SIN DIVORCIO. Elara salió del segundo bufete totalmente frustrada. En el primero le habían dado la absurda excusa de que estaban colapsados de casos de divorcio, y ahora acababan de decirle que se habían quedado sin abogados. Comenzaba a creer que el destino realmente estaba jugando en su contra, pero su perspectiva cambió cuando notó que un auto último modelo la seguía. No era estúpida; lo había visto desde que salió del departamento de Sara, lo vio después en el primer bufete, y aquí estaba otra vez. La sospecha en su interior tomó forma y decidió que, si fallaba una tercera vez en encontrar un abogado, entonces todo tendría sentido. Entró al distinguido bufete y esperó a ser atendida. ―Señorita Vance, ―llamó la secretaría ―Sígame, por favor. Elara entró a la lujosa oficina y tomó asiento frente al abogado que le calculó no menos de cincuenta años. ―Buenas, señorita Vance. Soy Ralf Michelle. Dígame, ¿en qué puedo ayudarla? Elara estrechó la mano del hombre y fue directo al grano
VIEJOS AMIGOS.En el despacho, las sombras de la tarde se dibujaban sobre los muebles de caoba, los ojos de Arnold se estrecharon al ver la fotografía de Elara que el hombre había puesto sobre su escritorio.―Así que ella es la perra que está metiéndose entre mis planes…―Sí, señor. Efectivamente, la señorita Vance y el señor Cross tienen una relación desde hace aproximadamente un año.― ¿Un año?―Encontré registros de visitas asiduas a un hotel en particular.Arnold apretó los labios y su voz fue baja pero firme.― ¿Qué más tienes?El investigador colocó otros documentos sobre el escritorio, su expresión era la de alguien que sabía que estaba a punto de entregar noticias impactantes.―La señorita Vance es hija de Esteban Vance, su madre…― ¿Espera, dijiste Esteban? ―lo interrumpió.―Sí, señor.Las pupilas de Arnold se dilataron y su respiración se hizo más pesada, como si cada sílaba del nombre de Esteban le golpeara el pecho con la fuerza de un puñetazo.― ¿Qué más?―Ehh… Tiene una
RECUPERARLO POR ELLA. La oficina del presidente Nathaniel contemplaba los contratos sobre su escritorio, de repente su teléfono comenzó a vibrar. Al ver el nombre en la pantalla, una sonrisa torcida se dibujó en su rostro. ―Daniel… ― ¡Felicidades por tu boda! ―exclamo el hombre del otro lado ―Ahora entiendo muchas cosas, pero al menos pudiste decírmelo, ¿no crees? Nathaniel suspiró, sabiendo que la conversación iba a tardar. ―Iba a decírtelo, solo que… ―Pero no te preocupes, finalmente tomaste las riendas de tu vida. Ya iba a darte cristiana sepultura cuando te casarás con Victoria. Nathaniel se apretó el puente de la nariz y se llenó de paciencia. ―Daniel, ¿llamaste solo para eso? ―No, pero no me pidas que no me sienta dolido. Joder, somos como hermanos, y me lo ocultaste. Pero te perdono cuando me pongas de padrino. El otro hizo una mueca y esperó a que su amigo terminara. ― ¿Ya podemos ir al grano? Daniel dejó de reír y su tono se volvió serio. ―Sí, te tengo buenas noti
SOY SU ESPOSO. ― ¿Estás lista para comenzar una nueva aventura, Rose? ― ¡Siiii! El médico sonrió ante la emoción de Rose y asintió con aprobación. Elara observó la escena, una mezcla de emociones cruzaron su rostro. Aunque no estaba completamente de acuerdo con la situación, Nathaniel había asegurado que Rose tendría los mejores cuidados las 24 horas del día en su mansión, y eso era lo más importante para ella. ―Elara, ¿cuándo podré jugar? ―pregunto con impaciencia ― Dijiste que la casa tenía un jardín. Elara acarició con ternura la mejilla de su hermanita. ―Eso tiene que autorizarlo el médico, mi amor. Aún no puedes hacer mucho esfuerzo. La niña hizo un puchero, claramente desilusionada. ―Pero hay algo que sí puedes hacer, y es leer todos los cuentos que quieras y además pintar. También tomarás clases personalizadas. Fue entonces cuando Nathaniel apareció en la puerta con una cesta de frutas y un ramo de girasoles en la mano. ― ¡Nathaniel! ―exclamo la pequeña con una sonrisa
La expresión de Nathaniel era paciente, y una sonrisa leve se formó en su rostro ante el evidente malentendido.—Madre, ella es Rose, la hermana menor de Elara. No es mi hija, pero es parte de nuestra familia ahora.Regina, aliviada, pero aún visiblemente conmocionada por la suposición inicial, se llevó una mano al pecho.—Oh, ya veo. Es solo que… con todo lo que está sucediendo…Nathaniel colocó a Rose con extremo cuidado sobre el sofá, mientras Elara observaba la escena, su paciencia puesta a prueba por los prejuicios de su suegra. Sin embargo, no se quedó callada ante el comentario despectivo de Regina.—Suegra, en todo caso, ser madre soltera no es un crimen. Algunas mujeres luchan por sus hijos y se convierten en madres solteras porque les tocan hombres irresponsables que no son bien criados por sus madres. No debería juzgarlas tan duramente.Regina resopló, claramente molesta por la réplica de Elara.—Eso no es excusa, niña. Una debe saber dónde poner el ojo antes de tener un hi
CENA DE ALTA SOCIEDAD.― ¡Oh, Dios! ―Elara gimió mientras movía sus caderas. ―Nat… estoy cerca, muy cerca.Nathaniel dejo salir un gemido profundo y agarro el cabello de Elara en un puño, en un agarre fuerte, para luego besarla con ternura. Es casi como si estuviera alargando el momento. La mano de Elara se deslizó por su pecho desnudo y bajo lentamente hacia sus abdominales.―Nena… ―él gruño con tono de castigo.Elara estampo un beso en sus labios mientras masajeaba su miembro de arriba abajo, al mismo tiempo que Nathaniel movía los dedos dentro y fuera de su coño. El orgasmo de Elara estaba cerca, pero ella no quería venirse en su mano, quería hacerlo en su polla. En un movimiento rápido lo empujo sobre su espalda y se subió sobre él.― Quieres tener el control, ¿eh? ―pregunto con una sonrisa lobuna.Elara no quería responder, solo quería hacerlo sentir bien, se sentó sobre sus rodillas y se inclinó con su mano envuelta alrededor de su polla. Él gimió profundo cuando su lengua rodeo
UN PLAN DE ATAQUE.Nathaniel se apoyó contra la fría superficie del escritorio, sus ojos fijos en Jonathan, quien parecía inusualmente pensativo.―Y bien, ¿qué tienes para este caso? La herencia de mi esposa aún sigue en manos de esa sanguijuela.―Nathaniel, la situación es delicada. La tía de Elara ha cruzado una línea peligrosa al intentar coaccionar a los testigos, pero… necesitamos pruebas suficientes para enviarla a la cárcel.― ¿Qué podemos hacer? Esa casa es lo último que le queda de su padre.―Vamos a plantear una demanda por manipulación de testamento y coacción de testigos. Con pruebas de que los testigos fueron presionados para cambiar sus declaraciones.― ¿Es suficiente para ganar el caso?―Es un buen comienzo. ―Jonathan suspiro ― Además, voy a solicitar la intervención de un experto en grafología para verificar la autenticidad de las firmas en el testamento.― ¿Y qué pasa si no conseguimos suficiente evidencia?―Entonces, presentaremos un caso basado en la consistencia de
NOTICIAS SORPRENDENTES.Regina regresaba al jardín, las limonadas tintineando en la bandeja con cada paso. Su mirada se posó en la figura diminuta de Rose tendida en el suelo, y la bandeja cayó al suelo.― ¡Rose! ―gritó, corriendo hacia la niña.Victoria permaneció inmóvil, sus ojos fijos en el cuerpo inerte de la pequeña, una mezcla de shock y una oscura realización pintando su rostro.― ¡Victoria! ¿Qué estás haciendo ahí parada? ¡Llama a una ambulancia ahora mismo! ―ordenó Regina, su voz elevándose en pánico.Sandra, el ama de llaves, apareció y sus ojos se agrandaron por la sorpresa y el temor.― ¿Qué ha pasado, señora?― ¡Llama a una ambulancia, Sandra! ¡Rápido! ―Regina le gritó sin apartar la vista de Rose, cuyas mejillas acariciaba con manos temblorosas. ―Rose, cariño, por favor, despierta. ―susurraba desesperadamente, pero la niña no respondía.En un movimiento rápido, Regina giró hacia Victoria, su mirada afilada como cuchillos.― ¿Qué le hiciste?Victoria se deshizo en una ac