Capítulo 22.

Un enamorado Arturo no cabía de la felicidad al saber la noticia de su futuro heredero. Se sentó junto a ella en la cama tomando su mano y dando besos en sus nudillos, la miraba aún con incertidumbre de que eso que tanto había anhelado estuviera pasándole a él. Se tomó un momento para salir de la habitación y así hablar con su padre por teléfono, él más que nadie debía saber lo que estaba sucediendo. Su padre era el principal culpable de su felicidad.

Rebecca y Martha reían de las ocurrencias de Bruno. Ese sujeto era una caja de ocurrencias. Sobre todo, si era para hacerle bromas a Arturo y ridiculizarlo de vez en cuando.

Arturo regresó a la habitación después de comunicarse con su padre y se ubicó junto a su esposa. Dejó un beso en su coronilla y le sonrió junto con un guiño.

—¿Esta todo bien?— pre

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