Capítulo 10

Yo lo mire con mis grandes ojos azules, mientras mi boca se abría un poco.

–¡Hermano! -Dijo Mark de inmediato. –Ya estoy de vuelta. -Se expresa con alegría, el joven de ojos verdes. Pero Mathew no dijo nada, solo miró la mano de Mark, tomando la mía. Así que empezó a asentir con la cabeza, mientras nos miraba con mucho detenimiento.

–Entonces, ¿están juntos? -Pregunta el joven de traje café, con botas de cuero negro.

–Hermano, somos la pareja perfecta, ¿cómo no vamos a estar juntos? -Mathew de inmediato sonríe, para mirarme a mí.

–Mi pregunta era para tu esposa, no para ti. -Dijo Mathew con seriedad, mientras mira a su hermano con odio.

–Mathew , esto es un matrimonio. -Termine diciéndole, mientras me sentía muy mal por él.

–Tienes razón, son una pareja aburrida y desgastada por el tiempo, pero qué más puedo decir. -Suspira. –Bueno, los necesito a los dos en mi oficina. -Nos avisa sorpresivamente.

Mark y yo nos quedamos estáticos, hasta que Mathew nos despertó.

–¡Vamos! -Nos indica con una de sus manos.

No tuvimos de otra que seguirle el paso a Mathew , hasta llegar a su oficina. Esa gran oficina tan temible, pero al mismo tiempo tan hermosa. Era tan grande, que a veces Mathew jugaba golf dentro de ella.  Él nos hizo pasar primero, para después cerrar la puerta con sus propias manos. No sabía de qué quería hablar con los dos, pero todo quedo muy claro, cuando Mathew con mucha fuerza y furia, se le lanza a su hermano a golpes. Los dos caen contra el escritorio de madera, mientras Mathew toma del cuello de la camisa de su hermano.

–¡Escúchame bien, bastardo! -Le gritó Mathew con fuerza. –Vuelves a tocar a tu esposa, como lo hiciste ayer. -Yo intente pararlos, pero era inevitable. Mathew era más fuerte que yo, mientras que Mark por su parte, solo dejo que Mathew lo amenazara. –Y yo mismo te mato con mis propias manos, hijo de perra. -Y al final, lo soltó para que el hombre cayera al suelo.

Yo lo miré con mis ojos bien abiertos, no podía creer lo que estaba pasando.

–Mathew . -Dije su nombre mientras mi aliento es robado, por la acción que acaba de hacer.

–De nada. -Me contestó molesto, para después salir de su oficina.

Yo tenía que ayudar a Mark, sin importar lo que haya pasado con Mathew , Mark aún era mi esposo. Así que lo ayude a pararse del suelo.

–¡Ese hijo de perra! -Maldijo Mark con enojo.

–¿Por qué no te defendiste? -Le pregunté mientras le quitaba el polvo, que cayó encima de su traje.

–Mathew está loco, nunca podre con esa locura que él tiene. -Empieza a toser como si estuviera enfermo. Yo solo sonreí y empecé a negar con la cabeza. Mark se puso en el mismo lugar, en donde me dijo Mathew que se pondría; el lugar de la víctima.

–Es mejor que vayas a tu oficina y te arregles. -Le comenté un poco molesta, para después salir de la oficina presidencial, ya que tenía que hablar con Mathew .

Pero ya le había perdido la pista, así que le pregunté a su secretaría, sobre su paradero.

–Cuando el jefe se estresa, va a la azotea. -Me responde amablemente, la mujer de la tercera edad, que también fue secretaría de su padre.

–Le agradezco mucho, señorita Maggie. -Le contesté de inmediato, para después tomar las escaleras que llevaban a la azotea. Por suerte, no estaba muy lejos del piso en donde se encontraba su oficina. Y como me dijo su secretaría, él se encontraba en la azotea, fumando un cigarrillo. Él de inmediato detecto mi presencia, para dejar salir el humo de su boca. Yo camine hacía él, mientras mi corazón palpitaba con fuerzas.

–¿Qué haces aquí? ¿No deberías de estar limpiándole la sangre a tu esposo? -Preguntó molesto mientras rodaba los ojos, siguiendo fumando su cigarrillo.

–Mathew , tenía que perdonarlo. -Es lo primero que sale de mi boca. -Llevamos un año de casados, no es fácil…-Pero Mathew decide interrumpirme.

–Entiendo muy bien, que sea un matrimonio, lo que no entiendo es…-Toma su cigarro una vez más, para después sacar el humo por su boca. –¿Cómo le haces el amor a alguien, y después te vas? Arreglando tu relación con esa persona que te hizo daño. -Ahora me mira con mucha atención.

–¿Y tú no entiendes por lo que estoy pasando? Sí, Mathew . -Dije su nombre con rudeza. –Ayer tuvimos sexo, pero al final del día, él es mi esposo. -No pude evitar llorar enfrente de él, supongo que era algo que hacía, cuando estaba cerca de su presencia. –Y aun que quiera dejarlo por todo lo que hizo, no puedo.

Mathew solo hace algunas muecas, para dejar caer su cigarrito y pisarlo con fuerza. Por un momento pensé, que él visualizaba a su hermano, en esa pequeña colilla de cigarrillo.

–¿Y solo fue sexo para ti? -Pregunta metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón, para después mirarme a los ojos y hacerme frente. La pregunta que me estaba haciendo, era la más difícil de contestar, no era tan fácil como él creía.

–Mathew , no me hagas hablar de eso. -Le pedí que tuviera piedad de mi cuerpo y de mi debilidad.

Por otra parte, él solo se mofa de mí.

–¿Qué no te haga hablar del hecho, de que hicimos el amor ayer? -Se empieza a reír. -Porque para mí no fue solo una noche más, del “play boy” del que recalcas que soy. -Ahora estaba usando mis palabras. ¡Tenía que empezar a cerrar mi gran bocotá! -Porque para mí no fue así Lisa, te hice el amor por completo. Te toque y bese cada parte escondida de tu cuerpo, con todo mi corazón. -Yo misma empiezo a tragar saliva, ya que este hombre es realmente emotivo y sensual cuando habla. –Tú me tocaste como nunca más lo hiciste con otro hombre. -Asegura que lo hice. -Ayer eras otra Lisa, perdiste el rumbo y te convertiste en una mujer llena de pasión, que se le entrego a un hombre. Ayer no hiciste el amor con tu aburrido esposo, sino que hiciste el amor con quizás el hombre, que más te ha hecho sentir algo.

Era una locura lo que estaba diciendo Mathew , pero a pesar de que lo era, sabía que tenía razón. Llego un punto, en el que ya no podía escucharle, ya no resistía. Así que le grité con fuerzas:

–¡Detente! -Le rogué. –¡Basta!

–¿Qué me detenga? ¿Te duele demasiado oír la verdad? -De inmediato se escuchó su voz profunda, mientras miraba hacía el suelo.

–Mathew , ¿Qué acaso no me dijiste que, la persona indicada estaba por ahí? -Pregunté entre lágrimas. –Y que alguien ya la había tomado.

Mathew de inmediato se pone tieso y frio, cuando me escucha hablar, para después mirarme atentamente.

–Dime, ¿quién es esa mujer? -Pregunté sabiendo la respuesta. Ahora lo sabía todo.

Él solo se mofó una vez más, para después tomarme del brazo.

–Eres tú. -Yo de inmediato siento un balde de agua fría, cayendo por todo mi cuerpo. –Me descubriste. -Dice sin más. –Pero de algo estoy certero. -Ahora me apunta con el dedo. –Si yo no te hubiera mirado, Mark jamás hubiera volteado a verte. Así que yo tengo las de ganar aquí. -Suelta mi brazo, para después caminar hacía la puerta, pero antes de dejar el lugar, me dice:

–Esto no acaba aquí, luchare si eso es lo que quieres, pero no me volverán a quitar la felicidad. -La rabia en sus ojos era clara, mientras que sus expresiones, también lo eran.

Parecía que esta vez, Mathew iba a luchar por algo y por alguien. Y no podía creer que era por mí, era incluso algo absurdo, ya que muchas veces pensé, que él se merecía a una mujer que lo hiciera feliz, ya que su soledad era bastante grande. Pero desgraciadamente, se enamoró de la persona equivocada. Pensé mucho tiempo que Mathew salía con muchas mujeres, por resentimiento a alguien y no me equivocaba. Nos tenía resentimiento a Mark y a mí.

Pero ahora tenía que ser sincera, había una parte de mí que Mathew había descubierto, así que no pude evitar que mi corazón empezara a latir por él. Supongo que ya estaba enamorada de Mathew, solo que me callaba por impotencia. Quería hacer lo correcto y arreglar mi matrimonio, pero con Mathew era todo diferente. Era un hombre que me había hecho abrir los ojos, para que viera este mundo con claridad. Y aunque el mundo en el que estaba, era bastante cruel y despiadado, yo misma me había metido en este lugar de apariencias y dinero.

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