Sanem tomó el aire, sería débil reclamarle, no quería mostrarle sus sentimientos a nadie, y mucho menos sentirse derrotada frente a una desconocida.Esto solo era entre Kereem y ella, y no iba a rebajarse a su lugar de amante.Levantó la barbilla, se levantó y luego caminó hacia Janna.—Creo que trabajaré en unos asuntos. Estaba en el proyecto de la fundación cuando, ya sabes, perdí a mi bebé… —Janna pasó la mano por sus brazos frotándoselo.—Lo sé, si necesitas ayuda, ya sabes que estoy aquí… —Sanem asintió con una sonrisa, y Zahar podía escucharlas desde su distancia—. Gracias…—Prima Sanem… —Tanto Janna como Sanem se giraron, Zahar venía hacia ellas—. Dicen que hay una biblioteca aquí, donde también hay reliquias de los reinos pasados…Janna sonrió.—Es para morirse, está en el ala de los ministros, puedes pedir que alguien te acompañe.—¿No puedo ir sola? —Sanem apretó los dientes ante su pregunta, le molestaba que fuese tan importuna.—Es un ala donde hay muchos hombres, literalm
La biblioteca del palacio era un majestuoso laberinto de conocimiento antiguo, con estanterías de madera tallada y libros encuadernados en cuero que contenían historias de reinos pasados. Zahar caminaba con asombro por los pasillos, sus ojos exploraban no solo los libros sino las reliquias y toda la zona antigua que era muy impresionante. —Este lugar es increíble.—Sí, es un tesoro. Pero, sinceramente, creo que hay otras joyas que podrían destacar aún más en este lugar —dijo Emré con una sonrisa sugerente.—Nunca he visto tantos libros antiguos en un solo sitio —comentó Zahar, tratando de desviar la atención de las miradas insistentes de Emré.Ella sabía perfectamente las intenciones del primo de Kereem, pero no podía desviar su atención en ningún momento. Ni mucho menos, perder el tiempo con él.Solo estaba explorando el palacio para reconocer las zonas estratégicas; debía grabarse cada pasadizo, cada esquina, y todo el lugar en el menor tiempo posible.Lo que menos quería era una p
El sonido de pasos resonaba en los pasillos de la biblioteca mientras Kereem y Zahar intentaban recomponerse rápidamente. Los dos se separaron con gestos apresurados y Zahar intentó arreglar su ropa mientras Kereem se acomodaba la cremallera del pantalón.—Pasen por aquí, en el estante del fondo, tenemos una colección entera del mismo autor… —repetía la voz, esta vez más cercana. Kereem miró a Zahar con intensidad y se agachó para recoger los pedazos de la reliquia.—No hables… —murmuró Kereem y Zahar podía reconocer que su voz aún estaba cargada de éxtasis.Ella asintió intentando ocultar la turbación en su mirada. Se dirigieron hacia el estante mencionado, tratando de aparentar normalidad, y cuando pasaron el estante, se encontraron con el encargado de esta parte del palacio.—Emir… —hizo una reverencia y Kereem observó a un grupo de personas observándolos directamente—. No sabía que estaba aquí…Kereem se metió la pulsera en los pantalones.—Sigan en lo suyo… —Miró a Zahar para que
—¿No pasa por aquí cada vez que sale del palacio? —Bakir negó cuando su jefe, Aziz Olayan, preguntó en dirección de una maqueta.—No… A diferencia de Saad, este hombre es demasiado desconfiado. Siempre toma caminos diferentes, acaba de remover a todos los ministros de su asamblea, y aunque dejó al relacionista público, no podemos confiarnos del todo de Malih. Ya sabe, señor, él solo piensa que está ayudando a su Emir. Y confió como un pendejo.Aziz se sentó en su silla giratoria y le dio una calada a su puro. Se quedó en silencio mirando el panorama desde su ventana en un enorme rascacielos y sin mirar a Bakir, lo señaló.—Debemos conectarnos con Zahar en algún momento, quiero ver sus ojos, ellos me dirán cómo va la misión.—Malih se encargará de hacer un hueco en algún momento… —Bakir informó y Aziz asintió.—Aún nos falta unos meses como mínimo, que Zahar juegue el juego que le mostré, que este hombre haga lo que tenga que hacer, mientras mis relaciones deben aumentar, pero por sobr
Zahar se mantuvo firme ante la mirada intensa de Kereem. Aunque su presencia en la habitación de Sanem no estaba justificada, no demostró señales de culpabilidad. En lugar de eso, enfrentó la furia en los ojos del jeque con determinación, mientras él se levantaba y caminaba en largas zancadas hacia ella.—Repito… ¿Qué haces aquí?Zahar se quedó firme y miró a Sanem, pero esta le quitó la mirada, así que volvió a él.—La señora Sanem se veía enferma, comenzó a vomitar y…La mano de Kereem tomó su brazo cortándola y caminó con ella a la salida.—Kereem… —Sanem intentó decir, pero él ya estaba saliendo con Zahar.Incluso ella tenía casi que correr para mantener su paso, hasta que se detuvo y la soltó de golpe.—Nunca más vuelvas a entrar a esa habitación… ¿Entendido?Zahar se quedó mirándolo.—Solo la ayudé…—Pues no lo hagas más, no te quiero cerca de ella…—¿Teme que pueda hacerle algo? O tal vez… teme que le pueda decir algo…—¿Qué quieres decir?Zahar sonrió.—Algo como que, acabas f
Kereem quedó en silencio por un momento absorbiendo las palabras de Sanem. La gravedad de la situación se afianzó en su mente y la promesa que ella le pedía no era una simple declaración de amor, sino un compromiso profundo en medio de las incertidumbres que los rodeaban.La miró con intensidad, mientras su corazón se apretó, estaba muy preocupado por ella, pero asintió lento y rastrilló sus dedos en su mejilla en una caricia.La amaba, Sanem había estado desde hace mucho con él, se habían conocido desde que él tenía catorce años, y ella tenía apenas siete, y desde ese momento sintió que la quería proteger. Desde el momento en que ese sentimiento surgió en él, se había prometido a sí mismo caminar con ella, y era algo que había cumplido al pie de la letra hasta el momento.Se sintió un poco perdido en el instante, pero ese miedo en los ojos de ella, lo hizo carraspear. Era consciente de que su matrimonio no era perfecto, pero no se imaginaba su vida sin ella. La amaba con toda su alma
La mañana siguiente trajo consigo una atmósfera tensa y cargada, aunque cada quien se vistió con miradas, una sonrisa, y un beso suave en los labios.Kereem se puso otro traje, el día estaba lleno de agendas, pero envió a buscar a Bahar para que fuera a su oficina principal.—Toc, toc… —Su hermana asomó su rostro con una sonrisa en los labios.Bahar se parecía mucho a Naim. Kereem sonrió y se levantó para saludarla de forma efusiva.—Estás hermosa.—Es que lo soy… —ella se sentó en la silla y comenzó a girar—. Y estoy ansiosa de saber qué es lo que desea su real majestad…Kereem volvió a sonreír, y dejó a un lado su laptop.—Quiero pedirte un favor.—Wooow… ¿Un favor?—Esto es serio.Esta vez Bahar se puso seria.—¿De qué se trata?—Se trata de Sanem… —Kereem puso los codos en la mesa.—¿Ella está bien? —Y él negó.—No mucho, está… enferma, y quiero que vaya a Estados Unidos a hacerse varios análisis. Contacté una clínica privada por correo, ellos se comunicarán conmigo en breve.—Lo
—Entonces todo resuelto… —Naim lo dijo, había un silencio raro en Kereem, que apartó los ojos de Zahar y soltó otro botón de su camisa.Sanem ordenó que se sirviera la comida, pero los ojos de Kereem volvieron a su primo Emré.Él seguía compartiéndole algo, mientras Zahar le miraba atentamente.—¿Debemos preocuparnos mucho por la situación de salud? —Janna preguntó y Kereem escuchó que Sanem respondió algo, pero su mente se estaba distorsionando un poco.Miró a Zahar de frente, vio cómo ella llevaba los alimentos a su boca y cómo Emré no dejaba de joderla en toda la comida. De vez en cuando ella lo miraba y Kereem se volvía inestable cuando, en vez de sumisión en su mirada, solo había reto.Quería levantarse de la silla, ir a ella, sentarla duro en la mesa y follársela hasta el cansancio.Masajeó su frente como si le doliera la cabeza y luego sintió la mano de Sanem sobre él.—Cariño… —Su mente dejó de funcionar y parpadeó hacia ella.La miró.—No has tocado tu comida… —Janna, Jamil y