Capítulo 89

La primera vez que almorcé con las hermanas de Marcial, lo hice sumida en el terror. -Ellas me ven como una enemiga-, le advertí cuando íbamos en su carro. Me había puesto un vestido corto, zapatos oscuros y me solté el pelo. Quería impresionarlas porque a las dos las veía, también, como un dique entre mi enamorado y yo.

-No seas tonta, ellas te adoran-, disfrutaba Marcial de un chupetín.

Yo ya conocía la casa, je. La había espiado, en uno de mis ataques de celos, y sabía de sus perros. Apenas me bajé del carro me rodearon y empezaron a hacerme juegos y se hacían volantines, ladraban, se correteaban y se volvieron una fiesta.

-Tus perritos son muy juguetones-, le dije a Jennifer besándole en la mejilla.

-Al contrario, son huraños. Creo que tú le agradas-, me dijo ella riéndose.

Judy cocinó. Hizo estofado y estuvo delicioso. También preparó sopa de tomates y de postre arroz con leche. Toda una maravilla. Tragué más que una ballena.

-Mi hermano está muy enamorado de ti-, me
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