—¿Es esta la dirección? —Preguntó Sara mientras Mila miraba su teléfono. —Sí… pero parece que no… —el timbre en su teléfono se cortó y Mikhail apareció en la pantalla—. Gracias a Dios… Ella contestó y miró el lugar a través de su vidrio del auto. —Hola… —Baby… las veo desde aquí… —¿Qué? ¿Nos ves? Pero si estamos en la dirección, esto está muerto… —Desde afuera… —¿Qué quieres decir con eso…? —Estoy ordenando que alguien haga que estaciones dentro, no te preocupes, sigue… Mila miró su teléfono y luego a Sara. —Parece que si es aquí… aunque… —de inmediato, un hombre salió de una puerta, y le indicó seguir hacia la esquina del lugar, y Mila se metió a un estacionamiento. Pero nada más pasó, ella notó que todo se iluminaba, y que los autos de allí, todos y cada uno de ellos, eran costosos y muy lujosos. Así que Sara sonrió. —Es como un sitio oculto… este hermano mío… Ambas bajaron del auto, y luego notaron que Mikhail entraba al estacionamiento con una sonrisa. Tanto Mila como
Mila sintió cómo los dedos de Mikhail entraron en su centro y ella se contorneó hacia atrás tomando su brazo que se pegó a su estómago.Mikhail llegó a su boca susurrándole alguna cosa, pero ella no pudo escucharlo. Todas sus células estaban concentradas en el escándalo que se estaba suscitando, ella prácticamente estaba haciendo el amor con Mikhail en un bar, en medio de las bajas luces, y sentada en una silla de cuerina.Pero si se preguntaba si ahora le importaba sobre las consecuencias de esto, podía decir que NO…Ella sintió cómo Mikhail tomó su nuca, y e hizo que lo mirara, y aunque no sabía si se estaba volviendo loca, pudo jurar que Mikhail gritó “Te amo” en medio del escándalo de la música, y luego, se hundió en ella, abriendo sus piernas.Mila abrió la boca, pero esto solo hizo que él succionara sus labios de forma ruda, y que sus embestidas incluso la golpearan con el sillón constantemente.Ella quiso ver hacia los lados; sin embargo, lo único que quería ahora era gritar co
—No deberías… —Mikhail le dijo de forma seria a Sara, y Mauro intervino.—La llevaré sana y salva, confía en mí… además, ustedes tienen otros asuntos, Sara se aburrirá… —Mikhail torció los ojos mientras Sara sonrió.—No eres mi niñero, y si no quieres que le diga a Iván que en este preciso instante ustedes dos serán un par de conejos en un sitio escondido, entonces déjame…Mauro apretó la boca y Mila se sonrojó.—Sara…—Mila, no te preocupes, esto no es para ti, cariño, él me entiende… —Mikhail miró a Mauro, eran las dos de la mañana y luego toqueteó su reloj.—A las cinco…Mauro le dio una palmada en el hombro, y le abrió la puerta de su auto lujoso a Sara.—Adelante, cara… —Sara sonrió metiéndose al auto, pero luego soltó el aire al ver que todo iba demasiado rápido, y sacudió su cabeza para despedirse por la ventana de Mila, que se despidió con la mano, mientras se abrazaba a Mikhail—. ¿Preparada?Y Sara le sonrió.—Siempre…Mientras Mila se iba con Mikhail a la suite, Sara miró la
El ambiente en el club se volvió tenso cuando las palabras de Mauro resonaron en el aire. Sara observó la escena con asombro, sorprendida por la intensidad de la reacción de Mauro y os demás hombres intercambiaron miradas incómodas antes de apartarse y dejar espacio para la pareja en el centro de la pista de baile.Incluso la misma Sara sabía que nada de lo que estaba pasando, estaba siendo bien visto por lo demás, sin embargo, Mauro era el jefe, y entendía que aquí era ley lo que decía, a pesar de las miradas reprobatorias por traerla a su territorio.—¿Estás bien? —preguntó Mauro, mirando a Sara con preocupación mientras la conducía a los sillones—. Te serviré…Ella asintió, sin dejar de sentir la adrenalina correr por sus venas. La actitud posesiva de Mauro la intrigaba y, al mismo tiempo, despertaba una extraña excitación en ella y no dudó en mirar a su alrededor.—¿Siempre actúas de manera tan posesiva? —preguntó Sara, desafiante, pero con una chispa de diversión en sus ojos.Mau
—¿Sara? Sara… —Sara abrió los ojos en su contra y vio a Mila vestida y maquillada, entonces su ceño se frunció.—¿Qué? ¿A dónde vas?—Pasearé con Mikhail… aquí en casa piensan que voy al trabajo, así que eso es lo que debes decir en cualquier caso…—¿Y qué se supone que haga en tu ausencia? —Y Mila sonrió.—Tal vez Mauro esté desocupado, es algo que no me has contado…Sara se tapó la cabeza con la colcha, y Mila sonrió dándole un beso a través de ella. Ella bajó la escalera, aprovechando que hoy sus padres habían salido a una comida, y corrió hacia afuera de la mansión, donde Mikhail la estaba esperando afuera, mientras Sora la miraba desde lejos.Mila salió de las rejas y se fue hasta la esquina y luego escuchó como la motocicleta rugió y se lanzó a los brazos de Mikhail, que no pudo siquiera bajarse cuando ella lo invadió en un beso.—¿Lista Baby?—Siempre… —Mila se puso detrás, apretando su cuerpo contra él, mientras él arrancó con fuerza, y poco a poco se retiraron de la ciudad.
Sara estaba llegando dos días después de la fiesta a un café a donde Mauro y ella desayunarían, y sonrió cuando lo vio esperándolo de pie en la mesa. —Cara… —Mauro… —Bella como siempre… Ambos se sentaron muy cerca en la mesa y pidieron el desayuno. —Mikhail salió esta mañana a Italia… Sara abrió los ojos. —¿Solo? —No te preocupes, está seguro… —No me dijo nada… ¿Cuánto tardará? —Dos días como mucho, se lo dirá a Mila cuando aterrice en Italia… —Sara asintió y probó su comida que ya estaba servida, pero inmediatamente Mauro recibió una llamada, y frunció el ceño al teléfono—. Lo siento, cara, dame un momento… —No hay problema… —Ciao… —Mauro frunció el ceño y se levantó de la mesa—. ¿Qué? ¿Cuándo? Sara dejó sus cubiertos, y pudo notar pro primera vez una cara de terror en Mauro mientras su piel se volvía pálida, y ella se levantó de golpe. —¿Qué pasa? —Envíame los enlaces ahora… intentaré contactar con Mikhail… —Mauro colgó la llamada, y rápidamente fue al chat del teléfon
Mila se miró las manos esposadas en un cuarto preferencial donde la había metido, y se limpió las lágrimas con el dorso de ambas manos cuando no pudo retener los sollozos.En su estado de conmoción, confusión y sobre todo de una rabia que la partía en miles de pedazos, ella alzó el rostro cuando un hombre entró.—Hay una nota que sacamos de su escritorio… —Mila frunció el ceño y negó.—¿Qué nota? —el policía la deslizó por la mesa, y Mila pudo leer de forma lenta.“Este es nuestro regalo para ti… besos” Bruno.Mila arrugó la nota y luego cerró los ojos con fuerza.—Tienen a la persona equivocada…—Lo veremos pronto… por ahora, pasará la noche en este lugar… —Mila abrió la boca con un nudo en la garganta y negó.—¿Ya puedo llamar a alguien?—Es su derecho…El policía salió y entró con teléfono inalámbrico en sus manos, y Mila marcó el número de Mikhail. No solo era para que supiera lo que estaba pasando, sino porque necesitaba expresarle que ella no sabía nada de esto, él no podía pens
La mansión de los Vasíliev estaba sumida en un silencio. Iván miró a su alrededor, como si estuviera evaluando cada rincón de su imperio. Luego, dirigió una mirada penetrante a Mila, cuyos ojos aún estaban hinchados por el llanto. La decepción en su rostro cortaba como un cuchillo afilado. —Iván… —Alex dijo muy bajo, y Mila miró a su padre—. Necesito hablar con Mila, a solas… Iván apretó la mandíbula, y se acercó mucho. —Yo tenía un trato con tu hijo… —Hablaré con Mila… —Que Alexey no tuviera gracia en su rostro, alertó a Iván, y aunque sabía que tenía cuentas que arreglar con Alex en privado, asintió. Todos entraron, Sibel tenía un rostro muy alterado, pero Iván le apretó los hombros. Mila miró directamente a Alexey cuando se quedaron a esas horas de la noche afuera, y abrió la boca, pero él alzó la palma. —No… —Por favor… yo soy la culpable… —Sé que no lo eres, y solo necesito que hagas una cosa. —Alex… Mikhail es… —Pero cuando Mila intentó decir algo, ellos fueron alumbra