Lukas maldijo en voz baja mientras intentaba trepar por las paredes de tierra. Su mano lesionada le dificultaba el ascenso, pero la frustración y el enojo le daban fuerzas.
"M*****a Sofía", pensó con la indignación corriendo por sus venas. —Me deja aquí tirado como si nada. Hizo varios intentos fallidos para salir del agujero, pero el dolor era demasiado intenso y la mano se le inflamaba cada vez más, tanto como crecía la indignación que tenía. —¡Sofía! —gritó, pero solo el silencio del cementerio le respondió—, juro que voy a retorcerle el cuello a esa condenada ¡Es una loca de atar! Entretanto, Sofía seguía caminando por la calle, casi encogida en sí misma, su estómago revuelto, la tierra le causaba demasiada repugnancia, los vellos de su piel se erizaron, esa sensación le incomodaba. Era esa textura tan desagradable que hacía que su corazón latiera más de prisa. La gente la miraba mientras no paraba de reírse y ella no podía entender las razones para que actuaran así. Trató de calmarse, decidió ignorarlos, y continúo caminando, para encontrar un taxi, por eso no se dio cuenta de que le comenzaron a sacar vídeos mientras caminaba. —Taxi —, susurró con urgencia sacando la mano al ver uno libre. Ya en el asiento trasero, comenzó a sacudirse frenéticamente. Las manos, luego las piernas, como si pudiera librarse de la sensación de suciedad. La sensación de la tierra en su piel, hacía que su respiración se aceleraba. —¿Está bien, señorita? —preguntó el taxista por el espejo retrovisor. —No pasa nada, avance, por favor —, dijo ella, casi sin aire, mientras un dolor golpeaba su pecho. El taxi se detuvo finalmente frente a la casa. Sofía sacó un billete de alta denominación, pero ni siquiera esperó cambio, salió flechada, corriendo entre risas burlonas del propio taxista al ver la cinta y de algunos trabajadores que también la observaron.Ella los ignoró a todos, subió las escaleras y corrió al baño de la habitación de Lukas, se quitó la ropa y la lanzó en cesto de basur4, se metió a la ducha tratando de limpiarse cada rastro de tierra en su cuerpo.
Pasaron una, dos, tres horas y ella seguía duchándose sin darse tregua, se enjabonó, lavó sus cabellos y después de cuatro largas horas, por fin salió del baño. Tomó un albornoz y lo envolvió alrededor de su cuerpo tembloroso. El aroma de Lukas flotó a su alrededor y por fin lo recordó, abriendo los ojos de par en par por la sorpresa. —¡Oh por Dios! Dejé botado a Lukas ¡Ha pasado tanto tiempo! —dijo con preocupación, porque el miedo le había impedido pensar en nada más, solo en quitarse la tierra. Agarró el teléfono y marcó rápido. —¡Lukas, lo siento tanto! Se me olvidó... solo quería quitarme la arena ¿Estás aún allí, esperando salir? —preguntó con preocupación. “No, ¿para qué?”, respondió al otro lado de la línea sarcástico, “me estoy divirtiendo de lo lindo con los muertos, jugando a la Chumba la cachumba”. Su forma de hablarle, tuvo el efecto de un cerillo encendido sobre la paja seca, por eso le respondió con fiereza. —No seas imbécil, Lukas —replicó Sofía, molesta por su sarcasmo—. Estoy realmente preocupada. ¿Cómo lograste salir? “Oh, ¿ahora estás preocupada?” La voz de Lukas destiló veneno. “No parecías muy preocupada cuando me dejaste tirado en ese agujero”. —¡Ya te dije que lo siento! —insistió Sofía—. Entré en pánico, no estaba pensando con claridad. “Claro, porque tú nunca piensas en nadie más que en ti misma, ¿verdad?”, espetó Lukas furioso. Sofía sintió que la ira burbujeaba en su interior. —Eso no es justo. Sabes que le tengo fobia a... “¡Me importa un bledo tus fobias!”, la interrumpió Lukas “¡Me dejaste solo en un maldito agujero con la mano lastimada!” —Lukas, por favor, deja de comportarte de manera infantil —dijo aún con un rastro de culpa —Voy para allá ahora mismo a buscarte —dijo, su voz temblorosa. “No te molestes” respondió él con amargura “Ya encontré la manera de salir por mi cuenta. Gracias por nada. Pero de ahora en lo adelante Sofía, prepárate porque “¡Tú y yo estamos en guerra!” —Lukas, yo... Pero él ya había colgado. Sofía se quedó mirando el teléfono, sintiéndose terrible. ¿Cómo pudo olvidarse de él? El miedo la había cegado por completo, por primera vez, sintió que él tenía razón, aunque no era su culpa, porque el miedo a la tierra, en su piel y a los gusanos, era algo que no podía controlar. ***** La oscuridad envolvió a Lukas, durante varias horas trató de salirse, pero todo intento fue infructuoso. La frustración se dibujó en cada contorno de su musculoso cuerpo mientras las horas pasaban sin clemencia. —¡Auxilio! ¡Ayúdenme! ¿Hay alguien por allí? —Su voz resonó con urgencia, provocando un eco macabro entre las lápidas. Afuera, escuchó unas voces y sus esperanzas renacieron. —¿Escuchaste ese ruido? —dijo un vigilante, escudriñando la penumbra. —¿Quién puede ser? —preguntó el otro con nerviosismo. —Compañero, aquí lo que hay es muerto. Se miraron, y la superstición ganó. Echaron a correr los dos asustados por todo el cementerio, pegando gritos, dejando atrás el llamado de auxilio de Lukas. El hombre, al darse cuenta de que su única vía de escape se había cerrado, suspiró frustrado. —Esto no me puede estar pasando y todo por culpa de esa maldit4 mujer ¡Ha sido una desgracia en mi vida! —, siseó desesperado. En ese instante, la decisión se ancló en su mente; tenía que ser él mismo quien saliera de allí. Se despojó de los zapatos, tomó los calcetines y se hizo un vendaje improvisado para su mano. —Vamos Lukas, tú puedes hacerlo —se dijo para animarse, intentando aplacar el dolor que cada movimiento despertaba. Se apoyó en la pared fría, buscando asideros. Cada centímetro ascendido era una victoria sobre su situación, sobre su ego herido. Los dientes mordían el labio inferior hasta casi romper la piel, pero no paró. Finalmente, la superficie cedió. Un rayo de luz lunar lo recibió. Con un último esfuerzo, Lukas Martinelli logró salir del agujero después de horas de esfuerzo. Estaba exhausto, sucio y furioso. Su mano palpitó de dolor. Caminó tambaleándose hacia la salida del cementerio, maldiciendo a Sofía con cada paso.El celular vibró en su bolsillo, por fin regresó la cobertura de red móvil, porque mientras estuvo bajo tierra no tuvo señal alguna, para poder llamar a emergencia. Era Sofía. Dudó en contestar, pero la rabia pudo más, y como siempre terminó discutiendo con ella y al final cortó la llamada, porque no quería ni siquiera escucharla.
Paró un taxi, y mientras revisaba su teléfono, vio en TikTok la imagen de Sofía con la cinta fúnebre en su trasero, una carcajada con una expresión malévola, se dibujó en su rostro y comenzó a compartir, con su más de un millón de seguidores, decidido viralizar ese acto bochornoso de su hermanastra. —Ahora vamos a ver cómo sales de esto querida Sofía —dijo burlesco, había llegado la hora de su venganza.Cuando Lukas llegó a casa, era más de la medianoche, no pudo evitar una sonrisa maliciosa en sus labios. Se dirigió a su habitación, caminó directamente al baño.—Perfecto —murmuró al ver la ropa tirada de Sofía en el cesto de basur4.Recogió las prendas, sonriendo al ver la cinta en la falda, seguramente se le había pegado de alguna tumba.—Así que te tengo y mientras más maldades le haga, más infeliz será y esa será mi venganza —pensó. Sacó su teléfono y comenzó a tomar fotos. El flash iluminó la ropa sucia.Satisfecho, se acostó a dormir.A la mañana siguiente, Lukas se levantó temprano, luego de ducharse, bajó a desayunar, se sentó en el comedor familiar, empezó a manipular el teléfono mientras soltaba una carcajada.—¿Qué te pasa hijo? —le preguntó Danilo.—Estoy viendo un video viral comiquísimo ¿Lo vieron? —preguntó casualmente, ellos negaron con la cabeza.—¿De qué se trata? —inquirió con curiosidad su padre.—Se trata de una chica paseando por la noche, con una cinta en las
Lukas no se movió. Podía sentir el corazón de Sofía latiendo aceleradamente contra su pecho. Sus ojos recorrieron su rostro, deteniéndose en sus labios entreabiertos.—¿Por qué lo hiciste, Lukas? —preguntó Sofía, su voz apenas audible—. ¿Tanto me odias?—Yo no hice nada… yo no te grabé… ¿cómo podía hacerlo si estaba en el hueco donde me dejaste? —susurró muy cerca de ella. Se moría por besarla, tomar esos voluptuosos labios y chuparlos hasta que estuvieran hinchados y rojos productos de la pasión.Ella lo miró con incredulidad, pero en sus ojos, él vio algo más: duda. Así que él se atrevió a acercarse más, su aliento mezclándose con el de ella.—¿De verdad no tienes nada que ver con eso? —susurró Sofía.Lukas se mantuvo en silencio, sus miradas enredándose en una danza cargada de tensión y atracción. No podía negar que siempre había sentido algo por su hermanastra, pero jamás pensó que algún día estaría así, con ella debajo de él, sus cuerpos lo suficientemente cerca como para senti
La mañana siguiente amaneció gris y lluviosa, como si el clima reflejara el estado de ánimo en la casa. Sofía bajó las escaleras con paso lento, su rostro una máscara de indiferencia.Al entrar en el comedor, vio a Lukas ya sentado, su mirada fija en el plato frente a él. Cuando Sofía entró, levantó la vista por un momento, sus ojos se encontraron brevemente antes de que ambos apartaran la mirada, con un poco de nerviosismo.—Buenos días —saludó Sofía secamente.Los demás respondieron con murmullos apagados, se sentó lo más lejos posible de Lukas, temía como podía reaccionar.—Buenos días, Miss Perfecta —respondió con sarcasmo.El silencio se instaló entre ellos, pesado e incómodo. Danilo intervino con seriedad.—Chicos, el abogado llegará en una hora para leer el testamento —anunció Danilo, rompiendo el tenso silencio—. Espero que puedan comportarse civilizadamente durante la reunión.Lukas resopló.—Por mí no hay problema, siempre y cuando Miss Perfecta sepa mantener la boca cerrad
—Esto va a ser un desastre —murmuró Sofía mientras estaba en su habitación.Sacó su maleta y comenzó a llenarla con precisión. Cada prenda doblada a la perfección. Sus ojos miel se detuvieron en el peluche en la esquina. Lo tomó con cuidado.—Mi osito bandido —, susurró, abrazándolo con una sonrisa.Recordó cuando su padrastro se lo regaló al cumplir sus diez años, antes de casarse con su madre, y desde ese momento se había convertido en su inseparable compañero, aun de adulta dormía con él. Sus pensamientos volaron a Lukas. Esa sonrisa arrogante. Esos ojos azules, burlones.—Tengo que buscar la manera de que huya de la casa, de que renuncie, para yo quedarme con ella. Así que prepárate, Lukas Martinelli —murmuró. —Porque no tienes idea de con quién vas a lidiar. Sofía frunció el ceño, terminó de guardar su ropa en la maleta, y algunas otras cosas que tenía en su habitación, dentro de eso su peluche. Una vez listo, cerró la maleta.Miró el reloj, ansiosa por llegar a la mansión y q
Ninguno de los dos quiso ceder, así que al final terminaron entrando los dos a la habitación, porque ninguno quería ceder. —Entonces, como no te quieres ir, tú duermes en el suelo, y yo en la cama —sentenció Sofía con firmeza, pero Lukas no estaba de acuerdo y se sonrió burlesco.—¡Ni lo sueñes que dormiré en el suelo! Habrá que dividir la cama también —dijo Lukas con la firme intención de provocar más el enojo de la chica.—¿Qué sugieres? ¿Buscar un serrucho o una motosierra para dividirlo? —inquirió con sarcasmo.Lukas soltó una carcajada ante el comentario sarcástico de Sofía.—No seas ridícula —dijo, rodando los ojos. —Me refiero a que cada uno tome un lado de la cama. Es lo suficientemente grande.Sofía lo miró con incredulidad. —¡¿Estás loco?! No pienso dormir en la misma cama que tú.—Pues entonces duerme en el suelo —, respondió Lukas encogiéndose de hombros. —Yo me quedo con la cama.Se dirigió hacia la enorme cama king size y se dejó caer en ella, estirándose cómodamente.
—Yo... —balbuceó Sofía, retrocedió, sintiendo el calor subir a sus mejillas. Sus ojos traicioneros recorrieron el cuerpo de Lukas antes de que pudiera evitarlo.Lukas se acercó más, acorralándola. El agua goteaba de su cabello, deslizándose por su pecho desnudo. Sofía tragó saliva, incapaz de apartar la mirada.Una sonrisa arrogante se dibujó en sus labios.—Admítelo, Sofía —susurró Lukas, su voz ronca—. Me estabas espiando.—No... yo no... —intentó negar ella, pero las palabras se atoraron en su garganta.Lukas se inclinó, sus labios rozando la oreja de Sofía.—¿Te gusta lo que ves, Miss Perfecta? —murmuró, su voz ronca enviando escalofríos por la espalda de Sofía.Ella tragó saliva, tratando de recuperar la compostura.—Por supuesto que no —mintió, su voz temblorosa tratando de disimular tu turbación—, mejores cuerpos he visto.Armándose de valor, se levantó de donde había caído y salió corriendo de allí, sin poder quitarse la imagen del hombre de su cabeza. Su corazón latió desboc
Sofía corrió por el pasillo, aún riendo, mientras escuchaba los gritos furiosos de Lukas desde el baño. Se encerró en otra de las habitaciones de la casa, apoyándose contra la puerta y tratando de contener su risa.—¡Sofía! ¡Abre la puerta ahora mismo! —La voz de Lukas resonó desde el otro lado, acompañada de golpes fuertes.—¡Ni lo sueñes! —respondió ella, sin poder contener una sonrisa triunfante.—¡Esto no se va a quedar así! ¡Me las vas a pagar! —amenazó Lukas—. No sabes lo que hiciste Sofía.Ella se carcajeó y él pudo escuchar su burla a través de la puerta.—Dale, te estaré esperando, puedo defenderme muy bien… parece que te olvidaste que soy la madre de las venganzas —expresó sin temor alguno.—¡Eso lo veremos Sofía, no me acuses luego de ser un patán! Porque tú no te estás comportando como una dama —replicó Lukas.Ella no le respondió, pero decidió quedarse durmiendo en esa habitación, porque él era capaz de cortarle el cabello por venganza. Así que temiendo sus represalias,
Él apareció en la puerta, con una sonrisa inocente.—¡Este desgraciado! —exclamó sin poder contener la furia.—¿Me llamaste Miss Perfecta? ¿Algún problema? Si es para darme las gracias, no te preocupes, no es necesario —respondió en tono sarcástico y Sofía se puso roja de la rabia.—¡Eres un cínico! ¡Sabes perfectamente lo que hiciste! ¿Por qué tendría que darte las gracias si me arruinaste la ropa que compré? —acusó ella, señalando su ropa arruinada—, ¿sabes lo ansiosa que estaba esperando mis ropitas? ¡Esto no tiene perdón Lukas! Así que te desapareces porque si no te juro que mañana serás la primera página del periódico “Hombre es asesinado por mancharle la ropa blanca que le llegó de Shei* a su hermanastra” ¡Así que largo!Sofía estaba tan furiosa que no pudo evitar que lágrimas de impotencia, frustración, enojo, rodaran por sus ojos. Lukas se quedó viéndola y un deje de remordimiento se abrió paso en su interior, pero prefirió irse y esperar luego para hablar, además, tenía que i