Mila. No hubo un día en que pude parar, cuando sabía que Sara estaría todo el tiempo instándome a hacer cualquier cosa menos estar tranquila, y después de una semana de estar en Rusia, simplemente, la enfrenté.—Estoy agotada…—Debes estar feliz de estar conmigo…—No lo estoy, y te soy sincera. Además, no he podido trabajar ni en un solo informe, solo te he acompañado a gastar y gastar…—No seas así, Mila… te he comprado de todo… —solté el aire y negué.—Sabes que no es por eso…—¿Entonces? —Sara se enfurruñó en medio de la noche cruzándose de brazos.—Hay algo importante de lo que tengo que hablar con ustedes dos… —Sara arrugó el ceño y se sentó en la cama, tomando una de las bolsas de compras.—¿Dos quiere decir…?Mis ojos rodaron.—Tú y Sergei, por supuesto…—¿De qué se trata? —ella se interesó, mirándome detenidamente.—Bueno… quiero hacerles una propuesta… quiero decir, es sobre su empresa… —entonces Sara me batió su palma.—Qué aburrido, Mila… pensé que solo habías venido a div
Mila. —Mila… matarás a todos… —deslicé mis ojos en el espejo y pasé un trago duro. Y sí, había instado a Sara, a ella, que no necesitaba un pedazo de chispa cuando ya quería incendiar un bosque entero. Además, el rojo no era mi color favorito, pero ella había insistido mucho en este. Y ahora que me lo veía puesto, tenía mis dudas. El vestido era sujetado por dos tiras rojas diminutas, que iban crudas en el pecho a un solo hombro. La tela era de seda roja, estilo satinado, que se pegaba a mi cuerpo, hasta las caderas, y luego caía en las piernas con una abertura en medio de ellas. Era estrafalario y seductor, y yo no acostumbraba a vestirme de este modo. —Debe ser este… —Sara replicó. Las sandalias rojas de un tono más oscuro que el vestido eran preciosas, y tenía unas piedras que resaltaban. —Siento que es mucho… —Dijiste… “Ayúdame” y no hay vuelta atrás… iremos a que te cambien el color de las uñas… —No hace falta… —Si hace… —me giré hacia ella, y se sentó en el sofá—. Tamb
Mila. —Mila… matarás a todos… —deslicé mis ojos en el espejo y pasé un trago duro.Me giré de golpe mientras la agitación volvió un caos mi cuerpo.Su mirada me había fulminado, desestabilizado y torturado. Su magnetismo, el mismo que siempre había tenido y ese poder que siempre superó mi estabilidad, volvía a golpearme de nuevo.—¿Mila? ¿Qué ocurre? —Sergei tomó mi rostro con una caricia y negué.—Nada… yo… quisiera tomar algo, se me secó la garganta.Sergei frunció el ceño y asintió.—No quiero que bebas mucho, pero te traeré algo… espérame…Asentí colocando mis manos sudadas en la baranda del espacio, y pegué mi cuerpo a la columna.La música vibraba con la misma fuerza, pero esto no tenía aspecto de terminar cuando noté que era él el que venía subiendo a la zona privada del cumpleaños.No lo miré, pero me enderecé todo lo que pude, tratando de hacer caso omiso a su presencia, sin embargo, el grito de Sara solo me avisó que sí, él estaba a unos metros.—¡Hermano! —cuando giré para
—¿Mikhail te hizo algo? —Mila miró a Sergei que sostenía su brazo y negó.—No… yo… ¿Sabes? Ni me gustan estas cosas…—Lo sé… solo estás complaciendo a Sara… —Sergei podía sentir su mano en Mila, y la tuvo que quitar.Sabía perfectamente que Mila era ajena a todo lo que podía sentir por ella, y no decía que estaba enamorado, pero mentiría si negara que Mila le atraía de alguna forma.Todo había comenzado cuando sintió que de alguna forma debía protegerla, al igual que sus hermanos había compartido desde muy niño con Mila, así que el tiempo le había sumado a pensar que él era de alguna forma parte de ella, como ella lo era de él.—Podemos irnos si quieres… —Ofreció, y ella negó.—No me gustaría tener a Sara como enemiga, se enojaría mucho…—De acuerdo, aquí está tu bebida…Mila lo miró, y tomó la copa para tomársela de golpe.Tenía el cuerpo tensionado, y un frenesí dentro de su pecho que le amargaba la existencia. Ella deseaba no sentir toda esta revolución que la volvía loca cuando es
Mikhail se estiró un poco y luego miró a Carla en su cama, totalmente desnuda.Sus ojos se torcieron, y se sentó de golpe, cuando la cabeza le taladraba.Después de la fiesta de Sara hace dos días, había seguido con Carla a otras fiestas que había sido invitado, y le dolía el estómago de tanto licor que había ingerido.Se levantó al baño y se duchó, y luego se puso una ropa deportiva para ir a hacer ejercicios como parte de su rutina.Durante el trote vio una notificación del asistente que era su mano derecha en la empresa principal Kozlov, porque, aunque él no era un CEO, sino un mafioso, Era la cabeza principal de todas las empresas “legales” que poseía su familia.El mensaje decía: “Urgente”Pero lo pasó por el momento.Terminó su rutina y llegó a su suite principal, para notar que Carla aún dormía. Tomó otro baño cuando el celular no dejó de timbrar.Seguía siendo su asistente.—¿Qué pasa?—Señor, buenos días… —Garry parecía agitado—. ¿Usted puede venir a la empresa? Es urgente…—
—No tienes que ir… —Sergei tomó su brazo, y Mila lo miró un poco enfadada. Mikhail ya no estaba en la oficina de Sergei, pero ella incluso podía sentir su presencia. Incluso se preguntó por qué todo iba en contra en su poca relación. —Pensé que la empresa sabía de tu donación, Sergei, ¿o cómo creías que íbamos a trabajar en el proyecto? —Aún podemos hacerlo… —¿Sí? ¿Y cómo? Si la persona que toma las decisiones generales no estaba al tanto… —Mila… —ella negó soltándose. —Lo dejaremos así… mira… no pasa nada, encontraré otros donantes, Sergei, pero lo último que quiero, es enemistarte contra tu propio hermano ¿Por quién me tomas? Sergei frunció el ceño y negó. —Mi relación con Mikhail no tiene nada que ver contigo, tenemos asuntos personales, es todo… —Pues no quiero involucrarme en “sus asuntos personales” ¿sabes lo que pensará Sara si sabe de esto? Ella por supuesto estará del lado de Mikhail… —Mila… —ella negó todo el tiempo sintiéndose horrible, pero su teléfono, vibrando,
Mila se mantuvo en silencio mientras el apretón de manos con Mikhail sellaba su acuerdo. Aunque la oferta era tentadora, no podía evitar sentir una oleada de temor recorriendo su cuerpo. Sabía que trabajar con Mikhail implicaría adentrarse a mucho, sobre todo porque ella siempre le mostraba una debilidad evidente, así que tenía que ser impermeable de ahora en adelante.Además, ni siquiera sabría la reacción de su padre antes esto, ni la reacción de Sergei cuando fue desplazado en segundo lugar, ni nadie… definitivamente, les tomaría por sorpresa.Pero también era consciente de que necesitaba este apoyo para que su proyecto se convirtiera en realidad. Y por ahora, nada sería mejor que esto.Mikhail rompió el silencio y soltó su mano, dejando en el aire un aura de misterio.—Entonces, tenemos un trato… —ella asintió expectante—. Imagino que serás muy profesional, ¿no es así? Mila asintió con seriedad.—Estoy dispuesta a asumir cualquier reto. Sé que trabajar contigo no será fácil, pero
Atrapada en medio del caos, con el estruendo de los disparos y las luces parpadeantes que iluminaban la escena esporádicamente, Mila se aferró a la pared, mirando en todas las direcciones. No sabía a quién pertenecían esos disparos ni por qué estalló la balacera en el bar. Su mente giraba en círculos tratando de entender la situación y, al mismo tiempo, buscando a Sara.Aunque lo ultimó que vio de ella fue, cuando ese hombre literalmente la arrastró alguna parte, y ella esperaba que para protegerla.El pánico se apoderó de ella cuando no pudo encontrar a su amiga en medio de la confusión. Gritó el nombre de Sara una y otra vez, pero su voz se perdió en el tumulto. La multitud estaba en un frenesí, tratando de escapar y buscar refugio. Las mesas y sillas volcaban, las botellas se rompían y el humo de la pólvora llenaba el aire.Ella utilizó su móvil y envió la llamada varias veces a Sergei, pero ninguna de ellas fue respondida. Así que yendo a su chat envió su ubicación, y luego puso