Viajaba tan rápido como podía siguiendo el límite de velocidad, no quería saltarse ninguna ley, aunque si seguía así no le daría tiempo llegar; la pantalla se iluminó con la cara de aquel hombre, era la segunda llamada sin contestar, paró en el primer supermercado que vio, bajo del auto, tomó un carrito y comenzó a meter al azar todo lo que veía, necesitaba que pareciera que llevaba ratos allí, el teléfono volvió a sonar.- Dime.- ¿Dónde estás metida? Te he buscado por todos los pasillos del Market y no te veo ¿Por qué no contestabas?— parecía estar enojado.- Estoy haciendo las compras ¿Cuál es el problema? — Trataba de parecer normal — estoy en el mismo lugar desde la llamada anterior, en el pasillo tres.- ¿En qué establecimiento estás? Las compras las haces en el abasto Alpe y aquí no estas.- ¿Disculpa? – Se estaba enojando ahora ella – sabía que me tenías vigilada pero esto es demasiado, no estoy en el Alpe, vine a un sitio llamado Makro, es más grande y hay mayor variedad
Se hizo un moño alto y se metió en el baño, necesitaba estar limpia para no comprometer cualquiera evidencia, decidió que la mejor opción era bañarse, el agua caliente la ayudaría a relajarse para poder trabajar mejor. Luego de estar unos minutos bajo el agua, salió lista para empezar, se puso un atuendo cómodo y fue a la habitación que hacía de altrillo a buscar entre las cajas lo que necesitaría, sabía exactamente donde encontraría lo que buscaba, abrió una de las cajas que estaba en el fondo de la habitación sacando un maletín, lo abrió dando un largo suspiro, hacía mucho que los había utilizado y no había imaginado que los necesitaría durante un largo tiempo.Fue a la cocina, allí habían más probabilidades de conseguir cualquier tipo de elemento comprometido, comenzó a buscar huellas en la puerta de la alacena, después de acabar siguió con la tetera, el libro, la ventana de la pieza, el librero, las manillas de las habitación, la puerta de la entrada y todo utensilio que se le ocu
Ese día luego de pasar por el bar como de costumbre decidió que era hora de buscar un nuevo empleo o perdería la calma. Mientras manejaba pensaba en ese hombre que había visto, el hermano de Tomas, William ¿acaso era él el causante de las desapariciones? Había muchas preguntas y pocas fuentes de respuestas.Estacionó frente a la agencia de trabajo y bajo de la camioneta, no había ido vestida precisamente para buscar empleo, llevaba un mono deportivo color perla y una camisa manga larga ajustada al cuerpo color azul oscuro, deportivos del mismo color, una riñonera atravesada por el pecho y una coleta baja, parecía que iba a correr una carrea deportiva.Bajo de la camioneta y fue a hablar con la representante que regularmente la atendía, al entrar en la oficina la mujer la miró un poco inquieta pero sonriente.- No diré que es un milagro verte niña, pero puedo decir que te esperaba hace mucho tiempo.- Buenos días Miriam — respondió al entrar sonriéndole y sentándose frente a ella en
Al terminar la jornada el encargado del concesionario se acercó a ella dándole un sobre con una exuberante cantidad de dólares en efectivo.- Este es tu pago, tuviste una excelente labor – le dijo mientras examinaba el iPhone que tenía en la mano y texteaba – nos vemos mañana, la hora de llegada es a las ocho de la mañana para salir a esta hora.Ella miró el reloj que traía en la muñeca, era las apenas las veintiún horas, había estado allí solo seis horas, se sintió desorientada, aquello debía tener algo de fondo, su sentido común le decía que debía haber algo detrás de aquello, a nadie le pagaban esa cantidad por un día de trabajo.- ¿Tiene algún problema señorita? ¿No está de acuerdo con la hora?– preguntó al ver que ella tenía la mirada perdida.- No, para nada, está bien, aquí estaré. El hombre acertó su respuesta y se retiró dejándola en el portón de la entrada. A pesar de que no había hecho no más que sonreírle a las personas que llegaban al lugar, el estar parte de la mañan
- ¿Qué diablos le pasó? – la miro buscando en ella alguna explicación.Elle ignoró la pregunta que le había hecho — ¿Dónde has estado? Te fuiste sin decir nada — Pregunto ella mirando el reloj de la estancia que daba las cinco y treinta de la mañana.- Me han llamado del bar, Alise estaba alterada, había un intruso en la casa — respondió agachándose al lado del chico — te dije cuando estabas en el baño, también te he dejado múltiples mensajes en el móvil y te hice varias llamadas al ver que no respondías me preocupe y vine lo más pronto que pude dejar a Al tranquila, se pone muy nerviosa.Se sintió estúpida al escuchar la respuesta, estaba tan desacostumbrada a mirar su teléfono que olvidaba que otras personas si lo hacían – lo siento, no he revisado el teléfono – respondió apenada.Él le hizo seña con la cabeza dándole a entender que no importaba, no era la primera vez, sabía que no lo revisaba con regularidad. Le papo los signos al chico en el cuello para verificar la los latidos ca
Pasó el resto del día junto a Tomas paseándose por la casa y hablando, se sentía cómoda estando allí con él, después del medio día él se ofreció a llevarla a su residencia.- Creo que debería renunciar al empleo – le comentó ella mientras iban camino al apartamento.- Si no es placentero para ti estar allí, será lo mejor, de igual manera no me hace mucha ilusión que todos te miren, ahora eres mía. Le tomo la mano dándole un pequeño beso en la parte superior de la mano y continuó manejando. Estaba decidido, ella renunciaría a ese trabajo y el la acompañaría, al llegar a su destino ella fue a cambiarse mientras él la esperaba en la estancia, no quería hacerlo esperara así que se bañó y se arregló muy rápido, se puso un pantalón de tela alto color lila con elástica de pretina color púrpura, una camisa corta maga larga del blanca, se agarró una coleta alta, aplicó solo un poco de labial rojo para no tener el rostro tan pálido y fue a la sala para decirle que estaba lista; al llegar allí
Mientras iban de regreso Dayla no podía ocultar su alegría, el corazón le latía tan fuerte que sentía que le iba a abrir un hueco en el pecho. Viajaban a toda velocidad pasando cada auto que se aproximaba a ellos.- Leila... – dijo después de unos minutos de silencio. Ella giró la cabeza mirándole atentamente, él tenía la vista fija en la carretera, sus manos apretaban fuerte el volante.- Quiero comenzar bien está relación, aunque aún no me has dado una respuesta concreta aceptando nuestra relación, sé que te debo muchas explicaciones – ella paso de estar que explotaba de alegría a sentirse nerviosa - mi vida no es fácil – continuó diciendo él – tengo muchos secretos; aunque siempre parezco estar en calma y feliz no es así, por eso quiero contarte parte de mi vida, estoy completamente enamorado de ti y quiero que estés al tanto de todo lo que sucede, sé que si tú tendrías un secreto me lo contrarias.Ni lo pienses, está jugando contigo — requelló la voz en su cabeza al instante.-
- ¿Tom?- ¿Sucede algo? Ya no tenía la mirada perdida, ahora lo miraba fijamente a los ojos, su mente había viajado hacia aquel momento y recordaba exactamente todo lo que él hacía dicho, se preguntaba como no lo había captado antes.- William es tu hermano ¿no?- Si ¿Por qué?- Ese día le dijiste a esa chica, Katherine, que debía entender que tu hermano fue el causante del accidente, que él había muerto; al oficial dijiste que habían conseguido el cuerpo de la chica y no sabías que había sucedido y ahora me cuentas esto, yo… – se quedó en silencio, le contaba comprender todo aquello, ¿Tom había mentido en todas las veces?Él la miró sorprendido – Quien murió fue la chica, Samantha – titubeo un momento – tenía que… – miró hacia la carretera y exhaló – viví situaciones muy difíciles con mi hermano, a veces me hago películas en mi cabeza, siempre he tratado de defenderlo.El ruido del motor los hizo voltear a ambos instintivamente, se acercaba a gran velocidad, Dayla reconoció a la d