Irina. Solté el aliento, quizás el más cansino, pero el más feliz de mi vida cuando di un beso en la cabeza húmeda de mi bebé. La enfermera lo rodeó en una manta, pero su cuerpecito caliente y desnudo, estaba sobre mi pecho, mientras él, intentaba abrir los ojos. Me tuve que limpiar una lágrima, que, sin ser calculada, salió de mi ojo. Era lo más hermoso que había podido sentir y ver, mientras mi cuerpo, aún temblaba por el parto. —Lo hiciste de maravilla… —la boca de Damien besó mi frente, y le sonreí—. ¿Entonces? ¿Será Máximo? —Será Máximo… el grande… —ambos sonreímos, y luego Damien besó mi boca de forma sutil. Y sin preguntármelo siquiera, tomó al bebé en sus brazos y pegó su naricita junto a la de él. —Mi primogénito… —me estremecí cuando su mirada se clavó en él, y me embargó la emoción del momento. Prontamente, los toques en la puerta no se hicieron esperar, y apareció parte de la familia Kozlov. Me reí al ver el montón de globos azules que tenía Alex en su mano, los p
Anastasia. —Por fa… cuídate mucho, no soy yo la que está contenta con esta salida tuya… —Vamos, Má… son mis dieciocho… los tiempos han cambiado, y no quiero un pastel en la mesa. Asentí de forma seria, y tomé sus mejillas para besarlas. —Que la pases genial… te amo un montón. Mikhail salió de la mansión, mientras me asomé en los ventanales enormes, y estaba chocando su puño con Alex. Él le tomó de la nuca para darle un abrazo a media, y le dijo algo en el oído, golpeándole el hombro. Mi chico grande tomó su camioneta nueva y salió, batiendo su mano, mientras la puerta se abrió, para que el rostro de Alex apareciera ante mí. —¿Preocupada? —Mucho… —Es un hombre. —Es mi chico… —Alex torció los ojos y luego se sirvió un vaso de bebida. —No es tuyo… pronto también se casará y emigrará de aquí… y nos quedaremos solos, de nuevo… —Alex me sonrió sentándose en el sofá y negué. Pero de inmediato me fue hacia él y abracé su cuerpo. —Nunca imaginé esta vida… —¿Querías otra? —Imaginé
SINOPSIS:A pesar de ser la hija de uno de los capos más importantes del mundo, Mila Vasíliev difiere totalmente de las andanzas de su familia. Y aunque odia que normalmente la titulen “la hija de la mafia”, ella ha trabajado toda su vida por cambiar su destino.Siendo una trabajadora social, siente que es un remedio de compensación, y ella está en el punto más gratificante de su carrera, cuando su jefe le pide conseguir una importante donación, que su ONG necesita más que nunca…Lo dulce se mezcla con lo amargo, los ángeles con los demonios, y Mikhail Kozlov con la intocable hija de Vasíliev, al que incluso se le prohíbe que mire.Él, solo quiere jugar, y todo esto, hasta que descubre que su hermano Sergei está sacando una cifra cuantiosa de la fortuna familiar, para rescatar a la mansa ovejita…Tomando la decisión de actuar para que la presa se enamore del cazador, él desata una guerra divertida… y peligrosa al mismo tiempo…Así que Rusia, va a arder de nuevo…
—Es tu primer cumpleaños en la jungla… —mis ojos se torcieron y negué hacia Sara que estaba en la pantalla.—No es una jungla Sara, es África, y me vuelvo mañana…—¿A Rusia?—Obvio no, a Estados Unidos… haremos una campaña en nuestra ONG, y luego nos enviarán a diferentes lugares… creo que extrañaré este lugar… —Sara arrugó su boca.Ella era un snob, con mucho egocentrismo y la pisca de ironía que destacaban a los Kozlov, a excepción de mi querido amigo Sergei, que lo sacaba de todo ese saco.Sin embargo, Sara era como mi hermana, y vivir sin ella, era imposible.—Creo que dormiré…—No… no antes sin… ¡Cumpleaños, feliz! ¡Cumpleaños… a mi hermana querida de otros padres… cumpleaños… feliz!Sonreí a la pantalla mientras mis ojos se nublaron un poco.—Te amo, Sara…—Y yo te amo a ti pelusita… ven a Rusia pronto… te lo pido por favor…—Trataré…—¿Tratarás? Ayudas a gente que ni conoces… y ¿tu hermana?Solté el aire.—Haré lo posible.—Eso no me gusta…—Iré… ¿Ok? ¡Iré! —Sara pegó un grito
Mila. —Te felicito Mila… eso que hicieron allá en África, tiene sus méritos… realmente estás comprometida con la causa… —asentí lentamente hacia Marco, que era el jefe de toda nuestra organización. Marco Harris era el fundador de nuestra ONG, un hombre de cincuenta años al que admiraba muchísimo, y, sobre todo, respetaba. Algunas personas en la organización no veían muy bien que me reuniera con él al privado, pero solo Marco y yo sabíamos lo mucho que nos apreciábamos. También por eso existía muchas rivalidades tontas. —Fue un deleite, pero sobre todo una enseñanza para toda la vida… —Marco me sonrió y asintió. —Lo puedo imaginar, ya lo he vivido… ¿Cómo te preparas para la reunión? —alce mis hombros. —Tengo nervios, no sé cuál sea mi próximo destino… y tampoco lo que dirán mis padres a ello… —Bueno, hay una iniciativa esta vez, y les tengo una sorpresa… —sonreí asintiendo, pero prontamente su asistente le anunció que estaban esperándolo en la sala, y él se puso de pie—. Vamos…
Mila. —¿Estás segura de que no quieres que te acompañe? Sé que tu papá… —y negué cortando a mi madre.—No es necesario, realmente voy por dos cosas, por el cumpleaños de Sara, y porque quiero hacerles una propuesta de trabajo… no te preocupes.Mamá apretó mis mejillas y las besó todo el tiempo mientras sonreí.—Sabes que puedes contar conmigo… si necesitas dinero para la fundación, yo puedo y…Tomé sus manos rápidamente y las besé.—No esta vez… quiero buscar varios empresarios que donen que no sean mi familia… ¿Qué recompensa tendría? Todos en la fundación dicen que sobresalgo porque ya tengo el dinero, y no quiero autosabotearme… Sergei tiene una empresa consolidada con Sara, así que, ¿quién mejor que ellos para empezar?Sibel asintió con una mediana sonrisa, y luego miró a la puerta.—Ten cuidado, llámame cuando llegues…Y asentí.—Bien… ¿Estás lista? —papá se asomó a la puerta y mi ceño se frunció.Mamá me hizo los ojos y luego susurró.—Deja que te lleve…Y solté el aire para t
Mila. No hubo un día en que pude parar, cuando sabía que Sara estaría todo el tiempo instándome a hacer cualquier cosa menos estar tranquila, y después de una semana de estar en Rusia, simplemente, la enfrenté.—Estoy agotada…—Debes estar feliz de estar conmigo…—No lo estoy, y te soy sincera. Además, no he podido trabajar ni en un solo informe, solo te he acompañado a gastar y gastar…—No seas así, Mila… te he comprado de todo… —solté el aire y negué.—Sabes que no es por eso…—¿Entonces? —Sara se enfurruñó en medio de la noche cruzándose de brazos.—Hay algo importante de lo que tengo que hablar con ustedes dos… —Sara arrugó el ceño y se sentó en la cama, tomando una de las bolsas de compras.—¿Dos quiere decir…?Mis ojos rodaron.—Tú y Sergei, por supuesto…—¿De qué se trata? —ella se interesó, mirándome detenidamente.—Bueno… quiero hacerles una propuesta… quiero decir, es sobre su empresa… —entonces Sara me batió su palma.—Qué aburrido, Mila… pensé que solo habías venido a div
Mila. —Mila… matarás a todos… —deslicé mis ojos en el espejo y pasé un trago duro. Y sí, había instado a Sara, a ella, que no necesitaba un pedazo de chispa cuando ya quería incendiar un bosque entero. Además, el rojo no era mi color favorito, pero ella había insistido mucho en este. Y ahora que me lo veía puesto, tenía mis dudas. El vestido era sujetado por dos tiras rojas diminutas, que iban crudas en el pecho a un solo hombro. La tela era de seda roja, estilo satinado, que se pegaba a mi cuerpo, hasta las caderas, y luego caía en las piernas con una abertura en medio de ellas. Era estrafalario y seductor, y yo no acostumbraba a vestirme de este modo. —Debe ser este… —Sara replicó. Las sandalias rojas de un tono más oscuro que el vestido eran preciosas, y tenía unas piedras que resaltaban. —Siento que es mucho… —Dijiste… “Ayúdame” y no hay vuelta atrás… iremos a que te cambien el color de las uñas… —No hace falta… —Si hace… —me giré hacia ella, y se sentó en el sofá—. Tamb