Jackson Johnson
—Así que eres el hombre del servicio del bar. —dijo algo sorprendida al igual que yo.
—Vaya que es pequeño el mundo. —murmuré. Ella arqueó la ceja.
—Bastante. —usó el tono de queja, algo que me irritó en segundos.
—De haber sabido quien eras, créeme, la hubiera pensado.
—Y yo igual. —puso una sonrisa sarcástica.
—Entonces, no será necesario esta cena.
—Pienso lo mismo. —en lugar que se ofendiera por mi comentario, pareció aliviada de poderse ir, se levantó y caminó a la salida.
—Espera. —ella se detuvo, pensé en mi madre y su promesa de dejarme de fastidiar. Se giró hacia a mí.
— ¿Qué? —sonó impaciente a mi silencio.
—Lo siento, no era mi inten
Lilly BradleyLlegué a recepción del hospital, una mujer ya mayor me sonrió amablemente.—Buenas noches, ¿Está el doctor Harry Bradley? Es el nuevo jefe de cirugía.—Por su hermoso acento puedo decir que es una de las hijas del doctor Bradley. —sonreí a su comentario.— ¿Se nota mucho el acento? —arrugué mi nariz.—Es adorable, a mí me encanta, deja lo busco. Dame unos momentos. —asentí y en lo que hacía la llamada, miré el resto del lobby, era más grande que el de Londres, los colores eran neutrales y me gustaba. —Bajará el doctor, dice que esperes. —me volví a ella.—Gracias, muy amable. —ella sonrió en respuesta luego continuó contestando una llamada.Caminé hasta los asientos que estaban cerca, tomé
Jackson JohnsonEdificio Johnson...—Buenas noches, señor Johnson. —Freddy, el encargado de turno en el edificio, saludó educadamente mientras caminé hasta el elevador.—Buenas noches. —y levanté mi mano en señal de saludo, presioné el botón para que bajara, noté por los números que venía hacia a mí.—Buenas noches, Jackson. —cerré los ojos y apreté mi mandíbula con fuerza, segundos después, los abrí y giré mi rostro, era Georgina, tenía puesto su abrigo color rojo sangre, su cabello pelirrojo, resaltaba con esa piel lechosa y perfecta.—Buenas noches, ¿Qué haces aquí? —pregunté intrigado.—Esperando el elevador igual que tú. —sus labios carnosos pintados en un rojo ca
Isidora Harding de JohnsonMansión de los JohnsonAlcé mi mirada al cielo cuando no escuché una respuesta del otro lado de la línea, que escándalo que mi propio hijo, el dueño de un gran imperio inmobiliario, no recuerde el nombre de la mujer de la cita de anoche.—Madre…—negué dispuesta a no rendirme, pero Jackson no lo sabría.—Lo sabía, —hice una breve pausa. —Sabía que no me tomarías en serio. Pero bien, no voy a seguir molestándote con las citas a ciegas. Me voy a ocupar, luego hablamos. —y colgué la llamada, me recargué en el respaldo de mi silla estilo victoriana, solté un largo suspiro y cerré los ojos.—No puedes manejar la vida privada de tus propios hijos, ellos son adultos, Isidora. —se escuchó la voz de James al entrar a nues
Empresas JohnsonJacksonHojeé una y otra vez sin prestar atención, me regresé de nuevo a la primera imagen y me regañé mentalmente que tenía que concentrarme.— ¿Pasa algo, señor Johnson? —preguntó la jefa de departamento de publicidad. Negué sin levantar la mirada. Terminé de revisar finalmente, y en aprobación afirmé lentamente.—Está perfecto. Mándalo a imprimir, —miré hacia Melissa, —Qué esté listo todo para distribuirlo a partir del próximo lunes. —ella asintió.—Sí, señor. —tomó el portafolio de publicidad y se retiró de la oficina. Me levanté de un movimiento, y aflojé mi corbata. Caminé al otro extremo de la oficina, donde se encontraba una herm
Lilly Bradley Quería que la tierra me tragara y me escupiera lejos de ahí. El corazón me latió con fuerza al escuchar que el hombre de la cita a ciegas de Leah, era nada más y nada menos que mi nuevo jefe. “Lilly tú y tu bocota” —Mucho gusto, señor Johnson. —Extendí mi mano en presentación y claro, por educación, pero él no mostró interés en responder, “Apenas vas llegando y ya te despidieron” Sus ojos se clavaron en mi por unos momentos en silencio, hasta la mujer a mi lado, notó lo que estaba pasando. — ¿Jackson? —lo llamó por su nombre y él reaccionó rápidamente. — ¿Sí? —contestó con una pregunta ignorándome. —La nueva administradora se está presentando. No muestres una mala imagen de la empresa, ¿Qué va a pensar? —Que es mi elevador privado. —Máxima soltó una risa. —No seas así, se ha perdido y ha tomado el elevador incorrecto. —Lo siento, no sabía que era privado. No volverá a sucede
Jackson Johnson“—Soy Lilly Bradley y no necesito perseguir a ningún hombre para tener un trabajo.”Sus palabras se habían quedado grabadas en mi mente junto con sus ojos color marrón. Su postura desafiante fue algo refrescante jamás visto en una mujer. Después de haberla escuchado, había salido de su oficina sin decir nada más y lo más sorprendente fue que con el corazón latiendo más rápido de lo normal. “Debió ser la primera mujer que me desafiaba…y supongo que la primera en callarme”—Señor, hemos llegado. —anunció Richard con la puerta abierta de mi lado. Salí de mis pensamientos y bajé, el celular sonó mientras el botones abrió la puerta principal del edificio, caminé con el celular en la mano hasta las puertas del elevador que me llevar&i
Leah BradleyLlegué arrastrando los pies de nuevo a mi habitación, apenas pude dejar mi maletín en la entrada y al llegar al pie de la cama, me dejé caer sobre ella, con los brazos abiertos, rostro contra el cobertor, cerré mis ojos y no quería saber nada nada más que solo descansar. Mi tripa rugió como recordatorio de que no había probado bocado en todo el día, más que el desayuno antes de irme. Solté un largo y pesado suspiro de cansancio.
Lilly BradleyEstaba revisando listas de propiedades de clientes activos. Me había familiarizado de inmediato con las tareas correspondientes y asignadas a mi puesto, estaba bastante entretenida cuando tocaron a mi puerta sin darme cuenta, hasta que se aclararon la garganta. Levanté la mirada y vi a Máxima sonriendo.—Lo siento, no me había dado cuenta que estabas ahí, ¿Llevas mucho tiempo? —ella negó divertida mientras entró a la oficina.— ¿Y todo bien…con el jefe? —el tono que había empleado me molestó pero lo pude ocultar.— ¿”Todo bien”? —pregunté haciéndome la desentendida a su pregunta.—Me llegó el rumor que Jackson vino a intimidarte. —intenté no sonreír a ese rumor.— ¿Intimidarme? —arrugué mi