Oliver Chester
Plaza Hotel, New York.
Ella terminó la llamada, cuando insistí en volver a llamar, era rechazada automáticamente.
— ¿Me ha bloqueado? —enfurecí lanzando el celular en la cama. Me pasé las manos por mi cabello, comencé a caminar de un lado a otro por la habitación. —No te rindas, Oliver. —me dijo a mí mismo, tenía que lograr el conquistarla de nuevo. Tocaron a la puerta sacándome de mis pensamientos, a unos cuantos pasos se abrió, el rostro de Michelle se asomó.
— ¿Qué tal tu habitación? La mía genial. —era mi hermana, finalmente entró y cerró la puerta detrás de ella, miró por un momento el lugar y se dejó caer en la orilla de la cama. — ¿Qué? ¿Y esa cara? ¿No has hab
Jackson JohnsonEstacioné el auto frente al local, miré por el retrovisor y miré el auto de Jacob estacionándose detrás de mí, bajamos y nos quedamos en la acera.— ¿Entonces? —Jacob preguntó al acercarse hasta a mí.—Prefiero no desvelarme, ¿Qué tal si cenamos y platicamos aquí? Me ha llegado un salmón a la parrilla y tienes que probarlo. —asintió a mi propuesta. Entramos al restaurante y él se sentó en la barra, entré a la oficina y me encontré con Salma, mi gerente de lugar.— ¡Johnson! —Exclamó sorprendida al verme, —Pensé que vendrías hasta mañana.—He venido con mi hermano. —ella sonrió.—Perfecto, ¿Se quedarán a cenar? O… ¿Probar de nuevo el salmó
Lilly Bradley Mi mirada estaba en mi hermana Leah, tenía sus mejillas sonrojadas a más no poder. — ¿Qué opinas? —me preguntó de repente, apenas estaba asimilando el que ella finalmente por fin, le guste alguien. — ¿Opinar? Sabes que en el corazón no se puede m****r, si te gusta esta persona, diría… ¡Adelante! —ella sonrió emocionada. —Pero…—su sonrisa se esfumó. —…es de tu oficina. ¿Eso no acarreará problemas a futuro? —ella presionó sus labios, luego soltó un suspiro. —Lo sé, no es como si él lo supiera, solo me gusta, no lo sabe y no creo que lo haya notado, he sido súper distante con él. —Oh, —estaba impresionada. —Es tan emocionante verte que al fin te guste alguien, nunca has tenido un novio en todos estos años y… —Pero no quiere decir que no me haya divertido con alguien. —escuchar a mi hermana decir eso me hizo soltar un jadeo de sorpresa. — ¡Leah! —exclamé atónita y ella soltó una carcaja
Jackson JohnsonEstaba viendo el techo de mi habitación desde hace más de una hora, buscando el momento en que Lilly había cruzado esa línea en mi vida, esos celos de solo imaginar que ellos dos están juntos, ese nudo en el centro de mi estómago al ver al hombre del restaurante, quería imaginar que no era ese “hombre” del que habló Lilly. Quería imaginar que no era su prometido y que no tenía ninguna intención de regresar con él...pero no sabía yo que era lo que estaba realmente pasando. ¿Y sí ella lo dejó?Me remov&iacut
Lilly BradleyApenas pude concentrarme durante las primeras horas de la mañana, dejé todo el tapón de mi pluma mordido, mi estómago tenía un gran nudo, el pensar que volvería a ver a Oliver desde aquel día en terminé nuestra relación de años, me puso algo ansiosa y claro, me hace pensar en la boda. Una boda que era muy deseada por ambas familias. Cerré los ojos y me prometí no seguir yendo al pasado. “Eres primero tú, luego tú y después tú, Lilly”— ¿Estás ocupada? —Máxima preguntó cuando abrí los ojos y solté un jadeó de sorpresa al verla de pie bajo el marco de la puerta. ¿Qué pasa con ella en aparecer de esa manera? — ¿Estás bien? —preguntó.—Sí, sí, claro, es que acababa de cerrar
Jackson JohnsonMe pasé una mano por mi barbilla mirando algún punto fijo en el escritorio. Había repasado una y otra vez el informe que me había entregado Richard de Oliver. Luego esa foto. De ellos dos sonriendo felices. Las palabras de Richard me habían hecho pensar detenidamente sobre mis propios sentimientos. ¿Qué si sabía que debía de hacer? Sí. Pero…ella seguía comprometida por lo que había leído, la llegada de Oliver y lo que había dicho su hermana en el restaurante me martillaba con fuerza dentro de mi cabeza y provocaba que ardiera por celos. Tocaron a la puerta sacándome de mis pensamientos.—Adelante. —anuncié para después aclararme la garganta, se asomó Máxima. —Máxima.—Ya me marcho a almorzar, ¿Vas a comer aquí? —pr
Lilly Bradley “Una cita…real” Sus palabras me habían dejado por completo muda, sus ojos oscuros me miraron fijamente en espera a que dijera algo más, ¿Pero qué es lo que estaba pasando? Me aclaré la garganta y desvié la mirada de la suya, esa electricidad volvió a recorrerme de pies a cabeza haciendo que me estremeciera en mi lugar. —Yo…—comencé a buscar las palabras correctas, pero mi atención se fue hacia Richard que rodeó el auto y se subió en el asiento del copiloto, el chófer regresó a su lugar y esperaron a que Jackson dijera algo, cuando lo miré, él siguió mirándome. —Sí. —solo salió de mi boca esa palabra, él abrió un poco más su mirada y sonrió triunfante. Mi corazón latió como un loco, pensé que él podría escuchar como este latía. —Perfecto. —dijo antes de desviar la mirada hacia a enfrente. —Al restaurante de la quinta. —el auto empezó a moverse y yo miré el reloj de mi muñeca, él puso su mano encima p
Jackson Johnson Repasé una y otra vez las palabras de Lilly. “De aquí a China…” sonreí como un tonto en mi lugar de trabajo, sentía una electricidad correrme por debajo de la piel, me había puesto tan emocionado el “si” de tener una cita real. Ella y yo. Sabía que Oliver no se detendría en querer luchar por Lilly. A pesar de la decepción que ocasionó en ella, seguirá usando cualquier medio para conquistarla de nuevo… —Tiene vuelo abierto…—eso me confirmaba que estaría una temporada aquí en la ciudad. —Toc, toc…—escuché la voz de Máxima, la sonrisa se esfumó y entrecerré la mirada, le hice una señal de que podía entrar. — ¿Todo bien? —Sí, todo bien. —le señalé la silla del otro lado frente a mi escritorio. —toma asiento. —cerró la puerta detrás de ella y caminó lentamente, por su gesto, podía imaginar que estaba pensando que pasaba. —Veo que estás tenso. —se sentó y cruzó una pierna con la otra. —
Lilly Bradley—Pensé que era hoy. —comenté a Máxima sorprendida a punto de salir de la empresa.—Lo sé, disculpa, fue mi error. Pero no pasa nada, es mañana a las tres, tienes que estar a esa hora. —el encargado de los autos, me había dejado la llave, pensando que sería hoy el ir a hacer guardia para recibir los muebles en la casa que iban a mostrar.—Entonces ¿A quién le regreso las llaves? —ella se mostró despreocupada.—Llévate el auto, mañana lo usarás de igual manera. —Hizo una pausa—Es más, regrésalo el lunes. Así puedes ir a conocer la ciudad, llevar a tus padres a cenar…—arrugué mi ceño algo extrañada. —Yo me encargo de avisarle a Efraín.—Bueno, —me aclaré la garganta. &mdash