Atrapada en medio del caos, con el estruendo de los disparos y las luces parpadeantes que iluminaban la escena esporádicamente, Mila se aferró a la pared, mirando en todas las direcciones. No sabía a quién pertenecían esos disparos ni por qué estalló la balacera en el bar. Su mente giraba en círculos tratando de entender la situación y, al mismo tiempo, buscando a Sara.Aunque lo ultimó que vio de ella fue, cuando ese hombre literalmente la arrastró alguna parte, y ella esperaba que para protegerla.El pánico se apoderó de ella cuando no pudo encontrar a su amiga en medio de la confusión. Gritó el nombre de Sara una y otra vez, pero su voz se perdió en el tumulto. La multitud estaba en un frenesí, tratando de escapar y buscar refugio. Las mesas y sillas volcaban, las botellas se rompían y el humo de la pólvora llenaba el aire.Ella utilizó su móvil y envió la llamada varias veces a Sergei, pero ninguna de ellas fue respondida. Así que yendo a su chat envió su ubicación, y luego puso
Entonces, la mirada seria y furiosa de Mikhail cambió drásticamente. Su boca se torció un poco y Mila supo que iba a golpear demasiado fuerte.—Pues… ¿Qué Crees Mila Vasíliev? Tuviste que recurrir a una persona como yo para poder solventar tus problemas…Mila abrió la boca.—¿Mis problemas?—Si… tus problemas, que son graves, déjame decirte… —ella arrugó el ceño.—No sé de lo que hablas… y deberíamos ir a un hospital, Mikhail, tu hombro no deja de sangrar.—Tienes problemas jodidos… —él siguió como si no la hubiese escuchado—. Que son preocupantes en serio… Tú… quieres ganar, ser la líder de tu organización, así tengas que venderte al mismo diablo…—Mikhail… no te permito…—Si me permites… —Él se acercó mucho más, incluso Mila podía sentir su aire caliente y se sofocó—. Me permites porque dependes de mí para esto, y no te importa… solo quieres ese jodido premio, solo quieres que el mundo sepa, que ayudas a los necesitados, y que no te ensucias las manos como tu padre… o el mío… o yo m
—¿Y no crees que no te contesta porque la jodes demasiado?—Es mi hija, y se supone que estaba en tu casa… ¿Cómo es posible que permitas que esté en medio de una balacera?—Lo investigaré, pero no me grites, no puedo colocarle una cadena en sus pies… Sergei ya viene en camino con ella…—¡Sergei es un imbécil! Espero que Mila tampoco quiera algo con él… —Y Alex esbozó una sonrisa.—¿No prefieres que su virtud quede en la familia?—¡Cállate maldit* hijo de put@! —Sibel colocó una mano en la espalda de Iván, y abrió mucho los ojos—. Este maldit* me desquicia la paciencia, es un desgraciado…—Calma…—Hazle caso a Sibel… —y entonces Ana le arrancó el teléfono a Alex.—Iván, siento mucho lo que pasó, ya sabemos que Mila está con Sergei, y vienen a la casa, yo me haré cargo, ¿de acuerdo?—No tienes que darle explicaciones… —Alex se sentó en el sillón e hizo un ademán, mientras Ana negó.—Lo siento de verdad…La llamada ya había finalizado, cuando Ana se cruzó de brazos.—Esto es culpa de Sar
—Eres su hermano, coño… —Alex… —Déjalo mamá… realmente quiero hablar con papá un rato. Mila entró en ese preciso momento, todas las miradas se tornaron para ella, y sintió que ella estaba en el momento equivocado. Mikhail frunció el ceño, y luego se preguntó que hacía ella aquí. —¿Quieres que me quede? —Sara llamó la atención de Mikhail y él negó. —No… ustedes tienen que irse, es tarde… —Vendré mañana, Mikhail… —Alex le dijo levantándose de la cama. —¿No hablaremos? —¿Y dejar que tu mamá se devuelva sola? —Mikhail sonrió. —Claro, ¿cómo no lo pensé…? No la dejas respirar… —Ana fue hasta la cabeza de Mikhail y lo abrazó. —Yo quisiera quedarme. —No hace falta mamá, hay una enfermera… —Y nunca dormirás en otra cama, él ya es un hombre… —Alexey concluyó, y luego le dio una palmada en el rostro a Mikhail para luego poner un beso en su cabeza—. Claro que hablaremos largo y tendido… cuídate… Sara también abrazó a su hermano, y luego Mikhail observó a Mila. —Que te mejores… —Dam
—Mila… —Ana dijo un poco compungida, porque ahora mismo estaba entendiendo que ella también lo decía, mientras Sara se estaba arrepintiendo de su señalamiento.—Creo que es mejor que busque un hotel… —ella estaba a punto de subir las escaleras cuando Alexey la detuvo.—No estoy diciendo que te vayas…—Me voy por sí sola, señor… no soy responsable de las acciones de nadie, y si no dije nada, es porque Sara es mi hermana, pero ya veo que ella… —Mila negó y Sara se puso de pie.—No es así, espera…—Quiero irme… ustedes necesitan su espacio de familia… —Ella subió las escaleras rápidamente, y se limpió una que otra lágrima mientras arreglaba su maleta.Quería pedirle a Sergei que la acercara a un lugar, pero tampoco quería hablar con él en el momento.Estaba echando sus cosas en la maleta, cuando Sara entró a su cuarto.—No quise decir lo que dije… —Mila se detuvo por un momento, pero siguió metiendo sus cosas—. Mila, escúchame… no quise decir lo que dije… solo… —Sara sollozó un poco—… po
Mikhail observó a Mila con detenimiento, disfrutando del leve rubor que coloreaba sus mejillas, pero era evidente que sus ojos no podían dejar de comérsela. Ella era… —¿Qué? ¿De qué…? Mikhail se acomodó en su silla, mirando a Mila con ojos penetrantes que dejaban claro que no se perdía ningún detalle y solo le mostró el asiento. Ella se sentó frente a él, tratando de mantener la compostura a pesar de la incomodidad que sentía. —Bueno, Mila, parece que tienes la capacidad de distraer incluso al empresario más centrado… ¿Es esta la nueva estrategia de trabajo en Kozlov Enterprises? —dijo Mikhail con tono sarcástico. Las mejillas de Mila estaban a punto de estallar, y negó todas las veces. —No sé de lo que hablas… —Y aprovechando que estaban sentados, Mikhail se acomodó su pantalón con una sonrisa en la boca. —Por supuesto, no sabes… La pelusa es un alma inocente. —No dije eso… —¿Ah, no? —Se supone que estoy aquí para ponernos en marcha con el proyecto, Mikhail… Mikhail tenían
Sergei suspiró profundamente antes de responder a las preguntas directas de Mila. Su expresión se volvió seria, y Mila podía percibir la tensión en el ambiente. Dejó escapar un suspiro largo y se levantó de su silla para caminar, caminó hacia la ventana, mirando hacia afuera como si buscara encontrar las palabras correctas. —Mila, no es tan simple como piensas. Nuestra relación con Mikhail es complicada, y últimamente, ha empeorado. No puedo simplemente decirte todo, pero sé que mereces algo de claridad de mi parte. Sergei se giró y luego ambos se miraron. Mila frunció el ceño, sin comprender del todo la gravedad de la situación. —Son asuntos personales no resueltos. Hubo un tiempo en los que éramos cercanos, como hermanos, pero sus decisiones, la mafia y… algunas diferencias complicando todo. —Recuerdo cuando éramos niños, mirabas a Mikhail como si fuese tu héroe… lo recuerdo por qué… —Era el héroe de todos, incluso el tuyo… —Mila apretó la boca y bajó la cabeza. —Éramos unos
Mikhail miró a Mila con una chispa traviesa en los ojos, como si estuviera disfrutando de su sorpresa. El rugido de una motocicleta resonó en el aire, y Mila se dio cuenta de que la apuesta de Mikhail iba más allá de las apariencias. —Esperando la respuesta… —preguntó Mikhail, con una sonrisa desafiante. Ella lo miró con incredulidad. La idea de subir a una motocicleta no solo desafiaba su sentido de la cordura, sino que también era una expresión de confianza que no estaba segura de estar lista para conceder. Y sabía perfectamente que Mikhail estaba yendo muy lejos. —No puedo creer que me estés retando a esto aun cuando vez mi ropa, y que vamos directo a trabajar… —Bien, entonces será por las malas… —Mikhail, no te atrevas… Mikhail no chistó cuando se agachó y la tomó por las piernas y la subió a sus hombros, mientras todas las cosas de Mila, cayeron al suelo. —¡Espera, no… mis cosas…! —Mikhail la sentó con cuidado en la moto grande, y luego la miró. —Será mejor que abras las