Cuando Lukas llegó a casa, era más de la medianoche, no pudo evitar una sonrisa maliciosa en sus labios. Se dirigió a su habitación, caminó directamente al baño.
—Perfecto —murmuró al ver la ropa tirada de Sofía en el cesto de basur4.
Recogió las prendas, sonriendo al ver la cinta en la falda, seguramente se le había pegado de alguna tumba.
—Así que te tengo y mientras más maldades le haga, más infeliz será y esa será mi venganza —pensó.
Sacó su teléfono y comenzó a tomar fotos. El flash iluminó la ropa sucia.
Satisfecho, se acostó a dormir.
A la mañana siguiente, Lukas se levantó temprano, luego de ducharse, bajó a desayunar, se sentó en el comedor familiar, empezó a manipular el teléfono mientras soltaba una carcajada.
—¿Qué te pasa hijo? —le preguntó Danilo.
—Estoy viendo un video viral comiquísimo ¿Lo vieron? —preguntó casualmente, ellos negaron con la cabeza.
—¿De qué se trata? —inquirió con curiosidad su padre.
—Se trata de una chica paseando por la noche, con una cinta en las nalgas que dice "Como recuerdo de todas las noches que pasamos juntos".
Danilo levantó la vista.
—¿En serio? Déjame ver.
Tomó el teléfono, riendo al ver el video.
La madre de Sofía se acercó.
—Déjenme, que yo también quiero verlo.
Su risa se congeló al mirar la pantalla. Se llevó una mano a la boca.
—¡No puede ser! —exclamó horrorizada.
Lukas fingió sorpresa.
—¿Qué pasa?
—Es... es Sofía —, dijo la madre con voz temblorosa.
Lukas abrió los ojos, actuando impactado.
—¿En serio? Déjeme ver. ¡No puede ser! —mintió.
Interiormente, se regocijaba. Su plan había funcionado a la perfección.
Sofía bajó las escaleras, aún somnolienta, su cabello marrón rebotando con cada paso.
Al entrar al comedor, notó un silencio incómodo. Su madre la miraba con reproche, con el ceño fruncido y un móvil en la mano, mientras su padrastro evitaba el contacto visual.
—Buenos días —saludó, confundida por la atmósfera tensa. Nadie respondió. Lukas, sentado a la mesa, ocultaba una sonrisa detrás de su taza de café. —¿Qué pasa? ¿Por qué me miran así? —preguntó Sofía, su voz teñida de preocupación. Su madre se levantó abruptamente. —¿Cómo pudiste, Sofía? ¡Qué vergüenza! —espetó su madre. Ella miró a su madre sin entender. —¿De qué hablas mami? —preguntó confundida. —¿Dónde estuviste anoche? ¿Con quién andabas? —espetó su madre.Sofía parpadeó, confundida.
—¿Qué pasa, mamá?
Por toda respuesta, su madre le tendió el móvil. Sofía lo tomó, sus ojos miel abriéndose de par en par al ver la pantalla. Su rostro palideció.
—Esto no puede ser —murmuró. —¡Es mentira! Yo estaba con Lukas, ¿verdad, Lukas?
Lukas, que estaba cerca, alzó las cejas.
—¿Conmigo? —Su voz destilaba sarcasmo. —Ah no, Sofía. Lo siento, pero a mí no me uses de tapadera para engañar a nuestros padres.
—¡¿Qué?! —Sofía lo miró, incrédula.
Lukas continuó, implacable.
—¿Quién sabe en qué pasos andabas y con quién? Hasta encontré tu ropa, como si te hubieras revolcado...
—¡Mentiroso! —gritó Sofía, su voz temblando de rabia. —¡Di la verdad!
—Lo siento, Miss Perfecta —dijo Lukas con una sonrisa burlona. —A mí no me metas en esto.
Y con esas palabras, salió, dejando a Sofía boquiabierta.
“Ve cómo sales de eso Miss perfect", pensó Lukas, su sonrisa ensanchándose mientras se alejaba.
Sofía se quedó allí, su mente dando vueltas. ¿Cómo podía Lukas hacerle esto? Su perfecto mundo se desmoronaba porque ahora sus padres pensaban lo peor de ella.
—Les juro que esto es una mentira, me caí en un hueco del cementerio con Lukas, y él lo sabe, solo quiere fastidiarme, pero yo les voy a comprobar que les estoy diciendo la verdad y voy a averiguar quien colocó eso y lo hizo viral —dijo saliendo del comedor corriendo.
Subió las escaleras con prisa, entró a su habitación y cerró la puerta de un portazo. Las lágrimas amenazaban con caer, pero las contuvo. No iba a darle el gusto a Lukas de verla llorar.
Se sentó frente a su computadora y comenzó a investigar. Tenía que haber una manera de demostrar que alguien quiso fastidiarla. Después de varias horas de búsqueda infructuosa, Sofía se recostó en su silla, frustrada. El video se había vuelto viral y parecía imposible rastrear su origen. De repente, una idea cruzó por su mente. Seguro Lukas, se dijo mentalmente, si él estaba detrás de esto, seguramente habría dejado algún rastro. Con determinación, se levantó y caminó la habitación de Lukas entró sigilosamente, cerrando la puerta tras de sí. Sus ojos recorrieron el espacio, buscando algo, cualquier cosa, que pudiera incriminar a su hermanastro. Revisó los cajones, el armario, incluso debajo de la cama. Nada. Estaba a punto de rendirse cuando vio el teléfono de Lukas sobre la mesita de noche. Con el corazón acelerado, lo tomó. Estaba bloqueado. —Maldita sea —, murmuró. Intentó varias combinaciones sin éxito. De repente, escuchó pasos acercándose. En pánico, dejó el teléfono y se escondió en el armario justo cuando la puerta se abrió. Lukas entró en la habitación, silbando despreocupadamente. Sofía contuvo la respiración, su corazón latiendo con fuerza. A través de las rendijas del armario, vio cómo Lukas se acercaba a la mesita de noche y tomaba su teléfono. —Veamos qué más puedo hacer para fastidiar a Miss Perfecta —murmuró Lukas con una sonrisa maliciosa. Sofía apretó los puños, la rabia burbujeando en su interior. La rabia le ganó y sin pensarlo dos veces abrió el armario de par en par y salió de su escondite sorprendiendo a Lukas. Cuando este la vio dio un respingo, sobresaltado por la repentina aparición de Sofía. —¡¿Qué demonios haces aquí?! —exclamó, su voz mezclada entre sorpresa e indignación. Sofía avanzó hacia él, sus ojos ardiendo de furia. —¡Lo sabía! ¡Fuiste tú quien publicó ese video! —acusó, señalándolo con el dedo. Lukas levantó las cejas con sorpresa. —No sé de qué hablas —, su rostro una máscara de inocencia. —¡No te hagas el tonto! —gritó— seguro publicaste eso ¡Eres un desgraciado! Yo no te olvidé porque quise… es por mi fobia… ¿Cómo me haces esto? —dijo y empezó a golpearle el pecho con furia. Lukas trató de sostenerla, sin embargo, Sofía estaba hecha una fiera, por el impulso que ella tomó, terminaron cayendo en la cama, pero él se giró dejándola debajo de su cuerpo. El tiempo pareció detenerse mientras Lukas y Sofía se miraban fijamente, sus cuerpos presionados el uno contra el otro. La furia en los ojos de Sofía se mezcló con algo más, algo que no pudo identificar. —Suéltame —susurró ella, pero su voz carecía de convicción mientras en su interior se desataba una especie de fuego, que nunca había sentido.Lukas no se movió. Podía sentir el corazón de Sofía latiendo aceleradamente contra su pecho. Sus ojos recorrieron su rostro, deteniéndose en sus labios entreabiertos.—¿Por qué lo hiciste, Lukas? —preguntó Sofía, su voz apenas audible—. ¿Tanto me odias?—Yo no hice nada… yo no te grabé… ¿cómo podía hacerlo si estaba en el hueco donde me dejaste? —susurró muy cerca de ella. Se moría por besarla, tomar esos voluptuosos labios y chuparlos hasta que estuvieran hinchados y rojos productos de la pasión.Ella lo miró con incredulidad, pero en sus ojos, él vio algo más: duda. Así que él se atrevió a acercarse más, su aliento mezclándose con el de ella.—¿De verdad no tienes nada que ver con eso? —susurró Sofía.Lukas se mantuvo en silencio, sus miradas enredándose en una danza cargada de tensión y atracción. No podía negar que siempre había sentido algo por su hermanastra, pero jamás pensó que algún día estaría así, con ella debajo de él, sus cuerpos lo suficientemente cerca como para senti
La mañana siguiente amaneció gris y lluviosa, como si el clima reflejara el estado de ánimo en la casa. Sofía bajó las escaleras con paso lento, su rostro una máscara de indiferencia.Al entrar en el comedor, vio a Lukas ya sentado, su mirada fija en el plato frente a él. Cuando Sofía entró, levantó la vista por un momento, sus ojos se encontraron brevemente antes de que ambos apartaran la mirada, con un poco de nerviosismo.—Buenos días —saludó Sofía secamente.Los demás respondieron con murmullos apagados, se sentó lo más lejos posible de Lukas, temía como podía reaccionar.—Buenos días, Miss Perfecta —respondió con sarcasmo.El silencio se instaló entre ellos, pesado e incómodo. Danilo intervino con seriedad.—Chicos, el abogado llegará en una hora para leer el testamento —anunció Danilo, rompiendo el tenso silencio—. Espero que puedan comportarse civilizadamente durante la reunión.Lukas resopló.—Por mí no hay problema, siempre y cuando Miss Perfecta sepa mantener la boca cerrad
—Esto va a ser un desastre —murmuró Sofía mientras estaba en su habitación.Sacó su maleta y comenzó a llenarla con precisión. Cada prenda doblada a la perfección. Sus ojos miel se detuvieron en el peluche en la esquina. Lo tomó con cuidado.—Mi osito bandido —, susurró, abrazándolo con una sonrisa.Recordó cuando su padrastro se lo regaló al cumplir sus diez años, antes de casarse con su madre, y desde ese momento se había convertido en su inseparable compañero, aun de adulta dormía con él. Sus pensamientos volaron a Lukas. Esa sonrisa arrogante. Esos ojos azules, burlones.—Tengo que buscar la manera de que huya de la casa, de que renuncie, para yo quedarme con ella. Así que prepárate, Lukas Martinelli —murmuró. —Porque no tienes idea de con quién vas a lidiar. Sofía frunció el ceño, terminó de guardar su ropa en la maleta, y algunas otras cosas que tenía en su habitación, dentro de eso su peluche. Una vez listo, cerró la maleta.Miró el reloj, ansiosa por llegar a la mansión y q
Ninguno de los dos quiso ceder, así que al final terminaron entrando los dos a la habitación, porque ninguno quería ceder. —Entonces, como no te quieres ir, tú duermes en el suelo, y yo en la cama —sentenció Sofía con firmeza, pero Lukas no estaba de acuerdo y se sonrió burlesco.—¡Ni lo sueñes que dormiré en el suelo! Habrá que dividir la cama también —dijo Lukas con la firme intención de provocar más el enojo de la chica.—¿Qué sugieres? ¿Buscar un serrucho o una motosierra para dividirlo? —inquirió con sarcasmo.Lukas soltó una carcajada ante el comentario sarcástico de Sofía.—No seas ridícula —dijo, rodando los ojos. —Me refiero a que cada uno tome un lado de la cama. Es lo suficientemente grande.Sofía lo miró con incredulidad. —¡¿Estás loco?! No pienso dormir en la misma cama que tú.—Pues entonces duerme en el suelo —, respondió Lukas encogiéndose de hombros. —Yo me quedo con la cama.Se dirigió hacia la enorme cama king size y se dejó caer en ella, estirándose cómodamente.
—Yo... —balbuceó Sofía, retrocedió, sintiendo el calor subir a sus mejillas. Sus ojos traicioneros recorrieron el cuerpo de Lukas antes de que pudiera evitarlo.Lukas se acercó más, acorralándola. El agua goteaba de su cabello, deslizándose por su pecho desnudo. Sofía tragó saliva, incapaz de apartar la mirada.Una sonrisa arrogante se dibujó en sus labios.—Admítelo, Sofía —susurró Lukas, su voz ronca—. Me estabas espiando.—No... yo no... —intentó negar ella, pero las palabras se atoraron en su garganta.Lukas se inclinó, sus labios rozando la oreja de Sofía.—¿Te gusta lo que ves, Miss Perfecta? —murmuró, su voz ronca enviando escalofríos por la espalda de Sofía.Ella tragó saliva, tratando de recuperar la compostura.—Por supuesto que no —mintió, su voz temblorosa tratando de disimular tu turbación—, mejores cuerpos he visto.Armándose de valor, se levantó de donde había caído y salió corriendo de allí, sin poder quitarse la imagen del hombre de su cabeza. Su corazón latió desboc
Sofía corrió por el pasillo, aún riendo, mientras escuchaba los gritos furiosos de Lukas desde el baño. Se encerró en otra de las habitaciones de la casa, apoyándose contra la puerta y tratando de contener su risa.—¡Sofía! ¡Abre la puerta ahora mismo! —La voz de Lukas resonó desde el otro lado, acompañada de golpes fuertes.—¡Ni lo sueñes! —respondió ella, sin poder contener una sonrisa triunfante.—¡Esto no se va a quedar así! ¡Me las vas a pagar! —amenazó Lukas—. No sabes lo que hiciste Sofía.Ella se carcajeó y él pudo escuchar su burla a través de la puerta.—Dale, te estaré esperando, puedo defenderme muy bien… parece que te olvidaste que soy la madre de las venganzas —expresó sin temor alguno.—¡Eso lo veremos Sofía, no me acuses luego de ser un patán! Porque tú no te estás comportando como una dama —replicó Lukas.Ella no le respondió, pero decidió quedarse durmiendo en esa habitación, porque él era capaz de cortarle el cabello por venganza. Así que temiendo sus represalias,
Él apareció en la puerta, con una sonrisa inocente.—¡Este desgraciado! —exclamó sin poder contener la furia.—¿Me llamaste Miss Perfecta? ¿Algún problema? Si es para darme las gracias, no te preocupes, no es necesario —respondió en tono sarcástico y Sofía se puso roja de la rabia.—¡Eres un cínico! ¡Sabes perfectamente lo que hiciste! ¿Por qué tendría que darte las gracias si me arruinaste la ropa que compré? —acusó ella, señalando su ropa arruinada—, ¿sabes lo ansiosa que estaba esperando mis ropitas? ¡Esto no tiene perdón Lukas! Así que te desapareces porque si no te juro que mañana serás la primera página del periódico “Hombre es asesinado por mancharle la ropa blanca que le llegó de Shei* a su hermanastra” ¡Así que largo!Sofía estaba tan furiosa que no pudo evitar que lágrimas de impotencia, frustración, enojo, rodaran por sus ojos. Lukas se quedó viéndola y un deje de remordimiento se abrió paso en su interior, pero prefirió irse y esperar luego para hablar, además, tenía que i
Sofía se quedó paralizada por un momento, sintiendo aún el calor de los labios de Lukas sobre los suyos. Su corazón latió desbocado y un ligero rubor cubrió sus mejillas."¿Qué acaba de pasar?", pensó, aturdida.Lukas, por su parte, parecía tan sorprendido como ella por su impulsiva acción. Se alejó un paso, aclarándose la garganta.—Yo... lo siento —murmuró, evitando su mirada—. No sé qué me pasó, no te lo tomes en serio.Sofía parpadeó, tratando de recuperar la compostura.—Está bien —respondió, su voz apenas un susurro—, mejor comamos antes que la comida se enfríe.Los dos comieron en silencio, la tensión era palpable en el aire. Cada movimiento, cada sonido, parecía amplificado en el pequeño comedor. Sofía sentía cómo el ambiente se volvía más denso con cada segundo que pasaba, poniéndola nerviosa. “Ay, Dios, creo que no debí hacer esa última travesura ¿Será que no se lo puso?”, se preguntó, aunque la verdad es que la había puesto de manera que no le molestara de inmediato, porqu