JessicaMe besó con tanta dulzura que se me llenaron los ojos de lágrimas.―¿Qué pasó, preciosa? ―me preguntó al ver mis ojos inundados.―Nada, solo estoy feliz.―¿De verdad? ¿Es felicidad?―Sí, ¿qué más podría ser?Me tomó de la mano y se sentó conmigo en el sillón.―No quieres dejarme, ¿verdad, Jessica?―No, no quiero dejarte, yo sé que estaba rara y que… No, no quiero que te vayas de mi vida.―Yo pensé que ya no querías seguir conmigo. Esta mañana, cuando te encerraste en el baño y me rechazaste, yo pensé que no querías seguir y no sabías cómo terminar. Temía que el fin de semana fuera el fin de nuestra relación.―Sí, lo pensé, pero yo quiero seguir contigo, me siento vacía sin ti, me duele mucho estar sin ti, lo peor es que ni siquiera es por ti, o por nosotros, nuestros problemas vienen de afuera…―De mi mamá ―terminé su oración.―Sí ―aceptó con culpa.―Lo sé, el viernes cuando hablé con mi hermano me di cuenta de que las mismas artimañas que usó con él, las está usando conmigo.
Patrick ―Bueno, muchachos, excelente presentación, mejor que las de Ryan ―comentó Dave―, díganle a Jessica que me envíe los documentos para firmarlos.―Muchas gracias, señor.Se despidieron y salieron de la sala de reuniones, nos miramos con Mark e hicimos un gesto de triunfo con un sonoro “sí”.―Tenemos la cuenta cinco años más ―comenté feliz.―Sí, lo hicimos.―Ahora, lo que debes hacer, es tomar un curso de oratoria, ¡este trabajo lo hiciste prácticamente solo! Yo estaba ocupado de lo de Aries. Te falta solo la confianza para saber que lo puedes hacer, así podrías tomar cuentas solo y… llevar tú varias carteras de clientes.―¿Tú crees que pueda hacerlo?―Mark, cuando Dave cuestionó la parte del vestido, tú fuiste capaz de rebatirle y también de ofrecerle otra cosa, en el momento, yo no intervine porque tú lo estabas haciendo de lujo, solo te falta la confianza, yo creo que Ryan te convenció de que no eras capaz solo, eso ¿por qué? Para él aprovecharse de tu trabajo. Eres publicist
JessicaRick Lennox nos envió una invitación formal a Patrick y a mí para ir a la inauguración de su departamento. Según Patrick, era mucho más grande que el de él. Rick era un hombre sencillo con gustos refinados.El viernes once, me llamó.―Rick.―Hola, Jessica, quiero recordarte que mañana los espero en mi casa.―Sí, Rick, ahí estaremos.―Bien, no faltes. Tú menos que nadie.Yo me sorprendí.―¿Pasa algo? ―le pregunté un poco asustada.―Oh, no, no, nada de qué preocuparte, es solo que tengo una sorpresa y sé que te va a gustar.―Ah, bueno, con que no sea un cocodrilo gigante.Se largó a reír.―Por supuesto que no, niña, ¿cómo se te ocurre? Nos vemos mañana, la invitación dice a las seis, pero si pueden llegar antes, sería mucho mejor.―Está bien, le diré a Patrick.―Gracias, nos vemos.―Nos vemos, Rick.¿Esa llamada estuvo muy rara o solo fui yo? Le avisé a Patrick esa noche.Llegamos al departamento poco después de las cinco de la tarde y nos abrió la puerta ni más ni menos que Eri
Patrick ¿Cómo se atrevía mi mamá ir a aparecerse allá? ¿Qué se creía? Sabía que nadie la quería ya, mucho menos a Melissa, que no era nada de la familia.―¿Se habrá enterado de que ibas a hacer la inauguración hoy? ―le preguntó Jack.―No lo sé, seguramente.―Si es así, es porque te espía, no puede ser que se aparezca justo, no había aparecido en tanto tiempo… Además, ¿cómo sabe dónde vives?―No lo sé, solo ustedes tenían la dirección.―¿Alguien le dio la dirección a mi mamá o a Melissa? ―pregunté a los invitados.Todos negaron con la cabeza.―Sabes que a ninguno nos soportaba tu mamá ―respondió un viejo amigo de papá―, mal podría yo hablar con ella. Yo tampoco la soporto.Todos fueron negando así. Eso quería decir que mi mamá lo seguía, lo espiaba. ¡Estaba loca!Volvió a sonar el citófono.―Dije que no las quiero aquí. ¡Llamen a la policía! Esa mujer no entrará a mi casa. Está bien. Yo voy a ir.Cortó con violencia.―Quizá sea mejor que nos vayamos, amigo ―le dijo el amigo de papá.
JessicaHarold se quedaría por un tiempo en la ciudad, para disfrutar de sus hijos, nietos y bisnietos. El miércoles siguiente, nos invitó a cenar, fuimos a uno de los restaurantes más caros.―Quiero agradecerles por estar aquí, ustedes son mi familia ―dijo en el brindis―, le agradezco a la vida el poder haber conocido a mis nietos y a mis bisnietos. Doy gracias por los dos hijos que me regaló mi querida Stella, no saben cuánto desearía que siguiera aquí, aunque estoy seguro de que ella sigue con nosotros. Nuestro deseo siempre para ustedes es que fueran felices. El dinero es importante, lo sabemos, pero no más que la familia, que el amor, que el compartir. Siempre tengan presente que no hay bien mayor que el de tener gente alrededor, gente a la que uno pueda amar sin miedo, gente que a uno lo ame también sin condición. Espero que su vida, la de mis hijos, de mis nietos y mis pequeños bisnietos, esté llena de dicha. Gracias por este tiempo que la vida me ha regalado. Puedo decir que s
PatrickConversábamos animados acerca de los planes que tenían papá y mi abuelo. Mi padre quería entregarnos toda la administración de las empresas familiares para poder dedicarse a su pasión y a descansar.En eso estábamos cuando Stan se acercó a mí con el rostro demudado y nervioso.―¿Qué pasa? ―le pregunté de inmediato.―Hubo un incidente.―¿Un incidente? ―preguntó mi abuelo.―La señora Isabella entró al departamento de Jessica, iba con Melissa, ambas están heridas, las llevan a la clínica.―¿Ambas? ¿Quiénes ambas?―Las señoritas Jessica y Melissa.―¿Heridas? ¿Qué pasó? ―inquirió mi padre.―La señora al parecer tenía un arma y les disparó a las dos chicas.―¿¡Qué?! ¿Cómo mamá iba a dispararles? ―Fue mi primera reacción―. Debo ir a ver a Jessica.―Vamos todos ―dijo Jack―, mamá es capaz de eso y más.Yo no lo creía posible, una cosa era que estuviera enojada, pero ¿matar? Eso eran palabras mayores. ¿Y por qué querría matar a Melissa? ¿No se suponía que era su protegida, la mujer que
JessicaDesperté de un modo extraño. Fue como si no hubiese despertado de verdad. Estaba consciente, no obstante, mis ojos no se abrían. Era como si viera sin vista. No sabía dónde estaba ni lo que había ocurrido, el último recuerdo que tenía era el de haber empezado a discutir con Isabella, la mamá de Patrick. ¿Qué había ocurrido? ¿Me había muerto? ¿Así se sentiría la muerte? Quise llorar. Yo no quería morir tan joven, me faltaba mucho por vivir.Sentí voces. Me asusté, pero luego pensé que, si yo me había muerto, entonces la fantasma era yo y de mí se debían asustar, como en la película.―Ella está grave, anoche hizo algunas apneas y tuvo dos descompensaciones. No sabemos si sobreviva. Está en coma, esperamos que salga, pero las probabilidades de sobrevida son mínimas ―dijo un doctor.Yo quise gritar que estaba despierta, que los escuchaba, pero no podía moverme ni hacer gesto alguno.Rhonda tomó mi mano.―Amiga, aquí estamos, recupérate pronto, te esperamos. ―Se largó a llorar. Yo
PatrickMe sentía mal. El día anterior, Rhonda me había echado de la sala de Jessica, ese día no me dejó entrar. ¿Cómo no podían entender que no desconfiaba de Jessica? El problema era asumir que mamá era una asesina sin conciencia. Esa madre no tenía ninguna relación con la que yo conocí de niño. Era cierto, ella tenía ciertos problemas, no sé, sus intrigas, sus mentiras, el perfeccionismo que esperaba de nosotros, pero de ahí a ser una asesina, eso, para mí, eran palabras mayores. No podía concebir algo así. Y no era que pensara que Jessica sí podía hacerlo, pues ella menos tenía ese perfil, al contrario, Jessica ni siquiera peleaba, ella decía las cosas de frente, no andaba con cosas raras, si a ella le molestaba algo, lo decía y ya. Dudo que pudiera ser capaz de tomar un arma y matar a quien se le interpusiera por delante. Ni a Rossy se le había podido enfrentar, que Rossy no era más que una estúpida celópata.El detective Marshall me llamó, debía ir a la comisaría a las once de l