LA ADHALIA NEGRA NARRADOR Era muy temprano y él no amaneció a lado de ella como de costumbre. Colocó su bata de seda y bajó a buscarlo, seguro estaría en su oficina.Giro la perilla y entró. Santiago se encontraba escribiendo.—No sabes lo horrible que es no despertar a tu lado –, dijo ella para atraer así su atención.Sonrió y Asunción entendió que él quería que se acercara.—Hoy amaneciste más hermosa de lo normal –, le dice él al verla deslumbrar.— ¿Qué haces? –Preguntó curiosa.—Pues escribía algo, ah, pero no tiene importancia.—Bueno si no tiene importancia, ¿qué te parece que te haga algo de desayunar muy rico, tanto como te gusta?—Me parece perfecto –, la carga como hace tiempo ya no lo hacía. Ella disfruta de estar ahí con él. Llegó a pensar que el amor se estaba acabando.Sabía que las palabras de Bárbara no eran más que eso, palabras. Bárbara no sabía lo que decía.AMELIA Me vestí rápidamente pues no escuchar ruido a estas horas en la cocina me estaba preocupando. Salí
LA ADHALIA NEGRA NARRADOR Ella se sentía tan feliz de sus logros. Es una buena mujer y eso lo sabe. Su corazón le hace sentir esos triunfos como si fueran suyos, le alegra tanto saber que comienza a triunfar a pesar de que no conoce mucho de ella. Su mirada, su frialdad, su hermosura, todo la hace recordar mil cosas. Tal vez el destino, aparte de regalarle la vida le puso a alguien que sabe, no es mala persona.Son tan opuestas pero tan iguales a la vez.Alejandro y ella no se le hacen el mejor complemento. Algo había en ella, algo escondían las dos mujeres que cruzaron sus caminos.El trabajo estaba absorbiendo a Alejandro y eso de sus juegos con Tatiana lo estaban cansando pero en ese momento necesitaba de ella. Necesitaba sacar su estrés de la manera que lo hacía siempre. Tomándola, tomando su cuerpo.Tomó su teléfono y le marcó.– ¿Si? –Escuchó su coqueta voz–Tatiana me encantaría verte ahora y que tengas la cena romántica que preparaste algún día, ¿la recuerdas?–Recuerdo hast
LA ADHALIA NEGRA Mi mirada lo estaba poniendo nervioso se le notaba tanto que después de unos segundos pudo bajar la mirada. Rió para bajar la tensión de él.–Tranquilo ahora espero contar con tu ayuda para aprender a conducir. ¡Juro que no te dejaré entrar si no sé conducir!Vuelve a recuperar la sonrisa y me dice. –Está bien, juro ayudarte –, abre la puerta y se baja. Enseguida voy detrás de él.Saliendo del auto Santiago se acerca a mí. –Bueno yo ya me voy– ¿Ya tan rápido?–Sí, tengo cosas que hacer, quería platicar unas cosas con Alejandro y me dijo que viniera aquí pero viste que salió corriendo.Cuídate mucho, Verónica y prometo enseñarte a manejar –, bromea.–Te lo agradecería.Ríe –. Yo me encargo. Hasta después, Verónica –, da la vuelta y se va. Pensé que me abrazaría a modo de despedida.UNA SEMANA DESPUÉSMiles de llamadas entraban y salía de la gran en empresa Fashion donde la secretaria de Bárbara no se daba abasto.Bárbara Noriega, la mujer más frívola en el mundo de l
LA ADHALIA NEGRA AMELIA Y tal y como lo dije. Le salve la vida a Alejandro una vez más.Santiago insistió en verme, es justamente por eso que comienzo a odiarlo por mi parte.Asunción lo ama y lo espera cada noche con esa magnífica sonrisa que solo hace resplandecer más al verle.¿Qué ha hecho él? Buscar a la mujer que bailó para él esa noche, olvidando la promesa que le hizo a Asunción. Es obvio, tiene todo a sus pies.Alejandro y yo creamos el plan para mañana y por fin pude venir a descansar un poco después del día tan pesado que tuve. Llegué a la casa y para mi suerte ahí estaba Natalia cenando. Sonrió al mirarme y ver que por fin, después de varias noches, cenaré con ella.–Natalia –, llamo su atención.–Hola –, dice sin mirarme.– ¿Cómo has estado?–Muy bien –, dice desganada. Me siento a su lado sonriendo.–Vamos, Natalia, dime lo que sea.– ¡¿Por qué no me dejas en paz?! –Se levanta muy enojada de la silla. Yo me quedo atónita.–Natalia yo...– ¡Déjame en paz! ¡Ocúpate de tu
LA ADHALIA NEGRANARRADORTodo era indescriptible. Todo era nada y a la vez era todo. Juró no hacerle daño, juró que ella era su vida pero... ¿Qué estaba pasando ahí?Sentir sus labios siendo aprensados por los de ella lo era todo. Sus ojos lo enamoraron, se encantó tal solo de verle a los ojos y una vez más estaba siendo oculta detrás de un antifaz, pero ya no estaban solo sus preciosos y perfectos cafés claros ahora estaban esos labios que fue una de las primeras cosas que miró al entrar y verle ahí. Llamó su atención con ese color rojo, perfectamente delineados y pudo decir en ese momento, que eran hechos para su boca. Seguro estaban a la medida de los suyos.Simplemente no sabía cómo actuar solo supo corresponder, ella era tan segura de lo que ella propiamente inicio, estaba tan segura de lo que hacía que Santiago solo logró corresponder de la misma forma.Se separó de ella de manera rápida sin saber cómo verle a los ojos sin tener la necesidad de besarla.Se sentía un hombre llen
LA ADHALIA NEGRA AMELIA Llevo ya 15 minutos de retraso. Parece que nunca llegaré, Bárbara no para de llamarme, tanto que decidí ya no contestar.Por fin llegué a la gran empresa que seguro ya era como mi segundo hogar de un tiempo para acá. Las recepcionistas me saludaron, otro tanto me dieron miradas que hacen evidente la envidia. Subo el elevador para poder llegar con Bárbara. No sé qué quiera hoy pero tenía urgencias que viniera y... Aquí estoy tocando la puerta de cristal antes de girar la perilla ya que su secretaria no se encontraba.–Adelante –, la escuché decir.Abrí la puerta y me di cuenta que era una pequeña reunión donde sabemos claramente quien estaba, otra vez esa niña tonta. Su sonrisa decía que la noticia de hoy era muy buena. También se encontraba Facundo y... ¿Alejandro?–Pasa –, dice riendo Bárbara –. No tengas miedo.Camine y saludé a cada uno de ellos a Alejandro tuve que darle un saludo más cariñoso.– ¿Y bien? –Digo retomando mi posición, todos estaban de pie.
LA ADHALIA NEGRA NARRADORAl día siguiente ella estaba más que feliz, no vio a su marido en todo el día anterior. Tuvo algunos compromisos pero ya se moría por verle y que le diera su opinión acerca de lo que había echo anteriormente. Santiago quedó de llegar esa tarde así que se tomó el atrevimiento de comenzar con esto de una vez por todas... Entre más pronto mejor.Se dejó el cabello suelto y se puso su vestido largo favorito. Era blanco con bonitos adornos en las orillas, no dejaba nada que no debiera al exterior. Ella era sencilla, ella era hermosa... Ella era la envidia de las mujeres y no por su belleza aunque la tenía, si no por no valerse de su belleza para ser hermosa. Preparó algunos bocadillos y espero a que llegara la visita tan esperada. Era una niña impaciente cuando se trataba de lo que amaba o... O lo que desconocía.AMELIA Mi carro se estacionó en la gran mansión a la que me habían citado. Suspiré dejando salir todo el estrés que ya sentía sin haber entrado aún con
LA ADHALIA NEGRA NARRADOR Ya era un poco tarde y por fin Natalia acabó su trabajo. Decidió visitar a su jefe después de que en todo el día no lo había saludado. Lo estuvo evitando todo el día.Recogió los papeles que le entregaría y tocó la puerta de su oficina. Su voz la hizo pasar, nerviosa entró.—Buenas noches, señor, aquí están los papeles que necesita para mañana, solo hace falta su firma y todo estará listo. Si no necesita nada más me iré –, le extendió los papeles.—Gracias, Natalia pero aún no puedes irte –. Natalia abrió los ojos sorpresiva. ¿Acaso quería que doblara turno?—Señor, creo estoy en todo el derecho de irme porque mi trabajo ya concluyó –, dijo molesta.—Lo siento, Natalia son mis reglas –, se levanta de su asiento de piel acomodando su corbata haciéndolo ver más coqueto de lo normal.—Pues me parece muy injusto de su parte.—No te alteres, hermosa –, se acercó a ella tanto que podía ya oler su fragancia —, debo de admitir que sigues igual de