo aquel que la ofendió de cualquier manera, se las verá con el poder de la casa Vallucci ¡sin excepciones!Nadie dijo ni pío, pero todos se miraban sutilmente alegrándose de no haberse metido en este escándalo y otros, movían a todos lados los ojos en pánico.Sobre todo la Sra. Elena, que lo había seguido dejando de lado incluso
— ¡Te callas! – Stefano le fue arriba agarrando con fuerza sus mejillas magulladas.No sabía qué tanto conocía esta estúpida de sus negocios turbios, debió escuchar algo de su madre, porque esto de la mafia venía desde el Duque anterior, no era de ahora.— De verdad que eres una descerebrada, ¿acaso no te das cuenta de que en un escándalo, tú serías la más perjudicada? La hija de otro, la bastarda del ex-Duque.— Te atreves a decir una palabra, una sola cosa sale de tu cabeza hueca y estúpida y primero, te puedo asegurar que será tu palabra contra la mía y nadie te va a creer y segundo, me vas a conocer Valentina.Los ojos azules congelados la hicieron temblar en pánico.— No sé qué carajos pienses que sepas, pero créeme, que mi verdadero ser nunca lo has visto, sin embargo, lo harás. — Stefano…— Abre la boca de algo que no debes y te cortaré la lengua personalmente. Te vas de mi maldit4 casa y desaparece como la cucaracha que eres. ¿Entendiste?Valentina solo lo miraba con los ojos
— Carlotta… — Fabio se giró suspirando derrotado. En su vida nunca había hecho tantos papelazos como los que hacía por esta mujer. — Dime, ¿de verdad te crees que eres como un ninja o algo así? Porque ese enorme y sexy cuerpo es difícil de ocultar. Lo miró de arriba abajo y la verdad, es que Fabio llamaba la atención por todos lados. Se había quitado el saco y estaba con una camisa negra ajustada a sus tonificados músculos y el pantalón oscuro de tela pegado sexy a la parte inferior. — Bueno, pensé que quizás vestido de negro me camuflaba mejor, así como los ninjas – le dijo con sarcasmo, pero sus ojos vagaban algo erráticos, con vergüenza de mirarla. Carlotta dio un suspiro y se le acercó, subió sus manos y lo tomó de las mejillas, haciendo que la mirara. — Feliz cumpleaños querido guardaespaldas, la verdad es que sí, te quería patear bien feo en las bolas, pero digamos que estás tan bueno, que eso sería un sacrilegio para la humanidad. Carlotta le sonrió y Fabio se quedó perd
— ¿Para nosotros? - Fabio las miró con evidente emoción, al igual que Stefano.— Ssii, no es…— Como vuelvas a decir que no es mucho, te voy a morder la mejilla – Stefano le susurró al oído, que se coloreó de un hermoso tono rojo. — Son perfectas, como tú. Creo que si nos regalas alianzas, debes ponérnoslas querida Carlotta.Entonces lo hizo, con manos temblorosas, les mostró las iniciales en el interior de cada una «SCF» y un corazoncito.Todo muy cursi y nada que ver con las joyas de diseñadores famosos que normalmente usaban, pero el pecho de los gemelos latía con fuerza mientras la noria giraba lento y la mujer de sus vidas, les colocaba a cada uno una alianza.Esto se sentía como un compromiso en toda regla, nada de solo compañeros sexuales, sino compañeros de vida.Tomaron la alianza de ella y entre los dos se la pusieron en el dedo anular.— Carlotta Vallucci, yo, Stefano Vallucci, prometo amarte y cuidarte toda la vida, no importa lo que suceda, en mi corazón, tú siempre será
Stefano agarró los rizos por detrás de su cabeza y comenzó a menearse hacia arriba, mientras empujaba a Carlotta hacia abajo, para que lo tomara profundo en su garganta.Acelerado, respirando agitado, marcando su propio ritmo más rápido, penetrando excitado en la ardiente boca devoradora.Carlotta bajó su mano y la coló por dentro de su braga.Estaba derritiéndose, su clítoris palpitaba doloroso y su coño se contraía pidiendo atención.Sus cuerdas vocales vibraron en un gemido ahogado cuando dos de sus dedos penetraron su interior, masturbándose de rodillas, más caliente que un horno, buscando su propio placer.— Aahh Lotta joder qué rico… Mmmmm… Sshhh me vengo amor… Aah…Todo su cuerpo vibró de placer cuando sus testículos se descargaron profundo en la apretada garganta y la Duquesa tragó y tragó en su estómago.Por su comisura, rodaba un hilo blanco que se escurría de entre sus regordetes labios.Stefano cerró los ojos y gimió ronco, arqueando su espalda, casi despegado del asiento
Al otro día del cumpleaños amanecieron los tres amontonados en la diminuta cama del cuarto estudiantil de Carlotta.Era fin de semana y su compañera se había ido a la casa de sus padres fuera de la ciudad.El edificio de alojamiento estaba casi vacío.Carlotta abrió los ojos medio confundida, se sentía presionada por todos lados y su cuerpo agotado y adolorido.Obvio que continuaron con los regalos después de la feria y de algún lado salió la loca idea de colarse en su dormitorio.Estos hombres imposibles sobornaron al vigilante de la noche para meterse a hurtadillas en la universidad.— Ouch... Carlotta gimió con molestias cuando Fabio prácticamente se acostó encima de ella y se apoyó sobre su trasero.Ese sitio innombrable en particular, le dolía bastante y no sabía todavía cómo cedió a las peticiones de estos dos locos.Todo empezó cuando encontraron algunas cosas ocultas que compró en una sexsh0p por curiosidad, como lubricante y dilatadores.— Fabio, levántate – le gruñó.Él en
Stefano se quitó los lentes oscuros y miró intimidante al guardia de seguridad, el mismo que casi los pilla en calzones. — Creo que debe hacer mejor su trabajo y conocer a sus jefes.El celador los miró mejor de arriba abajo y al otro hombre enorme de guardaespaldas detrás de él.Parecían personas importantes, pero igual, ¿en qué momento entraron, que no los vio?— Pero ustedes, no están en el libro de visitas y es fin de semana…— Soy el Duque de Vallucci, no soy una visita en mi propia Universidad, lo dejaré pasar hoy, sin embargo, la próxima vez no perdonaré su descuido – Stefano respondió y siguió su camino.Al final el pobre hombre solo estaba haciendo su trabajo.El sobretodo negro puesto sobre sus hombros ondeaba con su paso impetuoso.De repente se detuvo, haciendo que el guardia se pusiera más rígido.— La estudiante Carlotta Rinaldi, en realidad se llama Carlotta Vallucci, es mi esposa y solo está aquí tomando experiencia, evaluando al personal, espero que la trate como se
— Ste…Stefano, no tienes que ser tan hostil, yo acabo de llegar…— ¡Dime qué escuchaste! ¡¿Quién te dio permiso para entrar a mi oficina?! – caminó como un león hacia ella y la tomó del brazo mirando a su rostro — ¡Escuchaste mi conversación! ¡¡Habla de una vez Valentina!!La zarandeó, pero la mujer solo comenzó a llorar, jurando y perjurando que no había escuchado nada, que acababa de llegar.Stefano se quedó por unos segundos mirando a sus ojos, buscando las mentiras en ellos.— ¿A qué has venido sin anunciarte? La soltó al fin arrojándola al sofá como quien suelta a una alimaña y pellizcándose el puente de la nariz.— Yo, cuando llegué no había nadie afuera, la puerta estaba medio abierta…— ¡La puerta no podía estar abierta porque la cerré personalmente, si viniste a hablar de lo mismo, con tus mentiras e intrigas, márchate de una maldit4 vez de mi oficina y de mi vida!— No, ¡espera Stefano!, te venía a decir que mamá está mal en estos días, vine… solo por ella, porque desea ve