Días antes del Caos.
Froilán.Me muevo de un lado a otro preguntándome cómo estará Eli, no he recibido noticia alguna desde que se fue y siento que cada día enloquezco más.Desde mi posición escucho como unas pisadas se acercan despacio y seguido de eso la puerta es abierta.—Froilán —habla a mi espalda Selena.—¿Qué deseas? —sin quererlo mi voz sale cortante.—Saber cómo estás —dice terminando de entrar y acercarse despacio. Me doy la vuelta y el malestar vuelve a golpear mi pecho. El sentimiento de culpa me carcome.—¡Sabes perfectamente como estoy! No hagas preguntas estúpidas.No es mi intención, juro que intento con todas mis fuerzas no ser un desastre, pero esto es más grande de lo que puedo controlar.—No tienes por qué tratarme así —dice un tanto molesta, termina de acercarse y posa sus manos en mi brazo y me mira con ojos cristalinos —Tienes que dormir, tal vez el descanso te ayude con tu humor —Sugiere, niego frenéticamente con la cabeza quitando sus manos de mí.—No lo voy a hacer hasta que la tenga de vuelta —Sentenció apartándome de ella para ver de nuevo por el ventanal.—Esto no es bueno para tu salud, recuerda que de nada servirá que te enfermes —insiste y me rehusó hacerle caso.—¡¡Tú no entiendes, mi hija es lo más importante y lo único que me queda!! ¡¡Kai se largó como años atrás, mi “exesposa” se largó cuándo más la necesite por otro hombre, no tengo otra familia que no sea ella!! ¡Si le sucede algo, yo seré hombre muerto, porque sin ella no puedo vivir! —explotó con lágrimas en los ojos. Terminó cayendo en el suelo, sintiéndome la m****a de padre que soy.Pude hacer más, sé que pude y tuve oportunidad, pero el miedo pudo más que yo y eso es lo que me está carcomiendo, la culpa de ya no poder y de que todo acabo me está matando.—No la pude proteger y aun así ella no me lo reprochó, se largó aceptando su destino, un destino del cual fui responsable porque sabía perfectamente que sí tenía hijos, estos vivirían de la misma forma que yo lo hice y lo sigo haciendo. Su castigo, su vida y muerte son mi culpa…—No digas eso, ella aún vive y la vamos a recuperar, es fuerte y lo sabes, jamás te va a reprochar por todo lo que has hecho por ella. Elizabeth es consciente que la amas y darías tu vida por ella, es por ello que se largó sin decir nada, tu hija no es tonta, no te está culpando de nada —me interrumpe. Podrá tener razón, pero eso no me consuela.—Estoy cansado de todo esto, siempre viví en medio de este juego, de quién es más fuerte que quien y yo no quiero ser parte de él, debí escaparme cuándo tuve la oportunidad —Selena se queda callada, no soy capaz de verla a los ojos por lo que dejó mi mirada pegada al suelo.—¿Sabes? Me duele el que no me veas como parte de tu familia, pero te entiendo —sus palabras me hacen sentir peor.—Si lo hago, eres parte de nosotros —musitó.—Eso no parece, ¡¡no te das cuenta de que yo te amo y estoy para ti!! —Confiesa y otra lágrima se desliza sobre mi mejilla.—Yo también lo hago —digo sin mirarla —pero soy consciente de que te mereces algo mejor, alguien con quien hacer tu vida desde cero, no alguien que ya tiene toda una historia escrita por delante.—Pero yo te quiero a ti —dice con la voz quebrada. Trago grueso antes de hablar.—¿En serio quieres esta vida Selena? ¿Esta vida llena de injusticia donde los dos no seremos felices porque ellos nos quieren ver miserables? —preguntó levantando la mirada para ver fijamente sus ojos cristalinos que me observan decepcionados.—Tú no me amas, si lo hicieras lucharías por mí y no me dejarías ir de tu lado y te quedarías conmigo a disfrutar lo pongo que tendremos —niego antes sus palabras.—No soy tan hijo de perra Selena, eso no es amor.—¿¡¡Entonces qué se supone que es, Froilán!!?—¡Dejarte ir! Que seas feliz con alguien que te dé la vida que mereces, que te ame con la intensidad que lo hago yo —digo tomando su brazo y acercándola a mí, comienza a negar mientras solloza.—No…—Amar también es dejar ir, no mereces todo lo que se viene y llevo conmigo. Eres tan consciente como yo que esto no terminara bien y me rehusó a lastimarte más de lo que ya lo he hecho.—¡Tú no decides por mí! Si estar contigo significa morir en el intento, lo voy a tomar porque no quiero una vida sin ti. —sentencia, sus manos se posan en mi nuca y acerca su rostro al mío hasta rozar sus labios contra los míos —¿De verdad deseas que esté con otro hombre que me bese, toque y hagas suya? —Cuestiona bajando lentamente su mano por mi pecho. —Qué me vea totalmente desnuda y lista para él y se adentre en mí —La imagen se visualiza en mi mente y me desconozco al sentir la ira corre por todo mi cuerpo —¿Eso deseas Froilán?—No —musitó, mi respiración se corta cuando ella se coloca rápidamente a horcajadas sobre mi regazo y comienza a mover sus caderas en círculos —No hagas esto —pido casi en súplica, tomó sus caderas, intentó detenerla, pero esta es más rápida al tomarme de la nuca y pegar sus labios otra los míos.—¿En serio quiere que otro pase las manos por mis senos y baje hasta mi sexo? —sus palabras terminan por quebrantar por completo mi voluntad, sin previo aviso la llevó contra el suelo y me hago paso en medio de sus piernas.—Lo intenté, pero me la pones muy difícil —gruñó.La observo por un par de minutos en la que su pecho sube y baja rápidamente, mientras su boca se mantiene entreabierta intentando respirar con normalidad.—¡No quería hacerte más daño! —admito molesto conmigo mismo escondiendo mi rostro en su pecho —lo que nos espera no es bueno, ya suficiente tengo con mi hija como para tenerte a ti en medio también.No me dice nada, simplemente pasa sus manos lentamente por mi cabello hasta mi rostro.—Si me dejas será peor que dejarme a tu lado, yo ya no sé vivir sin ti, amor —susurra, suspiro con cansancio y levantó la cabeza para estrechar mis labios, otra los suyos de nuevo. Sus manos rápidamente quitando mi camisa mientras yo con calma deslizó las tiras de su vestido aun lado dejando sus pechos expuestos antes mi.°°°°Ese día sabía que iba a llegar. Desde el momento que vi a mi hija lo único que pensé fue que era completamente perfecta, y con los años supe que iba a ser un dolor de cabeza tanto para mí como para el consejo.Es que para mí fue muy evidente en el momento que me enteré de su primera víctima, me sumí en reproche porque sabía que algo había hecho mal, lo había arruinado por completo. Mi hija de tan solo quince años ya había asesinado a un humano, ese día Kai y yo tuvimos una fuerte discusión que terminó en semanas en las que no le dirigí la palabra ni una vez a mi hermano ni mucho menos a Elizabeth.Estaba en los cazadores y sabía que era cuestión de tiempo para que algo así pasara, pero no pensé que fuera ella capaz y tomara la iniciativa en acabar con una vida.Lo peor de todo fue cuando vi su mirada tan tranquila y satisfecha, sabía que no era normal, sin embargo, siguiendo la línea de los Bathory el gen asesino era de suponerse que era posible.Aunque debo confesar que hasta el último minuto suplico que porque ella no fuera así, pero al parecer el destino tenía otros planes para ella.En ese momento supe que todo sería una jodida locura y que nosotros teníamos una sentencia de muerte en nuestra frente, puede sonar exagerado para muchos, pero yo trabajaba para el consejo y sabía perfectamente cómo funcionaba mi reino, por lo que no podía hacerme el idiota.Y hoy veo las consecuencias de no haber criado de la mejor forma a Elizabeth.Dos guardias nos escoltan al palacio de Agnes donde nos arrodillan frente a ella.—Por mucho tiempo verdaderamente creí que podías hacer un buen tu trabajo Froilán, sin embargo, tu hija me ha demostrado cuán equivocada estaba sobre ti y que mereces un final peor que el suyo por no ponerle límites a tiempo.—¿¡Qué!? —desesperado porque esté mintiendo, me atrevo alzar el rostro encontrándome con su siniestra sonrisa.—Bueno, aún no acabó con ella por completo, pero en un par de horas no quedará ni sus cenizas.Iracundo la encaró soltando todo respeto y miedo que alguna vez le tuve.—¡No le tocarás ni un maldito cabello! —sentenció con la reparación hecha un desastre.—¿Sabes? Nunca te propuse lo que a tus antecesores les ofrecí porque tu corazón débil y bondadoso me asqueaba, pero ahora me doy cuenta de que solo tenía que incentivarte un poco para encender ese encanto que tanto ansío de los BathorySus palabras me hacen dar un paso atrás con una mueca de asco.—Ni por mil incentivos me acostaría contigo —dejó en claro muy firme. En reacción solo sonríe y niega ligeramente con la cabeza.—Eso mismo dijo Aarón y como sabrás no le duró mucho.—Sabes bien que no puedes compararnos.—Lo sé, otra cosa que agregar a la lista. Ninguno de ustedes se ha parecido en carácter, sin embargo, cada uno ha caído. Tú lo harás solo que a su debido tiempo —dictamina convencida. —tal vez cuando te recuperes de haber perdido a Elizabeth y se te vuelva un infierno estar encerrado en un calabozo.Luego de aquellas palabras todo se volvió negro y al despertar escuchar que mi hija había muerto a los guardias me destruyó por completo.Mi familia era lo único que podía decir que era mío y que podía tener cierto control, los amaba más que a mi propia vida. A pesar de lo que suponía Kai y Elizabeth nadie estaba por encima de ellos, ni siquiera el amor efímero que sentí por Leonore llegó a tal grado.La clara evidencia de ello fue en el momento que la desterré de Nirvana y nuestras vidas, la razón por la que años después la busqué era una historia totalmente distinta a lo que hice pensar a todos, incluyéndola.Omnisciente Para ella la vida ya no tenía sentido, toda su vida se había basado en sufrimiento tras sufrimiento. Todos tenemos un límite y Amelia sentía que ya estaba llegando al suyo, si antes odiaba a su madre, el sentimiento que había comenzado a sentir era indescriptible.—¡Castigo, eso es lo que te mereces y lo que tendrás ahora mismo y el reto de tus días Amelia! —Halley ardiendo en furia, no perdió tiempo a la hora de llegar a su palacio y llamar a una esclava, la mujer sabiendo lo que pediría su amo colocó las manos de Amelia en la mesa que tenían frente a ellas. Ella, aceptando su castigo, no objeto ni se inmutó al ver a su madre con una vara de Nirgen en sus manos, el Nirgen era el metal más fuerte que tenía en todo los reinos, el cual fue descubierto por las brujas siglos antes de la guerra. Halley a pesar de creer fielmente en que su hija no pudo haber escapado por su cuenta, no pudo evitar no querer castigarla a su manera. En Halley era más que obvio el odio que sentía
Un mes después. Irá, no era exactamente lo que sentía Leonore después de saber que tendría que cuidar a los hermanos de Elizabeth, puesto que la verdad no sabía exactamente qué era lo que sentía al respecto. Sabía perfectamente que era lo que sentía por Elizabeth, más no en los niños. —¿De quiénes son esos niños madre? —preguntó su hija al entrar en la sala de su hogar. —¿Niños? ¿Qué niños? —Cuestionó Nicolás al entrar detrás de su hija. Leonore no supo qué decir. —Ah, estos… —dijo viendo a las criaturas en las cunas que “amablemente” le dio Agnes al entregarle los bebés. Tanto padre como hija se le quedaron viendo expectantes. —¡Los adopté! —dijo casi en un grito. —¿Adoptaste? —repitió su esposo incrédulo. Conocía bien a su esposa y sabía que ella no era amante de los niños, eso lo comprobó cuando tuvieron a su hija y él tuvo que hacerse cargo de ella las veinticuatro horas del día. —Sí, no sé si te has dado cuenta, pero la situación se ha complicado bastante en Hélido desde lo
Kai Mi celda tenía un olor putrefacto, las cadenas en mis pies y manos tenía ya un color bastante desagradable, gracias a mi sangre. El olor a rosas que inundaba mis fosas nasales al estar dentro del palacio, ya no estaba. La molesta sonrisa de Froilán se había desvanecido hace ya un tiempo, ya ni siquiera tenía fuerzas para hablarme. Por años él fue quien me sostuvo en todo momento, pero ahora ya no queda nada de ese hermano que me reconfortaba después de aquellas golpizas de aquel bastardo. Me dolía, sin embargo, no lo demostraba para no avivar su dolor. Por momentos quería decirle que teníamos motivos para seguir luchando, pero luego recordaba que de nada iba a servir. —¿Kai? —La frágil voz de mi hermano me saca de mis pensamientos. —Aquí estoy Froilán. —lo calmó. —¿Cómo está? —pregunta y rápidamente sé dé quién habla. —Igual que nosotros. —por más que quiera mentirle, no puedo. —¡¡Joder!! —grita golpeando su plato de comida. —Necesitamos salir de aquí. —Lo sé, lo sé herman
Recuerdos de Amelia. Negro.Rojo… Vacío. Dolor…—¿Tu mamá también es mala, Abalam? —el niño de ojos rojos pensó un momento antes de hablar. —Sí, y estoy seguro de que la mía es peor que la tuya. —El niño lo dijo de una manera tan natural que sentí dolor por primera vez por otra persona que no fui yo. —¿Quieres un abrazo? —preguntó alzando mis brazos. —¿Y eso de qué me serviría? —Cuestionó ladeando la cabeza. —Te hará sentir mejor, te lo prometo. —Está bien, pero solo uno. —dejó en claro, sonreí y emocionada, me lancé en sus brazos delgados. Tarde un par de minutos en esa posición en la que él no me lo devolvió. —¿Y bien? —inquiero alejándome unos pasos de su cuerpo. —No lo sé, no estuvo mal, supongo. —se limita a decir encogiéndose de hombros. —¿Quieres que te cuente una historia?, tengo muchas. —Esta era la primera vez que estaba con el príncipe de los demonios, y estaba muy emocionada porque era mi primer amigo y quería que se sintiera bien en todos los sentidos. —Eres m
Amelia. Lo sabía, cuando conocí y estuve esa semana entera con Kai supe que algo grande se escondía. El que jamás comiera absolutamente nada y que era parte de los cazadores me daba varias teorías de lo que podría ser. Casi nadie se lo cuestionaba, puesto que todos pasaban que en algún momento el menor de los Bathory se convertiría tarde o temprano, aunque muchos tenían la teoría de que él ya lo era y por cuestiones del consejo no se atrevía a confesarlo. —Sé que apenas estás siendo consciente otra vez, pero necesito saber si tienes alguna información valiosa. —pregunta Kai sin ocultar sus emociones. —No sé si es crucial, pero en dos ocasiones escuché a las esclavas hablar de unos Mellizos que trasladaron a Hélido hace casi dos meses. —sus ojos esmeraldas se abren de manera exagerada, al igual que su boca. —Los bebés. —pasa una mano por su cabello de manera dolorosa a la vista. —¿Por qué te preocupan? —Porque son mis sobrinos. —Confiesa dejándome algo desconcertada. —¿Son herma
Este no es el cap que seguía jjaja, pero no me aguante y ya verán porque. Leonore. Leonore siempre confío en su ingenio y sus dotes para seducir y enamorar a los hombres, tanto así que era una complementa narcisista en todo su esplendor. Pero ella no siempre fue así, la vida te puede golpear duro y ella más que nadie lo sabía. Los Arias eran humanos de clase baja, no pertenecía a la Aristocracia y eso Leonore lo detestaba. ¿Por qué? Te preguntaras, pues en Nirvana los únicos que recibían un buen “trato” eran los que formaban parte de la Aristocracia, a ellos no se les castigaba ni mucho menos se les humillaba en medio de la plaza por no pagar sus debidos impuestos. Cada vez que Leonore tenía que presenciar esto, la ira la consumía al punto de intervenir con la guardia real en un vano intento de parar los golpes que recibían sus padres. No le parecía justo, era cruel que sólo por carecer de dinero tuvieran que ser tratados peor que a los que estaban en los calabozos encerrados por
Kai. La historia de los Bathory es muy extensa y llena de secretos que el consejo se ha empeñado en ocultar. Una de ellas es tía Mika, primera mujer en la familia Bathory, hermana mayor del bastardo de Aarón. Tía Mika no la conocí hasta que me adentre a Urabia hace unos años para ser precisos unos días antes de que naciera Eli; cuando escuché por primera vez la melodía Quimera y una mujer contaba la historia mientras bailaba con su pareja. °°°Hace tiempo nació una hermosa niña de ojos azules y melena negra que era muy curiosa a medida que crecía su intriga igual. Muchos relatan que era muy altiva y audaz, su padre la amaba tanto o más que su madre era la luz de sus ojos. Mika Bathory fue querida por muchos y odiada por otros, el odio recaía más en los hombres, puesto que al ser adolescente muchos pretendientes llegaron con su galantería a conquistar su corazón, sin embargo, ninguno le era suficiente, ella quería más, mucho más de lo que aquellos mortales podían ofrecer. Cuenta ell
Omnisciente. La vida de la hija menor de Leonore se estaba derrumbando a pedazos cada vez más, estaba mal y tenía dudas sobre ella y su madre, pero sobre todo ella albergaba dolor. Había perdido a su más preciado amigo, su novio y a Abalam. Que sí bien este último no sabía cómo describir su relación, tenía muy en claro que le dolía su partida. No sabía cómo, pero en un abrir y cerrar de ojos todo había cambiado en su vida. A su madre ya no la veía igual, su novio había resultado ser un patán de primera, y para colmo ahora tenía una hermana que había fallecido por meterse demás con aquellos monstruos. Ya había pasado más de un año y en ese tiempo le había bastado para ver que su vida no era color rosa, que la vida era más cruel de lo que alguna vez imaginó; que su vida no se iba a acabar por no visitar a su novio más seguido o por no ver por un día a su amigo, sino que está se acabaría cuando al fin abriera los ojos. Casi cinco meses tenía los mellizos que ahora legalmente eran sus