Damien.Me senté en el auto aun con la adrenalina a millón y tuve que restregarme la cara para disipar mis pensamientos.Estaba ansioso. Quería desaparecer a todo el mundo para quedarme a solas con Irina, realmente nunca pensé de la necesidad que tendría por ella, y odiaba saber que debía esperar más.Llegué al sitio donde Alex me esperaba con su amigo Iván, y noté al entrar que estaba un poco tenso, se estaba bebiendo la copa de una sola vez, y llenó el vaso de nuevo.—¿Qué pasa? —me quedé delante de él, e Iván puso su teléfono en la oreja alejándose de nosotros.Y Alex volvió a beber de su vaso.—El hombre que iba a cenar con Irina… —Mi ceño se frunció.Eso no sucederá.—No importa la maldit@ cena… sé quién es él.—¿Qué?—Recuerdas aquel día del secuestro… había un hombre. Uno que estaba con Luzhin… recuerdo que dijo tener dos hijos, pero nunca me interesé por eso. Los saqué de Rusia… y les di dinero, aparte del que su padre les había dado por el trabajo.—¿Y qué tiene que ver esto c
Irina. Mi boca aún estaba húmeda y mi corazón latía en mi pecho por este beso, cuando mis ojos se posicionaron en mi hermana, que solo tenía un rostro pálido. —Irina… —ella susurró, y traté de decirle algo cuando ella preguntó—. ¿Qué es esto? —un beso… —Damien interrumpió con obstinación—. Y déjame agregar… con mucha pasión, deseo, y todo lo que puedas agregarle… Mis ojos se abrieron casi saliéndose de mis órbitas, mirando a Damien y negando. —Damien… —No… es bueno que Ana sepa que incluso estamos que explotamos por el otro… —mi hermana retrocedió un poco, y apreté mi mandíbula. —Desde cuando cambió todo para ustedes? —ella preguntó colocando una postura menos sugerente. —¿Es real tu pregunta? —Parecía que Damien estaba enojado—. Pero si quieres una respuesta, desde el segundo uno… Mi hermana me miró y me mantuve callada. —Nunca pensé… realmente. —Hermana… —Ana… —Damien volvió a insistir—. Siempre lo supiste, y está bien que cuides a Irina, pero ¿de mí? Me alejé una vez cua
Irina.Sentí un nudo en la garganta al escuchar sus palabras, y mi corazón latía con fuerza. A pesar de todo lo que había pasado entre nosotros, seguía siendo como siempre, y no había otro lugar donde pudiera sentirme de esta forma…Sus brazos me envolvieron entera y mis ojos se cerraron cuando su olor me invadió. Metí mi cabeza en su cuello y luego sentí cómo su boca dejó un beso en mi coronilla.—Quiero quedarme esta noche… —el relámpago que se extendió en mi cuerpo, no fue normal, me separé un poco y lo miré.—¿Quedarte?—Quiero dormir contigo…—Damien… yo…—Sé… —mi boca se abrió un poco cuando él rastrilló su dedo pulgar en mis labios.—Quiero decirte algo… no solo tú, debes pedir disculpas…—¿A no? —él sonrió, y yo negué.—No… yo también cometí errores en el pasado —dije con la voz temblorosa—. Te dejé ir sin siquiera intentar luchar… Fui una cobarde.Él acarició suavemente mi mejilla con el pulgar.—No eres una cobarde, Irina. Eres la chica más valiente que conozco… mi chica… Pe
Irina.Después de ese momento intenso y apasionado, Damien y yo nos quedamos abrazados en la cama, recuperando el aliento y disfrutando de la cercanía el uno del otro. Las palabras que habíamos compartido antes de entregarnos a la pasión seguían resonando en mi mente.“Mía para siempre”—¿Estás bien? —preguntó Damien mientras acariciaba mi cabello.Asentí, incapaz de encontrar las palabras para expresar lo que sentía. No era solo deseo, había algo más profundo y significativo entre nosotros.—Nunca pensé que llegaría este momento… incluso un día juré odiarte… —confesé, mientras él me dio su sonrisa. Me acerqué y lo besé suavemente, transmitiéndole con ese gesto todo lo que sentía por él. Era amor, un amor que había estado latente durante años y que finalmente se había manifestado en este momento.—Puedes descargar tu odio, todas las veces que quieras, pero solo de esta manera… ¿De acuerdo? —me reí, pero a lo que me moví, sentí la incomodidad en mi zona íntima, y noté que había mancha
Irina.Desperté con un fuerte dolor de cabeza y una sensación de confusión. No sabía dónde estaba ni cómo había llegado allí. Traté de incorporarme, pero me sentí débil y desorientada. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que estaba en una habitación desconocida, con las cortinas cerradas y apenas una tenue luz que entraba por una rendija.Traté de recordar lo que había sucedido, pero mi mente estaba borrosa. La última imagen clara que tenía era la de la cena con Eliot Petrov, pero después de eso, todo era un completo vacío.Intenté llamar a alguien, pero mi voz salió débil y apenas un susurro. Entonces, noté que mis manos estaban atadas a la cama con vendas. El pánico comenzó a apoderarse de mí, y mi corazón e
Damien. —¿Y hasta ahora me lo dices? —No ha dado señales de nada… pero lo estoy siguiendo… sé que tiene algo… y es muy extraño… Me levanté un poco estresado, y luego tomé el teléfono para ver las notificaciones de Irina. “Después de las nueve” Miré mi reloj, eran las ocho treinta, cuando mi hermano tomó una llamada. —¿Qué? ¿Dame la dirección? ¡Pero por qué carajos se lo permitieron! Me levanté enseguida cuando él lo hizo, y su mirada fría hizo algo en mí, —¿Qué ocurre? Pero Alex dio una orden, y luego colgó. Di los pasos hacia él para volver a preguntar. —¿Qué pasa? —Irina asistió a una cena… ¿Por qué esta mujer no te lo dijo? Mis ojos se abrieron con impresión, saqué mi teléfono, y marqué al número de Irina, pero mi hermano negó. —No saben de su paradero después de la cena, Damien… —¿Qué? —Ana, no puede saberlo, no aún… Mi respiración se hizo pesada. —¡¡¡¿Estás diciéndome que la han secuestrado por lo que me has contado?!!! —Creo que ese hombre no sabe toda la versió
Damien. Los minutos parecían eternos mientras me dirigía hacia la mansión donde señalaba el rastreador. Mi corazón latía con fuerza, lleno de ansiedad y temor por Irina. El odio que sentía en este momento era incalculable, pero lo primero que necesitaba ahora, era llegar lo más rápido posible para liberarla. Necesitaba sacarla de este lugar. El equipo liderado por mi hermano Alexey y yo, rodeamos la mansión con sigilo. Cada movimiento era calculado, cada paso dado con precaución. Finalmente, llegamos a la entrada principal de la mansión. Los guardias allí permanecían alertas, y cuando nos bajamos en una distancia prudente, sentí cómo Alexey me haló el brazo. —Mantén la mente fría… necesito a Petrov en mis manos… —Y negué. —Es mío… Alexey me sacudió con fuerza. —Se trata de mí, maldi@ sea… —Mírame la cara, me importa un carajo… —Solo… —y él negó haciéndole señas a un montón de hombres que parecían sombras yendo por todo el lugar, junto a sus armas largas. Y fue evidente que el
Irina. El viaje en la camioneta con Damien fue silencioso. Mi mente estaba agitada por todo lo que había pasado, por las palabras de Yelena y por la violencia que presencié. Sentía el dolor en mi cuerpo, tanto físico como emocional, pero también tenía una sensación de alivio al estar con Damien en este momento. Aún me parecía mentira que estuviera a salvo, podía recordar el pánico que viví unos minutos antes cuando estaba a punto de ser asesinada de la mano de Eliot, y el pensamiento solo me hizo abrazar más a Damien. Llegamos a la casa nueva. Era una mansión al igual que lujosa, y hermosa, pero en ese momento, nada de eso importaba. Lo único que necesitaba era estar con Damien, lejos de todo el caos y el peligro. Entramos juntos a la casa, y él me llevó hasta una amplia sala, y encendió una chimenea frente a nosotros. Me ayudó a sentarme en el sofá y me miró preocupado. —¿Estás bien? —preguntó con suavidad. Asentí, pero las lágrimas comenzaron a caer nuevamente. Damien me abrazó