Anastasia. Las palabras de Alexey resonaron en mi mente, y sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Nunca había visto esa expresión en su rostro, y me di cuenta de que había despertado algo oscuro dentro de él… o nunca lo vi antes. Mi corazón se aceleró mientras trataba de asimilar lo que acababa de ocurrir.Había dicho sin ningún remordimiento que iba a matar a mi padre, y no titiló ni un minuto en su acomedido.—¿Qué has dicho? —pregunté en susurro, tratando de contener mi miedo—. Fue un momento de ira, últimamente, hemos tenido discusión tras discusión y…Tuve que detenerme cuando él me miró fijamente, en sus ojos llenos de furia y determinación, pude ver cómo luchaba por controlarse, pero su instinto protector estaba en pleno auge.Aunque ahora solo pensaba que no era solo su instinto protector, sino… asesino…Mi boca tembló en demasía y di dos pasas hacia atrás.—Mírame… yo he cambiado a sus ojos. Papá solo tiene miedo…—Eso no es excusa para levantarte la mano.—Soy su hija, A
Anastasia. —¿Tan pronto? —habíamos salido a almorzar, y así como yo tenía hombres detrás de mí, Sibel también era acompañada por algunos, y el hecho nos causó un poco de risa cuando entramos al restaurante.—No queremos hacer algo escandaloso… pero si una boda… solo estará la persona que nos casa, Sora que es la sombra de Iván… su gente de seguridad… Alexey que es el padrino… —sonreí—. Y tú…Parpadeé varias veces.—Será en una semana… —bajé mis hombros cuando nuestros platos llegaron y tomé los tenedores.—Por supuesto que iré… no me lo perdería…—Será en un yate, justo a la vista del puente Loney Planet, cerca de la famosa plaza roja.—Suena romántico…—Suena erótico… —ella corrigió y mis mejillas se pusieron rojas mientras Sibel me sonrió—. ¿Qué? ¡Eres la mujer de Alexey Kozlov, por amor a Dios! Estoy segura de que… te ha corrompido de alguna manera… —ella comió con una sonrisa en su boca y por un momento quise ser desinhibida como ella.—Quiero preguntarte una cosa…Sibel me miró
Anastasia. Me miré en el espejo y tomé el aliento.Había comprado un vestido color vino, que era bastante conservador, y acepté solo un poco de polvo y rubor en mi rostro como para no parecer fuera de tono. Y eso porque Sibel me lo había pedido en un mensaje.Dejé mi cabello suelto y aunque estaba vestida a mi comodidad, no dejaba de extrañarme que me veía bastante diferente a la Ana de antes.—¿Estás lista? —me giré de golpe para verlo.Alexey se veía irreal. Aún me preguntaba qué me había visto para llamar su atención, e incluso cuando se vestía a si de traje, me hacía sentir muy pequeña a su lado.Sonreí un poco, y él tomó mi mano para girarme.—Hermosa… —así que negué.—No sé por qué lo dices…—Porque te veo… —torcí los ojos y él mordió mis labios, pero su teléfono sonando nos sacó del momento.Y se rio nada más respondió.—Cállate… estaré a tiempo… además, ¿Cuándo un cabrón como tú se casa? Nunca sucede…Miré mis manos un poco nerviosa por Sibel. Había querido ayudarla en este m
Anastasia. Me alejé corriendo del caos y los horrores que presencié, tratando de poner distancia entre mí y la brutalidad que había evidenciado y de los que ya era parte. Mis pies tropezaban y mi respiración era entrecortada, pero no me detuve hasta que me encontré en un callejón oscuro y apartado. Allí, me dejé caer al suelo, abrazando mis rodillas y tratando de encontrar algo de paz en medio de la confusión y el miedo. Las imágenes de lo ocurrido seguían atormentándome, y mi mente luchaba por asimilar la brutalidad y sobre todo la naturalidad de sus manos… quitando la vida. —Dios… no… —una sombra se acercó a mí lentamente. Era Alexey, con su rostro marcado por la violencia, pero con una mirada llena de preocupación. —Ana… —negué arrastrándome para atrás. —No… por favor… Sus manos me alzaron de una estocada y luego me pegó a la pared acariciando mi rostro, mientras el olor a sangre se metía en mis fosas. —Mírame… —él me obligó a abrir los ojos—. Esto es lo que soy… un asesino…
Anastasia. El corazón me latía desbocado mientras observaba la escena frente a mí. Mi madre, con una mirada preocupada en su rostro, y mi padre sosteniendo unos periódicos en sus manos, ambos parecían sumidos en una conversación seria. Pero lo que más llamó mi atención fue Dimitri, parado frente a ellos con una expresión desesperada.La tensión en el ambiente era palpable.—¿Qué ocurre? —me atreví a preguntar a pesar del miedo, y en ese momento, la mirada de mi padre se fijó en mí.Podía ver cierta furia, decepción, incluso impotencia.Él se levantó, y junto a él, mi madre, como si intentara retenerlo de alguna cosa, y lo que pasó a continuación, es que los periódicos fueron lanzados en mi cara.“Una nueva CEO que legalizará las empresas Kozlov… esto alejará la ley del famoso «EMPRESARIO», y lo mantendrá lejos de los federales”.Mis dedos temblaron cuando comencé a leer. Pero en resumen hablaban de la nueva empresa como un mega edificio, el nombre con el que fue bautizado y para nadi
Anastasia. Me sentí perdida mientras el auto avanzaba y recordaba las palabras de mi padre como si me castigaran una y otra vez. No solo él, la mirada decepcionada de mamá me tenía rota el alma, y por más de que intentaba reponerme, no podía evitar sentirme la peor persona de este mundo.Era una mujer llena de inseguridades, había sido criada con muchas normas que habían puesto límites a mis pensamientos, estaba colmada de restricciones mentales, y aunque había pasado muchos obstáculos físicos, como entregarme a Alexey por amor, aún tenía mi mente atada a legalidades morales que me impedía desarrollarme por completo.Me bajé del auto abrazando mi cuerpo, y luego hundí los botones del ascensor.Me preguntaba si realmente todo esto valía la pena, y había algo en mí que me decía que mi alma estaba perdida.Abrí la puerta entrando a la suite, y solo escuché una conversación muy acalorada.Alexey estaba en el teléfono, y su aspecto de cierta forma me hizo detenerme en el camino, en medio
Anastasia. El dolor en mi pecho era insoportable. Alexey se había ido, me dejó sola, herida y perdida en un mar de inseguridades, y no pude evitar sentir que todo se desmoronaba a mi alrededor.Sus palabras resonaban en mi mente una y otra vez, como cuchillos afilados cortando mi alma. Me sentía perdida y sin rumbo, sin saber qué hacer o cómo enmendar mis errores.Me dejé caer en el sofá, abrazando mis rodillas mientras sollozaba. Mi corazón se sentía destrozado, y el peso de mis decisiones pasadas caía sobre mí con una fuerza abrumadora. Me había enamorado de un hombre que, según sus propias palabras, era un asesino, y a pesar de que había visto lo que vi, yo ya no veía eso en él.Aun con el miedo, aun con el pánico y todo lo que mi cuerpo rechazó al ver sus actos, solo podía ver al hombre del que me había enamorado, y que me había mirado con otros ojos a diferencia de los demás.Y ahora lo había perdido por mis propias inseguridades y miedos.Papá también seguía en mi mente, record
Anastasia. —Esto nos servirá mientras de verdad encontramos algo permanente… Miré hacia afuera corriendo un poco las ventanas, y asentí hacia Sibel para estar de acuerdo con ella. Solo trajimos una maleta, tampoco es que tuviera mucha ropa, y la mayoría de las cosas en la suite, las había comprado Alexey para mí. Y no necesitaba de ello. Por el rostro de Sibel, y lo que me dijo sobre “los costales anchos de mi ropa”, entendí que después, un poco de confianza, pediría de ayuda para renovar mi armario, aunque lo único que quería ahora, era colocarme un pijama y dormir por mucho tiempo. —Mañana podemos ver algunos apartamentos… —ella comentó mientras divagaba en mi cabeza. —No quiero algo costoso… —y ella negó. —No… de hecho, que sea cómodo y funcional… además, buscaremos algo en los primeros pisos, por si Irina quiere visitarte de vez en cuando… —su mención solo me terminó de arruinar el día y ella soltó el aire para venir a sentarse en el sofá a mi lado. Pagamos una semana de e