La chica, permanecía siempre dentro de su casa, su madre era quien iba y venía de los mandados y por ende, quien mantenía la despensa llena, gracias a los donativos que los vecinos de la comunidad les otorgaban.
La madre de la joven, rondaba los cincuenta y dos años, era esbelta, de simétrica fisonomía, busto y cadera. Su tez no era caucásica pero si se asemejaba. No podía negarse qué en su juventud poseía una belleza descomunal, al grado que los hombres más acaudalados e incluso el mismo presidente municipal estuviesen en pos de ella. Sus ojos eran finos y delineados, cejas medianamente pobladas. Nariz muy finita. Labios colorados naturalmente. Cabello rizado que le llegaba por debajo de los hombros, teñido naturalmente en rojo, cosa que a muchos les fascinaba mientras que otros les provocaba una extraña sensación y en el secreto de sus casas, divanes, grupos y clubes la llamaban bru
Se dispusieron varios baldes con líquidos que emanaban vapor como si calientes estuviesen o quizá así lo estaban, no lo sabía, ya que no podía tocarlos. Se aproximaba el momento, las mujeres salieron y no tardaron mucho en regresar. Tres y media de la tarde. Una de las señoras, antes de salir de la pequeña choza, se acercó a ella y le profirió una frase en un idioma muy extraño, un lenguaje muy seseante, que parecía muy sensual. —¡shinkei shisansan! No comprendía el mensaje pero, sintió que era una advertencia. Trató de incorporarse de la cama sosteniendo su enorme panza con una de sus manos.
Una voz susurrándole al oído…—¡Vamos… levántate… no puedes perder… eres la única esperanza… la única…! … No era la primera vez que la miraba de esa manera. Siempre actuaba como si la conociera a través de los evos inmemoriales. Sus ojos inexpresivos, secos, juiciosos, le provocaban una escalofriante sensación que nadie, sobre la faz de la tierra, lo hacía. Ante aquella acosadora situación se mantenía pretenciosamente segura, aunque en secreto no era así.— ¡Señorita, es tiempo de partir o llegaremos tarde a su reunión!Se encontraba parado a un costado de la camioneta. La voz de Navhu era, en toda su armonía, una galantería, cálida y varonil en extremo. Había escuchado a varias de sus amigas decir que s
Durante esa semana se despertaba, a media noche, empapada en sudor. Le daban punzadas fortísimas en la corona craneal y sentía como si su cerebro fuese a explotar. Aquellos malestares sólo le duraban unos minutos y posteriormente caía en un sopor profundo y reconfortante. Aunque era una niña pequeña empezaba a familiarizarse con aquellas extrañas sensaciones, después de un mes, ya no le producían ningún tipo de incomodidad. Así pasaron los meses hasta que, cierto día, las voces volvieron a susurrar a su oído y las pesadillas fueron terribles.En sus sueños, caminaba por un sendero cubierta con una cobija como única prenda. Andaba descalza y sentía a las piedras y a las rocas lastimarle y lacerarle las plantas de los pies.El cielo estaba teñido en sangre, las nubes negras y cargadas avisaban una catástrofe pluvial
Al día siguiente, Albana y su familia asistieron al funeral de la niña. Albana podía comprender, hasta cierto punto, el dolor que los padres de su amiga sentían.El dolor de perder a alguien querido te hace crecer o te destruye por el resto de tu vida. Por otra parte, Albana se culpaba por lo sucedido, se reprochaba que las voces aparecieran aquella mañana y lo ligaba a su pesadilla de sangre y mutilaciones, pero al mismo tiempo, pensaba que la humanidad era deplorable.Después del funeral y estando ya en su casa, se encerró en su habitación. Recostada en su cama pensó que debía haber algo o alguien que castigara a estos seres, desafortunadamente nunca ha existido verdugo alguno para esos sujetos.Por cuestiones de salud mental y emocional, Mirna y Polo evitaron que su hija asistiera, durante el resto de la semana, al colegio. En este periodo de recuperación para la niña, s
Pasé varios años de mi vida tratando de realizar uno de mis más atesorados deseos. El poder culminar esta primera entrega con el fin de aproximarme a los lectores del género Ciencia Ficción y así mismo lograr trascender.Aunque, soy aún desconocido para casi todo el mundo, mi esfuerzo se ve reflejado entre las páginas de esta grandiosa y larga historia.La cual he atiborrado de suspenso, terror, depravación, entre otras emociones más.Todo lo que aquí se relata, proviene de la imaginación de mi propio subconsciente; quien me provee la creatividad y el esmero. Sin embargo, tras la sombra de mi materia gris, una Voz diferente, insana, un ente; me dicta dichas oraciones. Podría llamarle locura, pero lo dudo, más bien le llamo:
Recuerdo que, cuando apenas era un chiquillo, la mayor parte de las amistades de mis padres e incluso mis padres, así como los adultos con los que me llegué a relacionar; reconocían mi capacidad intelectual y, por ende, me consideraban una especie de niño prodigio. Acepto el hecho de que no me mostraba con total honestidad pues en ocasiones actuaba iluso -hasta cierto punto- a mi conveniencia.Comúnmente cuestionaban mis habilidades para entablar conversaciones de diversa temática y que casi siempre, solo los adultos tratan, convenciéndolos de su incredulidad. «¡Valla que lo eran!»En repetidas ocasiones me pregunté, cuál sería el motivo por el qué mis compañeros de clase o los niños de mi edad se mantenían a distancia de mí, cosa por la cual y con razón, yo hacía lo mismo. Podría decirse que me desagradaban las amistades, por añadidura, no contaba con amigos. No negaré que mis padres se esforzaron en darme una infancia «feliz», por así decirlo. Sin embargo,
-Ahora estarás bajo su custodia. ¡¿Lo sabes?! -me sobresalté y me viré en su dirección. Ella se encontraba sentada sobre mi cama, justo donde la luz exterior no penetraba en su totalidad.- ¡No! No entiendo de que me hablas -le respondí con un tono de voz vacilante y temeroso.-A partir de hoy todo será diferente, todo lo que sabes dejará de ser real, él es muy inteligente, por así decirlo, pero si quieres que te sea honesta, debes ser muy cuidadoso y no tomar muy en serio lo que te enseñe, o de lo contrario entraras en un letargo de confusión del que te será muy difícil salir, y con el paso del tiempo desearás no haberle conocido nunca. No intento asustarte, solo es para prevenirte -sin más, salió de mi habitación dejando abierta la puerta.Sobre el pasillo que conectaba las recamaras, nuestro padre había colocado un juego de tragaluces que alumbraban todo el corredor. Cuando la luz se posó sobre ella, la misma sensación de terror que había exper
No había cuadros que adornaran las paredes, ni repisas donde colocar cosas, ni estantes donde guardar papeles o documentación, en aquella recamara subterránea solo había, del lado derecho, un sillón para tres personas forrado en piel de color aguamarina, y un escritorio.Sentado en el sillón, se encontraba un hombre. A partir de este punto puedo decir que, realmente todo allí era anormal y sumamente nuevo y tan aterrador al mismo tiempo.Aquel hombre tenía un aspecto escalofriante, su piel era demasiado pálida, el cual dibujaba en su rostro una sonrisa, tan tétrica que parecía burlona; pero sin mostrar los dientes. Sus ojos eran sumamente penetrantes, tanto, que daban la sensación de inspeccionar en el interior de cada uno, para descubrir los más mundanos pensamientos de quién se encontrará en su mirada.Sus pupilas eran de color dorado, su