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Edward.
Me encontraba en la biblioteca de mi departamento en Miami, con algunos de los hombres de Alek organizando un nuevo movimiento para nuestro queridísimo Arturo, cuando una noticia en la televisión me hizo dejar todo de lado y prestar atención a lo que decía el periodista.
“...Así es queridos amigos, estas fotografías nos llegaron hace uno momentos de una fuente muy confiable en donde podemos ver a la bellísima y no muy conocida Rebecca Griffin, asistente y prometida del millonario y nuevo presidente de la constructora FRANCO & D’ LUCCA CONSTRUCTORES, detenida y llevada esposada a la inspección del centro de Londres.
Pero recordemos un poquito. En días pasados se celebró en el lujosísimo hotel Mandarin Oriental Hyde Park una fiesta de gala dando la bienvenida al nuevo presidente de la constructora el guapísimo heredero Arturo Franco. En dicha fiesta su padre, el señor Maximiliano Franco, anunció ante todos e
2/2 —“Buenos días, señores pasajeros les habla el capitán, por favor, permanezcan sentados, y con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión haya parado completamente los motores y la señal luminosa de cinturones se apague...“— la voz del piloto hizo que saliera de mis pensamientos. Me acomodé en mi lugar y me abroché el cinturón. Revisé mi reloj y me di cuenta de que habían pasado ya 9 horas. En verdad no las sentí. Bajamos del avión y nos dirigimos hacia el auto que esperaba por nosotros para llevarnos a uno de los hoteles de Alek. Llegaría a descansar un poco y después haría las averiguaciones necesarias para saber que tanto había hablado Rebecca. —Toma asiento Luke. Cuéntame que sabes del caso de Rebecca Griffin— pregunté al hombre frente a mí. Luke es uno de los oficiales que trabajan para Alek. El hombre ha comprado varios oficiales y uno que otro con autoridad para cuando los necesite. Uno de e
Dos semanas después...Rebecca contemplaba el firmamento a través de la ventana de la habitación. Nunca imaginó encontrarse en la situación en que estaba. Enamorada pero también preocupada. Sentía miedo, un mal presentimiento se instaló en su corazón, la audiencia en la inspección de Policía había sido aplazada por petición de Patrick, pero ahora estaba encerrada en ese departamento, no podía salir pues la policía, la prensa y todos los medios estaban sobre ella. Arturo y el señor Maximiliano se encargaban de mantener todo en reserva, pero los medios eran insistentes.Una mañana después de que Arturo salió del departamento llegó el abogado Patrick y conversaron toda la tarde.—Rebecca buenas tardes— saludó el abogado.—Señor Patrick, adelante, pase. Siéntese por favor&md
Un enamorado Arturo no cabía de la felicidad al saber la noticia de su futuro heredero. Se sentó junto a ella en la cama tomando su mano y dando besos en sus nudillos, la miraba aún con incertidumbre de que eso que tanto había anhelado estuviera pasándole a él. Se tomó un momento para salir de la habitación y así hablar con su padre por teléfono, él más que nadie debía saber lo que estaba sucediendo. Su padre era el principal culpable de su felicidad.Rebecca y Martha reían de las ocurrencias de Bruno. Ese sujeto era una caja de ocurrencias. Sobre todo, si era para hacerle bromas a Arturo y ridiculizarlo de vez en cuando.Arturo regresó a la habitación después de comunicarse con su padre y se ubicó junto a su esposa. Dejó un beso en su coronilla y le sonrió junto con un guiño.—¿Esta todo bien?— pre
-Oh mi fierecilla, me tienes en una situación difícil, contigo no sé ni por dónde empezar- dijo acercándose a ella y besando sus labios con desenfreno, amasando sus nalgas, sus pechos, el ánsia le estaba pasando factura.Rebecca reía de sus palabras, nunca imaginó ver a su hombre en esa situación tan desesperante. Él le acariciaba todo su cuerpo, le lamía su cuello y también entre sus pechos, Rebecca notaba que su hombre estaba sufriendo por atenderla, así que sin pensarlo mucho Rebecca frenó la situación y se sentó junto a él.-Quieres ir a darte un baño, creo que eso te calmará un poco- dijo en un tono suave y con una tierna sonrisa.Arturo notó ese don especial que solo ella poseía para arreglar una situación. No quería entrar en comparaciones pero si el caso hubiese sido con otra ya lo hubieran manda
1/1La noche parecía interminable cuando de amar se trataba. El deseo, las ansias y el anhelo por poseerse cada vez más era incontrolable. Se sentía en sus cuerpos el cansancio, pero sus corazones eran insaciables. El olor a sexo inundaba la habitación, la cual fue testigo del descontrolado placer, cada rincón del lugar guardaría en secreto la entrega incontable de los amantes.El alba los recibió con devoción, mientras los rayos del sol los tocaba suave y delicadamente. Arturo y Rebecca yacían desnudos en el lecho, abrazados, empernados, unidos, como si sus cuerpos no quisiesen separarse, todo en ellos era mágico.El despertador sonó hasta el cansancio. Ninguno de los dos quería despertar de su sueño, no querían volver a la realidad. Sus ojos se abrieron y poco a poco salieron de su letargo. Se miraron uno a otro y se saludaron en un susurro.<
2/2En horas de la tarde Arturo se encontraba en su oficina atendiendo los asuntos de la constructora y problemas que suelen surgir, mientras en casa se encontraba una dulce Rebeca organizando para el día siguiente la visita al ginecobstetra, lo haría en compañía de Lucy, ya que Arturo tenía trabajo en la constructora, por lo tanto, también aprovecharían para ir de compras.Arturo se mantuvo ocupado en los asuntos de la oficina, mientras sacaba su móvil y llamaba a su padre para encargarle los mejores guardaespaldas para Rebecca. Debía dejar ese asunto finiquitado esa misma tarde ya que pronto su esposa empezaría con los controles médicos y no se podía permitir que a ella y a su hijo les pasara algo.Su padre tomo las recomendaciones de su hijo y se dispuso a llamar a uno de sus mejores hombres. John Keler, un impresionante hombre de unos 50 años aproximad
Dos días antes del accidente.—Señor, tenemos a hombres siguiéndolos. Todo se está desarrollando según sus indicaciones— dijo uno de los empleados de Edward.—Bien, asegúrense de que todo salga como lo planeamos— ordenó lo último mientras veía salir alguno desus hombres de la habitación de hotel que ocupaban en ese momento.—¿Crees que Arturo se dejará seducir? Me debe odiar, después de como terminaron las cosas entre nosotros no creo que quiera volver a verme— dijo Danna a su amante.—Me importa una mierda lo que él piense, sólo haz tu trabajo que para eso estás aquí— le respondió despectivamente.—Esta bien querido, pero quiero ser bien recompensada, sabes lo que me gusta— dijo la mujer tocando de forma coqueta el fornido torso de Edward.&md
—Cómo es eso posible, cómo pudieron burlar la seguridad de mi departamento y sobre todo las cámaras de vigilancia— dijo a los presentes tratando de encontrar una respuestas a sus preguntas. —Señor las cámaras fueron destruidas antes del hecho y la puerta no fue forzada— contestó John ante lo que su hijo Yuri y otros hombres habían descubierto. La cara de Arturo era un poema, no sabía si reírse de lo que sucedía o llorar de pena moral por no saber que hacer. Su amigo lo observaba intentando descifrar su mirada, pero Arturo era bueno ocultando sus pensamientos. —Amigo, piensa bien lo que vayas a hacer. Recuerda a Rebecca, no puedes dejar de lado a tu esposa tu mismo me lo dijiste— le reprendió Bruno, no quería que su amigo cometiera una locura o se sumiera en su miseria nuevamente. —Tienes razón. Gracias, hermano— respondió dándole un abrazo a su amigo. —No debes darlas, igual sé que también harías lo mismo si estuviera