Anastasia. No pude apartar la vista de Sasha mientras se alejaba, su presencia había despertado algo en mí, una sensación de intriga y al mismo tiempo, de temor. No entendía cómo podía estar ella aquí, en esta inauguración, como invitada especial. El corazón me latía con fuerza y mi mente intentaba procesar toda esta nueva información.Los últimos invitados llegaron por arte magia en lo que quedaba de tiempo, pero yo estaba demasiado intranquila, fría, y algo dispersa cuando escuché esa voz.—A tiempo, mi amor… —alcé el rostro para observar a Alexey en un traje impecable, y demasiado hermoso para ser verdad.El corazón me martillaba de forma condenatoria, y forcé una sonrisa para él. Sin embargo, sabía que era imposible que no se diera cuenta de mi descontento.—Bienvenido… —su ceño se frunció un poco, pero ya se estaba anunciando la iniciación, y solo lo invité a que pasara para irme de corrida.Hice todo mi esfuerzo por no observar como se daba cuenta de que Sasha estaba aquí, de h
Alexey Kozlov. —¿Quieres a mi hermana? —parpadeé lentamente mirando en la dirección de Irina, que había recorrido toda la oficina y sin más se había detenido frente a mí para preguntar.—Claro… —respondí de forma vaga—. ¿Por qué lo preguntas?Irina se acercó alzando los hombros y sonreí.—¿Te puedo decir un secreto? —ella susurró y me puse alerta.—Por supuesto… puedes decirme cualquier cosa, y nunca diré nada…Irina miró a su espalda, y luego se giró hacia mí.—Papá dice que ella va a casarse con Dimitri en el futuro… que solo es cuestión de tiempo, mamá le dijo que no la presionara, y que prontamente tendrá que renunciar a este trabajo… —mis dientes se apretaron, entre tanto el aire se comprimió en mi garganta.Primero moría el padre, por muy trágico que sonara. Aunque a mí solo me facilitaba las cosas.—¿Cuándo? ¿Cuándo los escuchaste? —intenté parecer sereno.—En cada comida hablan del tema… yo quería decirles que ya tiene un novio exitoso como ella… pero se lo prometí a mi herma
Alexey Kozlov. —¿Tienes poco apetito? —Anastasia me miró tratando de ocultarse, y juro que, si no estuviera Irina presente, le estuviera haciendo el amor con ella pegada a este vidrio. Más por esconderse de mí. Odiaba que me ocultara cosas, pero a la larga sabría qué le había dicho Sasha. —Creo que comí unas cosas abajo… ya sabes. —No sé… te quedaste bastante tiempo mientras estaba aquí con Irina… —Esto está delicioso… —miré a Irina que enrollaba el queso derretido y le piqué el ojo y si Anastasia jugaba a ocultarme cosas por miedo, entonces también haría cosas a mi estilo. Estaba por meterme un bocado a la boca cuando mi teléfono resonó, el contacto de Iván de aquí de Rusia apareció en la pantalla e imaginé que ya estaba aquí. Pero ahora mismo no podía atenderlo, así que silencié el sonido. —Te espero esta noche… —Ana me miró—. Será una larga noche… —sonreí para ella y su boca se curvó un poco cuando asintió. —Vendré pronto… Y las cosas sucedieron rápido. Estábamos en la ca
Anastasia. —Fue lo mejor de mi vida… espero que mi hermana siga llevándome siempre a todos estos lugares… —sonreí mirando a Irina, y luego alcé mis ojos para ver la mirada de mi madre sobre mí.—Gracias… —negué varias veces—. Ya está casi lista la cena, ¿por qué no te quedas? —Ma… de verdad en esta ocasión voy apurada. No les había dicho, pero me pasaron a otro edificio… —Irina me observó agrandando sus ojos y yo reprimí el gesto—. Es una coincidencia, una de las hijas del dueño, se llama como nuestra hermana… el edificio se llama…—Irinius… —mi chica completó por mí, y papá arrugó el ceño.—Vaya… ¿Eres la economista allí? —pasé un trago.—Soy… la gerente general… —ambos abrieron los ojos exorbitados y hubo un silencio bastante largo.—¡Dios…! —mamá puso la mano en su boca.—Ana… ¿Cuánto tiempo es que ha pasado? ¿Tres meses?Asentí.—Sí pá… —alcé los hombros—. Parece que ellos han visto las capacidades en mí y confiaron… —algo que me hacía respirar, es que papá y mamá muy rara vez v
Anastasia. Las palabras de Alexey resonaron en mi mente, y sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Nunca había visto esa expresión en su rostro, y me di cuenta de que había despertado algo oscuro dentro de él… o nunca lo vi antes. Mi corazón se aceleró mientras trataba de asimilar lo que acababa de ocurrir.Había dicho sin ningún remordimiento que iba a matar a mi padre, y no titiló ni un minuto en su acomedido.—¿Qué has dicho? —pregunté en susurro, tratando de contener mi miedo—. Fue un momento de ira, últimamente, hemos tenido discusión tras discusión y…Tuve que detenerme cuando él me miró fijamente, en sus ojos llenos de furia y determinación, pude ver cómo luchaba por controlarse, pero su instinto protector estaba en pleno auge.Aunque ahora solo pensaba que no era solo su instinto protector, sino… asesino…Mi boca tembló en demasía y di dos pasas hacia atrás.—Mírame… yo he cambiado a sus ojos. Papá solo tiene miedo…—Eso no es excusa para levantarte la mano.—Soy su hija, A
Anastasia. —¿Tan pronto? —habíamos salido a almorzar, y así como yo tenía hombres detrás de mí, Sibel también era acompañada por algunos, y el hecho nos causó un poco de risa cuando entramos al restaurante.—No queremos hacer algo escandaloso… pero si una boda… solo estará la persona que nos casa, Sora que es la sombra de Iván… su gente de seguridad… Alexey que es el padrino… —sonreí—. Y tú…Parpadeé varias veces.—Será en una semana… —bajé mis hombros cuando nuestros platos llegaron y tomé los tenedores.—Por supuesto que iré… no me lo perdería…—Será en un yate, justo a la vista del puente Loney Planet, cerca de la famosa plaza roja.—Suena romántico…—Suena erótico… —ella corrigió y mis mejillas se pusieron rojas mientras Sibel me sonrió—. ¿Qué? ¡Eres la mujer de Alexey Kozlov, por amor a Dios! Estoy segura de que… te ha corrompido de alguna manera… —ella comió con una sonrisa en su boca y por un momento quise ser desinhibida como ella.—Quiero preguntarte una cosa…Sibel me miró
Anastasia. Me miré en el espejo y tomé el aliento.Había comprado un vestido color vino, que era bastante conservador, y acepté solo un poco de polvo y rubor en mi rostro como para no parecer fuera de tono. Y eso porque Sibel me lo había pedido en un mensaje.Dejé mi cabello suelto y aunque estaba vestida a mi comodidad, no dejaba de extrañarme que me veía bastante diferente a la Ana de antes.—¿Estás lista? —me giré de golpe para verlo.Alexey se veía irreal. Aún me preguntaba qué me había visto para llamar su atención, e incluso cuando se vestía a si de traje, me hacía sentir muy pequeña a su lado.Sonreí un poco, y él tomó mi mano para girarme.—Hermosa… —así que negué.—No sé por qué lo dices…—Porque te veo… —torcí los ojos y él mordió mis labios, pero su teléfono sonando nos sacó del momento.Y se rio nada más respondió.—Cállate… estaré a tiempo… además, ¿Cuándo un cabrón como tú se casa? Nunca sucede…Miré mis manos un poco nerviosa por Sibel. Había querido ayudarla en este m
Anastasia. Me alejé corriendo del caos y los horrores que presencié, tratando de poner distancia entre mí y la brutalidad que había evidenciado y de los que ya era parte. Mis pies tropezaban y mi respiración era entrecortada, pero no me detuve hasta que me encontré en un callejón oscuro y apartado. Allí, me dejé caer al suelo, abrazando mis rodillas y tratando de encontrar algo de paz en medio de la confusión y el miedo. Las imágenes de lo ocurrido seguían atormentándome, y mi mente luchaba por asimilar la brutalidad y sobre todo la naturalidad de sus manos… quitando la vida. —Dios… no… —una sombra se acercó a mí lentamente. Era Alexey, con su rostro marcado por la violencia, pero con una mirada llena de preocupación. —Ana… —negué arrastrándome para atrás. —No… por favor… Sus manos me alzaron de una estocada y luego me pegó a la pared acariciando mi rostro, mientras el olor a sangre se metía en mis fosas. —Mírame… —él me obligó a abrir los ojos—. Esto es lo que soy… un asesino…