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Capítulo 5. Enfrentamiento.

Cuando Lukas llegó a casa, era más de la medianoche, no pudo evitar una sonrisa maliciosa en sus labios. Se dirigió a su habitación, caminó directamente al baño.

—Perfecto —murmuró al ver la ropa tirada de Sofía en el cesto de basur4.

Recogió las prendas, sonriendo al ver la cinta en la falda, seguramente se le había pegado de alguna tumba.

—Así que te tengo y mientras más maldades le haga, más infeliz será y esa será mi venganza —pensó. 

Sacó su teléfono y comenzó a tomar fotos. El flash iluminó la ropa sucia.

Satisfecho, se acostó a dormir.

A la mañana siguiente, Lukas se levantó temprano, luego de ducharse, bajó a desayunar, se sentó en el comedor familiar, empezó a manipular el teléfono mientras soltaba una carcajada.

—¿Qué te pasa hijo? —le preguntó Danilo.

—Estoy viendo un video viral comiquísimo ¿Lo vieron? —preguntó casualmente, ellos negaron con la cabeza.

—¿De qué se trata? —inquirió con curiosidad su padre.

—Se trata de una chica paseando por la noche, con una cinta en las nalgas que dice "Como recuerdo de todas las noches que pasamos juntos".

Danilo levantó la vista. 

—¿En serio? Déjame ver.

Tomó el teléfono, riendo al ver el video.

La madre de Sofía se acercó. 

—Déjenme, que yo también quiero verlo.

Su risa se congeló al mirar la pantalla. Se llevó una mano a la boca.

—¡No puede ser! —exclamó horrorizada.

Lukas fingió sorpresa. 

—¿Qué pasa?

—Es... es Sofía —, dijo la madre con voz temblorosa.

Lukas abrió los ojos, actuando impactado. 

—¿En serio? Déjeme ver. ¡No puede ser! —mintió.

Interiormente, se regocijaba. Su plan había funcionado a la perfección.

Sofía bajó las escaleras, aún somnolienta, su cabello marrón rebotando con cada paso. 

Al entrar al comedor, notó un silencio incómodo. Su madre la miraba con reproche, con el ceño fruncido y un móvil en la mano, mientras su padrastro evitaba el contacto visual. 

—Buenos días —saludó, confundida por la atmósfera tensa.

Nadie respondió. Lukas, sentado a la mesa, ocultaba una sonrisa detrás de su taza de café.

—¿Qué pasa? ¿Por qué me miran así? —preguntó Sofía, su voz teñida de preocupación.

Su madre se levantó abruptamente.

—¿Cómo pudiste, Sofía? ¡Qué vergüenza! —espetó su madre.

Ella miró a su madre sin entender.

—¿De qué hablas mami? —preguntó confundida.

—¿Dónde estuviste anoche? ¿Con quién andabas? —espetó su madre.

Sofía parpadeó, confundida. 

—¿Qué pasa, mamá?

Por toda respuesta, su madre le tendió el móvil. Sofía lo tomó, sus ojos miel abriéndose de par en par al ver la pantalla. Su rostro palideció.

—Esto no puede ser —murmuró. —¡Es mentira! Yo estaba con Lukas, ¿verdad, Lukas?

Lukas, que estaba cerca, alzó las cejas. 

—¿Conmigo? —Su voz destilaba sarcasmo. —Ah no, Sofía. Lo siento, pero a mí no me uses de tapadera para engañar a nuestros padres.

—¡¿Qué?! —Sofía lo miró, incrédula. 

Lukas continuó, implacable. 

—¿Quién sabe en qué pasos andabas y con quién? Hasta encontré tu ropa, como si te hubieras revolcado...

—¡Mentiroso! —gritó Sofía, su voz temblando de rabia. —¡Di la verdad!

—Lo siento, Miss Perfecta —dijo Lukas con una sonrisa burlona. —A mí no me metas en esto.

Y con esas palabras, salió, dejando a Sofía boquiabierta. 

“Ve cómo sales de eso Miss perfect", pensó Lukas, su sonrisa ensanchándose mientras se alejaba.

Sofía se quedó allí, su mente dando vueltas. ¿Cómo podía Lukas hacerle esto? Su perfecto mundo se desmoronaba porque ahora sus padres pensaban lo peor de ella.

—Les juro que esto es una mentira, me caí en un hueco del cementerio con Lukas, y él lo sabe, solo quiere fastidiarme, pero yo les voy a comprobar que les estoy diciendo la verdad y voy a averiguar quien colocó eso y lo hizo viral —dijo saliendo del comedor corriendo.

Subió las escaleras con prisa, entró a su habitación y cerró la puerta de un portazo. Las lágrimas amenazaban con caer, pero las contuvo. No iba a darle el gusto a Lukas de verla llorar.

Se sentó frente a su computadora y comenzó a investigar. Tenía que haber una manera de demostrar que alguien quiso fastidiarla.

Después de varias horas de búsqueda infructuosa, Sofía se recostó en su silla, frustrada. El video se había vuelto viral y parecía imposible rastrear su origen.

De repente, una idea cruzó por su mente. Seguro Lukas, se dijo mentalmente, si él estaba detrás de esto, seguramente habría dejado algún rastro. 

Con determinación, se levantó y caminó la habitación de Lukas entró sigilosamente, cerrando la puerta tras de sí. Sus ojos recorrieron el espacio, buscando algo, cualquier cosa, que pudiera incriminar a su hermanastro.

Revisó los cajones, el armario, incluso debajo de la cama. Nada. Estaba a punto de rendirse cuando vio el teléfono de Lukas sobre la mesita de noche. 

Con el corazón acelerado, lo tomó. Estaba bloqueado.

—Maldita sea —, murmuró. Intentó varias combinaciones sin éxito. 

De repente, escuchó pasos acercándose. En pánico, dejó el teléfono y se escondió en el armario justo cuando la puerta se abrió. 

Lukas entró en la habitación, silbando despreocupadamente. Sofía contuvo la respiración, su corazón latiendo con fuerza. A través de las rendijas del armario, vio cómo Lukas se acercaba a la mesita de noche y tomaba su teléfono.

—Veamos qué más puedo hacer para fastidiar a Miss Perfecta —murmuró Lukas con una sonrisa maliciosa.

Sofía apretó los puños, la rabia burbujeando en su interior. La rabia le ganó y sin pensarlo dos veces abrió el armario de par en par y salió de su escondite sorprendiendo a Lukas.

Cuando este la vio dio un respingo, sobresaltado por la repentina aparición de Sofía.

—¡¿Qué demonios haces aquí?! —exclamó, su voz mezclada entre sorpresa e indignación.

Sofía avanzó hacia él, sus ojos ardiendo de furia.

—¡Lo sabía! ¡Fuiste tú quien publicó ese video! —acusó, señalándolo con el dedo.

Lukas levantó las cejas con sorpresa.

—No sé de qué hablas —, su rostro una máscara de inocencia.

—¡No te hagas el tonto! —gritó— seguro publicaste eso ¡Eres un desgraciado! Yo no te olvidé porque quise… es por mi fobia… ¿Cómo me haces esto? —dijo y empezó a golpearle el pecho con furia.

Lukas trató de sostenerla, sin embargo, Sofía estaba hecha una fiera, por el impulso que ella tomó, terminaron cayendo en la cama, pero él se giró dejándola debajo de su cuerpo.

El tiempo pareció detenerse mientras Lukas y Sofía se miraban fijamente, sus cuerpos presionados el uno contra el otro. La furia en los ojos de Sofía se mezcló con algo más, algo que no pudo identificar. 

—Suéltame —susurró ella, pero su voz carecía de convicción mientras en su interior se desataba una especie de fuego, que nunca había sentido.

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