Capítulo 26.

—Cómo es eso posible, cómo pudieron burlar la seguridad de mi departamento y sobre todo las cámaras de vigilancia— dijo a los presentes tratando de encontrar una respuestas a sus preguntas.

—Señor las cámaras fueron destruidas antes del hecho y la puerta no fue forzada— contestó John ante lo que su hijo Yuri y otros hombres habían descubierto.

La cara de Arturo era un poema, no sabía si reírse de lo que sucedía o llorar de pena moral por no saber que hacer.

Su amigo lo observaba intentando descifrar su mirada, pero Arturo era bueno ocultando sus pensamientos.

—Amigo, piensa bien lo que vayas a hacer. Recuerda a Rebecca, no puedes dejar de lado a tu esposa tu mismo me lo dijiste— le reprendió Bruno, no quería que su amigo cometiera una locura o se sumiera en su miseria nuevamente.

—Tienes razón. Gracias, hermano— respondió dándole un abrazo a su amigo.

No debes darlas, igual sé que también harías lo mismo si estuviera

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