Fue una enorme conmoción saber que ella sería su acompañante pero, fue más su emoción por conocer a aquellas personas. Para cuando reaccionó, la mirada tanto de la maestra Mirna como la de el director, le miraban fijamente.
-¿Se encuentra bien?- Preguntó el director.
-¡Si, si!- Respondió algo taciturno.
- Los boletos llegaran este mismo día- Advirtió El director.
Una vez hubo terminado su reunión con el director, pensó que lo mejor sería apresurarse a llegar a su pequeño refugio en el bosque y empacar sus pertenencias más importantes sólo por si acaso. Cuando dejo el despacho del director, una ola de aplausos le siguieron hasta la puerta de salida del edificio de la facultad de medicina.
Alrededor de las ocho de la noche le habían llamado a su casa para avisarle que a las cuatro de la mañana debería estar en la universidad, así pues, se dedicó a preparar solo
Aquella noche, la luna no iluminaba por lo que, el pueblo se encontraba sumergido en total oscuridad. Apenas y alguna que otra choza contaba con iluminación exterior. Aún así ella, se disponía a partir. Era muy sabido que el bosque era muy peligroso por la noche, aun la mayoría de los habitantes tenía creencias en brujas y espíritus malignos así como también en demonios que rondaban por el bosque, buscando inocentes perdidos o por alguna situación que los hiciera internarse en él. Todos sabemos que, en el noventa y nueve por ciento de los casos, estos seres no pertenecen al más allá, si no a la vida misma y son mortales. Se contaba todo tipo de historias fantásticas, mitos y leyendas, sin embargo, ella con todos esos pensamientos se aterraba. Ya se había hecho tarde y pasaban de las diez de la noche,Se despidió con un beso de su tía, una señora de no muy avanzada edad, regordeta y de cabellos aún teñidos en su color natural, negro. Quien la acompañó hasta la entrada de la
-¡¿Quién eres, quién está aquí?!Una risa burlona resonó en el lugar.-Soy el señor y guardián de este bosque, y de otrora cosas más pero, tú eres desdichada y afortunada al mismo tiempo, acaso ¿Eso no es algo bueno?Un silencio sepulcral dramatizó la escena.-¡Vamos! Vi todo lo que sucedió y se lo qué tú corazón desea.Nuevamente el silencio.-Quiero matar a quien me hizo esto- dijo ella, soltándose en llanto nuevamente.-Yo puedo ayudarte con eso, ¡aclaro! ...solo si confías en mi.Estaba helada, aterrada, segura, triste, decidida. Un verdadero cóctel de emociones se producía en su interior.-Solo sí de verdad estas dispuesta a sacrificar cualquier cosa para lograr vengarte.Levantó su rostro y lo que vio allí parado frente a ella era algo inimaginable. Una especie de ser alado de anatomía inexplicable y totalmente oscura, incluso más negra que la mismísima oscur
La joven lo observó pasmada. Cuando reaccionó y le prestó más atención, el hombre se disculpó y le ofreció invitarle algo como conpensar el incidente. Ella aceptó sin miramientos y entonces supo que era él, pues su voz era inconfundible.Las señales eran inminentes y lo que aquel Ser había prometido se había cumplido. Entretanto, la chica disimulaba a conciencia. El tipo la había llevado a una pequeña fondita y él se pidió unos tragos para amenizar la cita, ella por su parte, solo pidió un vaso con agua. Dos horas después, el hombre ya más etilizado, caminaba junto a la chica por el bosque, platicaban de diversas cosas, pero él era absurdo al expresarse claramente debido a la bebida, sin darse cuenta ,confesaba a cuantas chicas había llevado al bosque para aprovecharse de ellas y que esa noche ella no sería la excepción.La chica, volvió a sentir el miedo y corrió a ocultarse, el hombre la perseguía gruñendo y vociferando palabras altisonantes. Y sin darse cu
La chica, permanecía siempre dentro de su casa, su madre era quien iba y venía de los mandados y por ende, quien mantenía la despensa llena, gracias a los donativos que los vecinos de la comunidad les otorgaban. La madre de la joven, rondaba los cincuenta y dos años, era esbelta, de simétrica fisonomía, busto y cadera. Su tez no era caucásica pero si se asemejaba. No podía negarse qué en su juventud poseía una belleza descomunal, al grado que los hombres más acaudalados e incluso el mismo presidente municipal estuviesen en pos de ella. Sus ojos eran finos y delineados, cejas medianamente pobladas. Nariz muy finita. Labios colorados naturalmente. Cabello rizado que le llegaba por debajo de los hombros, teñido naturalmente en rojo, cosa que a muchos les fascinaba mientras que otros les provocaba una extraña sensación y en el secreto de sus casas, divanes, grupos y clubes la llamaban bru
Se dispusieron varios baldes con líquidos que emanaban vapor como si calientes estuviesen o quizá así lo estaban, no lo sabía, ya que no podía tocarlos. Se aproximaba el momento, las mujeres salieron y no tardaron mucho en regresar. Tres y media de la tarde. Una de las señoras, antes de salir de la pequeña choza, se acercó a ella y le profirió una frase en un idioma muy extraño, un lenguaje muy seseante, que parecía muy sensual. —¡shinkei shisansan! No comprendía el mensaje pero, sintió que era una advertencia. Trató de incorporarse de la cama sosteniendo su enorme panza con una de sus manos.
Una voz susurrándole al oído…—¡Vamos… levántate… no puedes perder… eres la única esperanza… la única…! … No era la primera vez que la miraba de esa manera. Siempre actuaba como si la conociera a través de los evos inmemoriales. Sus ojos inexpresivos, secos, juiciosos, le provocaban una escalofriante sensación que nadie, sobre la faz de la tierra, lo hacía. Ante aquella acosadora situación se mantenía pretenciosamente segura, aunque en secreto no era así.— ¡Señorita, es tiempo de partir o llegaremos tarde a su reunión!Se encontraba parado a un costado de la camioneta. La voz de Navhu era, en toda su armonía, una galantería, cálida y varonil en extremo. Había escuchado a varias de sus amigas decir que s
Durante esa semana se despertaba, a media noche, empapada en sudor. Le daban punzadas fortísimas en la corona craneal y sentía como si su cerebro fuese a explotar. Aquellos malestares sólo le duraban unos minutos y posteriormente caía en un sopor profundo y reconfortante. Aunque era una niña pequeña empezaba a familiarizarse con aquellas extrañas sensaciones, después de un mes, ya no le producían ningún tipo de incomodidad. Así pasaron los meses hasta que, cierto día, las voces volvieron a susurrar a su oído y las pesadillas fueron terribles.En sus sueños, caminaba por un sendero cubierta con una cobija como única prenda. Andaba descalza y sentía a las piedras y a las rocas lastimarle y lacerarle las plantas de los pies.El cielo estaba teñido en sangre, las nubes negras y cargadas avisaban una catástrofe pluvial
Al día siguiente, Albana y su familia asistieron al funeral de la niña. Albana podía comprender, hasta cierto punto, el dolor que los padres de su amiga sentían.El dolor de perder a alguien querido te hace crecer o te destruye por el resto de tu vida. Por otra parte, Albana se culpaba por lo sucedido, se reprochaba que las voces aparecieran aquella mañana y lo ligaba a su pesadilla de sangre y mutilaciones, pero al mismo tiempo, pensaba que la humanidad era deplorable.Después del funeral y estando ya en su casa, se encerró en su habitación. Recostada en su cama pensó que debía haber algo o alguien que castigara a estos seres, desafortunadamente nunca ha existido verdugo alguno para esos sujetos.Por cuestiones de salud mental y emocional, Mirna y Polo evitaron que su hija asistiera, durante el resto de la semana, al colegio. En este periodo de recuperación para la niña, s