Dos días despuésAbro los ojos de golpe, arrepintiéndome al instante. Una luz cegadora es lo primero que mis ojos captan, cierro los ojos rápidamente, sintiendo como mi cabeza empieza a doler.— ¡Dalila!Esa voz la podría reconocer a kilómetros, mi amada Luciana.—No puedo abrir los ojos —anuncio en un susurro, con voz ronca—. Agua.Escucho movimientos, y el respaldar de mi cama, siendo levantado. Empiezo a sentir una molestia en mi espalda, y es donde recuerdo lo sucedido.Había sufrido un intento de asesinato.—Intenta abrir los ojos, tú puedes.Asiento. Abro lentamente los ojos, adaptándome a la luz cegadora, me esfuerzo por mantenerlos abiertos hasta que me acostumbro. Observo ojeras en el rostro de Luciana y su mirada completamente cansada.—Lo...Lo siento.Sonríe mostrándome que todo está bien, lleva el vaso de agua a mi boca y agradezco internamente.—No veo por qué —responde, alejando el vaso de mi boca y situándolo en la pequeña mesa que se encuentra al lado de mi cama.—Imag
—Que tú ya estas casada Dalila Kaur, o debería de decir...Señora Licciardi.—Por Alá, ¿Acaso has enloquecido? —inquirí en un tono un tanto desesperado.¿Liam está delirando?— ¿Ves que bromeo? —preguntó seriamente, lo cual negué—. ¿Aún no recuerdas?— ¿Me debería de acordar de algo? —cuestione completamente confundida. Liam se sienta en el lugar anteriormente ocupado por Abdul.—Aquella vez donde saliste de noche Dalila, hace tres semanas.—Fui a una discoteca —confesé, sintiéndome avergonzada de que él lo supiera.—Lo sé.— ¿Acaso me viste? —pregunte alarmada.—Sí, vi a otra Dalila, una desinhibida, sin ataduras, sin religión, alguien que rompe las reglas sin importar las consecuencias.—Imposible Liam, sé que bebí, algo que nunca había hecho, pero no soy esa que dices y... ¿Te pareció mas agradable esa Dalila?—Cualquier fase o humor por el que pases me vuelve loco y me gusta.Retire mi vista de inmediato, sintiendo mi cara roja de la vergüenza.Por Alá, no puede decir cosas como es
Al ver el silencio de Liam continúe con algo que venía preguntándome desde hace horas.— ¿Por qué sabias que iba a casarme con Abdul? Para ese tiempo no era nadie en tu vida.—Te investigue y supe todo sobre tu vida —confesó, manteniéndose quieto en su lugar, no se había movido y al parecer no tenía ganas de hacerlo—. Cualquier persona nueva que llegue a nuestra familia es investigada, no queremos imprevistos.— ¿Por qué ayudarme? —insistí—. Por Alá, no me mientas.—No tenía pensado hacer lo que hice, al contrario, quería que te llevaran lo más pronto posible, pero...supe que eras la chica por la cual estaba perdiendo el juicio, así que tenía que hacer algo para que no te fueras.Sorpresa, decepción y curiosidad eran los sentimientos que albergaban en ese momento en mi interior.— ¿Perdiendo el juicio? —Arrugue mi ceño en confusión—. ¿Yo soy la chica?—Nunca nadie me había atraído tan rápido como tú, no podía dejar de pensar en tu cuerpo y mucho menos en tus hermosos ojos. Después de
LUCIANA Y ALESSANDROPOV. LUCIANAHabía pasado una semana en que faltaba a clases con la excusa que nadie cuidaría mejor a Dalila que yo, pude convencer a mis padres en ese momento, no era difícil, una mirada y ojitos de cachorrita y los tenia, una completa manipuladora, lo sé.Aunque mi subconsciente me jodida a cada momento por eso, el mismo sabía que solo estaba intentado sobrevivir de aquel hombre. Era un hecho de que apenas pisara la universidad moriría, no tan literal, pero de que moriría en la universidad lo hacía, era ley.Pero no podía morir, primero tenía que probar un latino, si o si.—Tranquila, no morirás —susurre para mí misma viendo personas entrar y salir de la facultad de medicina. Había acabado el efecto en mis padres.— ¿Te bajas del auto o te saco? —volteé a ver a mi mellizo con fastidio.—Necesito mentalizarme en que hoy será un buen día, cállate.—Te noto rara desde que salimos de casa, ¿Sucede algo?Evite rodar los ojos cuando se puso en plan hermano mayor preoc
Una semana después.— ¿Necesita algo más? —preguntó la enfermera.—No, gracias —asintió dispuesta a irse, pero cuando estaba por abrir la puerta la detuve—. ¿Sabes si Luciana ya se fue?—Sí, la Srta. Luciana ya se ha ido con el joven Luciano —respondió volteándose.Mi loca amiga, solo esperaba que le fuera bien el día de hoy, y no tuviera ningún enfrentamiento con Alessandro.Cuídala Alá.— ¿Sabes si Liam ha venido hoy? —Su ceño se frunció, lo que me hizo recordar que tal vez no lo conocía—. El hermano mayor.Por alguna razón Luciana no me volvió a decir nada de Liam, y yo tampoco lo nombre, aunque me moría por hacerlo.—Él vive en esta casa —aclaró confusa—. En las mañanas he visto que se encierra en el despacho del signori Licciardi y después sale. Siempre llega pasadas las 10pm. Aunque... ayer una joven muy hermosa vino buscándolo, y después se fueron juntos.— ¿Por casualidad no se llama Camila?—Sí, así se llama.Un nudo se formó en mi garganta, quería llorar, pero eso sería lo ú
— ¿Q-Que es lo que acaba de decir Dalila? —preguntó Leandro, en su mirada se veía el miedo y el horror.—Nada —respondió seco.Vi las expresiones de Liam y sabía que estaba nervioso. Leandro dio un paso hacia delante y Liam retrocedió. Me encontraba en el medio de ellos dos, lo que me hizo hacerme a un lado.— ¿Cómo...Como no... —vi un leve temblor en las manos de Leandro y como sus ojos se ponían vidriosos. En cualquier momento lloraría—. ¿Por qué no nos dijiste? —cuestionó completamente dolido, una lagrima recorrió su mejilla.Ohh Alá.—Por esto —lo señaló, Liam también tenías ganas de llorar, pero se contenía—. Ya han sufrido mucho conmigo, no merecían hacerlo otra vez.—Los quiero en veinte minutos en la sala...a los dos.Salió rápidamente azotando la puerta en el proceso.Me acerque a Liam y lo abrace, sabía que lo necesitaba. Sus brazos me rodearon y enterró su rostro en mi cuello.—No quiero que mi Ángel se dé cuenta...Ella ha sufrido tanto y todo por mí.—Lo siento —musite, sa
.POV NICOLE.En este paso quedaría sin uñas, estaba enojada y muy nerviosa. Leandro me había llamado comunicándome que teníamos que reunirnos toda la familia en menos de media hora.¿Por qué mierdas?Estaba por entrar a una cirugía y el muy idiota me exigió que debía de aparecerme en su casa. Tuve un mal presentimiento, así que por esa única razón estaba en camino para allá.Gracias al cielo Fran estaba de turno y pudo cubrirme. La amaba un poco más por esto.— ¿Puede ir mas rápido? —le pregunté al chofer.—Ya casi llegamos Sra. Licciardi —rodeé los ojos al escucharlo.Leandro y yo estábamos pasando por un mal momento, así que me fui de la casa y terminamos, no oficialmente, pues aun estábamos casados.Ambos acordamos enviarnos nuestros abogados para agilizar el proceso, pero ninguno de los dos estábamos interesados en hacerlo. Lo amaba, claro que lo hacía, pero se negaba en ver las cosas como eran.¿El problema?Su madre.¿Por qué esa mujer sabría en donde vive la madre estúpida de
- ¿Entonces no se puede hacer nada? Tenemos que quedarnos sin hacer nada mientras poco a poco nuestro hijo pierde la visión.El doctor se tensó en su lugar, el tono que había utilizado Leandro podía intimidar a cualquiera.Después de que Liam se despertara, habíamos bajado a desayunar ya esperar a sus padres que no tardaron en llegar para así salir rumbo a la clínica. Le hecho un par de exámenes y ahora nos encontrábamos con el médico especializado que se encargaría de la enfermedad de Liam.—Esta enfermedad no tiene cura Signori Licciardi, pero la ciencia avanza muy rápido, en varios años tal vez haya una cura, es incierto.- ¿Y mientras nos sentamos a esperar? La paciencia no es mi virtud —Liam apretó mi mano e instintivamente lo mire. Se notaba un poco incómodo, pero su rostro estaba sereno.—Ya papá —suspiró, llevando su mano desocupada a la cien—. No existe cura, ¿Tan difícil es que lo aceptes?- ¿Tú ya lo hiciste? —Indagó el médico.- ¿Tengo otra opción?—Siempre hay otra —inter