PatrickElla ya no quería saber nada de mí, lo dejó muy claro.Llegué a mi departamento, Erick miraba la televisión, pero, por su expresión, no veía nada.―Hola ―lo saludé bajito.―Hola, ¿y tú? Pensé que te ibas a quedar en el departamento de Jessica.―No, me echó ―le conté con frustración.―¿Cómo que te echó? ―Se incorporó un poco.―Ya no quiere volver a verme.―¿Por lo de tu identidad?―No. Me echó porque ya no quiere seguir conmigo. Yo sabía que esto era solo un pasatiempo para ella, pero no creí que me dolería tanto.―¿Se lo dijiste?―Lo intenté, sí, pero para ella no vale la pena luchar por alguien, solo es una pérdida de tiempo.―Lo siento, amigo, sé cómo te sientes.―¿Cómo estás tú?―Aquí, pensando en todo lo que me espera.―¿La extrañas?―No lo sé. Lo que pasa es que temo que si ella me descubre…―No lo hará, tenemos todo cubierto.―Lo sé. ¿Y si se topa con Jessica?―Brandon y dos de sus hombres se quedarán aquí con ella. Rossy no se le podrá acercar.―A veces creo que hubiera
JessicaDespués de una noche casi en vela, decidí salir a caminar. Debo admitir que me daba miedo encontrarme con Rossy, pero no quería quedarme encerrada rumiando mis penas. Tomé mi cartera que estaba en el sofá, supuse que tenía todo allí dentro, pues no había sacado nada desde la noche anterior que había llegado con Patrick.Nada más salir, me encontré con Brandon a la entrada.―Buenos días, ¿qué hace aquí? ―le pregunté sorprendida.―Buenos, días, Jessica, hago lo de siempre, cuidarla.―Pero…―Pero nada, ¿cómo amaneció hoy? No parece muy bien.―¿Quiere ir a tomarse un café conmigo?―Claro.Eran apenas las nueve de la mañana, así que no todas las tiendas estaban abiertas, menos por ser sábado.Llegamos a mi cafetería favorita y nos sentamos en la terraza, encendí un cigarrillo.―¿Cómo está? No se ve muy bien, ¿es por la discusión con Patrick?Lo miré con los ojos muy abiertos.―Sí, me enteré de que se fue muy enojado anoche de su departamento. ¿Fue por su identidad?―La verdad es qu
PatrickNo estaba. Había salido temprano. El conserje me dijo que no sabía a qué hora volvería.La llamé por teléfono, pero no me contestó. Después de la cuarta llamada, me mandó al buzón de voz. No quería hablar conmigo. ¿Y si estaba en su casa, pero había dado órdenes de que no me dejaran entrar?―Quiero hablar con Adam Wesley, del 623 ―le pedí al conserje.―Dice que pase ―me respondió Henry con amabilidad tras hacer la llamada.―Gracias.No me fui al sexto piso, fui al octavo y llamé por teléfono a Jessica. El móvil comenzó a sonar dentro del departamento. Vale decir, ella estaba allí, pero no quería hablar conmigo.Me fui al departamento de los escoltas y me tiré al sillón.―Qué raro, yo la vi salir con Brandon esta mañana y que yo sepa, no han regresado ―me indicó Adam cuando le conté lo que ocurría.―¿Estás seguro? Yo escuché fuerte y claro su teléfono en el departamento.―¿Y si se le quedó?―Ella no deja su móvil ni a sol ni a sombra.―Uno nunca sabe, quizá tenía su cabeza en o
JessicaRhonda llegó a mi departamento a eso de las doce y treinta.―Ya te extrañaba, amiga, has estado tan ocupada con tu galán que hasta de tus amigas te olvidaste ―me reclamó sin enojo.―Sabes que yo no podría olvidarme de ti, Rhonda.―¿Y a qué se debe el honor de esta invitación?―Bueno, lo que pasa es que quería hablar contigo y salir a almorzar con Patrick, para que lo conozcas un poco más.―Conocerlo ahora que se va ―me reprochó.―Bueno, sí, pero queremos intentarlo.Rhonda me regaló una feliz sonrisa.―¡Te enamoraste! ―gritó y me dio un corto abrazo, con mucha fuerza. ―No te lo puedo negar ―respondí cuando se apartó.―Ya era hora, amiga, yo sabía que iba a llegar quien te devolviera la fe.―Nadie me tiene que devolver nada, mucho menos la fe.―Jessica, yo sé que hay algo que tu corazoncito oculta, nadie es tan cínico porque sí, ni anda por la vida acostándose con cualquiera por nada.―Rhonda, me conoces hace más de diez años, yo no he tenido ninguna desilusión amorosa, adem
PatrickLlegamos a una gelatería cercana, ni Brandon ni yo sabíamos a ciencia cierta lo que había ocurrido, pero lo podíamos imaginar. En la película, una chica fue atacada en un estacionamiento, por lo tanto, algo similar le había ocurrido a Rhonda, porque nada más le provocó esa reacción, y aquella no fue la primera escena violenta que se mostró.Nos sentamos en una mesa. Brandon no soltó la mano de Rhonda.―¿Te sientes mejor, Rhonda? ―le pregunté.―Sí, gracias, lo siento.―No te disculpes, todo está bien.―Gracias, de verdad.Brandon acarició la mano de ella, el amor ya había tocado sus corazones, de ahí en adelante, solo debía mantenerse en el tiempo.Mientras comíamos el helado, hablamos de nosotros, de nuestras vidas, de lo que había quedado pendiente en el almuerzo.―Yo sé que se deben estar preguntando por lo que pasó en el cine ―dijo Rhonda al rato.―Si no quieres contar, lo entendemos ―aseguró Brandon.―No, no, creo que merecen saberlo, además, mi terapeuta me dijo que debía
JessicaEl lunes me desperté temprano y me fui a duchar, mientras me maquillaba, apareció Patrick en la puerta del baño.―Buenos días, ¿por qué no me despertaste? ―me preguntó y se acercó para darme un suave beso en los labios.―Porque tú no necesitas levantarte tan temprano.―Pero podríamos habernos bañado juntos.―¿Y tener que arreglarme como las últimas veces, a la rápida y apenas?―Sí, te concedo eso. Me voy a duchar.―Yo estoy lista, me voy a vestir.Me tomó de la cintura, yo solo estaba en ropa interior y sus manos quemaron mi piel.―Te besaría, pero todo tu trabajo se perdería. ―Me dio un corto beso.―Apúrate, para que vayamos a por nuestros cafés, necesito con urgencia uno.―¿Y eso? ―me preguntó con preocupación.―Lo que pasa es que creo que anoche se nos pasó la mano y estoy muy cansada ―respondí despreocupada.―Ah, creí que otra vez te habías deprimido.―No. ―Lo besé―. Estamos juntos y aunque me aterra, estoy feliz.―Me encanta oír eso.―Pero esto no cambiará en la oficina,
PatrikDejamos a las chicas en el departamento de Jessica y bajamos al de sus guardaespaldas.―¿Quiere tomar algo, jefe? ―me preguntó Adam.―Un café, por favor ―respondí al tiempo que me sentaba en el sofá. ―Lo preparo.Adam se fue a la cocina y Brandon me miró.―¿Te molesta que Jessica se haya quedado con Rhonda? ―inquirió suspicaz.Yo lo miré extrañado.―Por supuesto que no, al contrario, me alegra que Jessica tenga amigas, de verdad que la tenía muy abandonada, desde que estamos juntos, ellas casi no se habían visto.―Es cierto. ¿Qué pasa?―Me sorprende este viaje de papá, es todo. ¿Por qué no me cuentas tú que pasa con Rhonda? ¿Están juntos?―Somos novios, sí.―¡Novios?―Sí, no me gustan las relaciones pasajeras, menos con ella, ha sufrido demasiado como para que piense que yo solo quiero jugar con ella.―¿Estás enamorado? ―me burlé.―Enamorado, no sé, pero sí me gusta mucho, me gustó en cuanto me miró.―Quién lo diría, tenías corazón.―Claro que sí. Solo que no había aparecido l
JessicaLa mañana no fue para nada caótica, contrario a nuestros viejos tiempos, cuando vivíamos juntas con Rhonda. En esa época, tres años atrás, compartíamos un pequeño departamento con un solo baño y lejos de todo, por lo que nos peleábamos el baño, el vestidor. En automóvil nos tardábamos cuarenta minutos en llegar al trabajo. Por lo menos en ese momento, eran entre tres a cinco minutos, si contábamos nuestro café, como máximo diez.A las ocho en punto, nos fueron a buscar Patrick y Brandon para llevarnos al trabajo. Era tan distinto poder estar libre con él, a estar pendiente de que nos fueran a descubrir. Llegamos al trabajo. Rhonda iba feliz, se le salía por cada poro su amor por mi guardaespaldas.A media mañana, Patrick pidió hablar conmigo.―¿Pasa algo? ―le pregunté cuando lo vi entrar a la oficina, no se veía bien, ya lo había notado temprano, pero creí que era sueño o algo así.―No, no, solo quería decirte que mi padre llega esta tarde y me pidió que organizara la cena con