—Entonces Liam se fue sin decirte nada esta mañana, lo que hizo que te enojaras y te cuestionaras de por qué enojarte, cuando claramente, tienes que poner distancias entre los dos, pero tú, deseabas despertar y encontrarlo para así desayunar juntos, como lo haría una pareja normal.—No deseaba eso —me defiendo.Le había contado a Luciana todo lo que pasó después de irme de su casa, aunque omitiendo el casi accidente que teníamos por culpa de la enfermedad de Liam.—Claro que sí Dalila, admítelo —niego levemente, su ceño se frunce de repente. Detiene su paso, casi al instante lo hago yo también—. Hay algo que no entiendo.- ¿What?- ¿Por qué Liam te llevo a tu departamento y se quedó a dormir? —Estaba por responder de nuevo, la para nada creíble respuesta, pero Luciana alzó su mano callándome—. No me creo eso de: "era muy tarde, así que se quedó a dormir ". Aunque Liam ya no conduce de noche, lo que aún no se el por qué, él no se quedaría a dormir contigo, no ayer por lo menos.- ¿Qué
POV LIAM.—Señor, una camioneta negra, con los vidrios oscuros se ha acercado al perímetro de la universidad — me informo mi guardia de seguridad por la línea.¿Será posible?- ¿Puedes ver su placa? —Pregunte, viendo como Dalila se marchaba a paso rápido.La podía alcanzar, Dalila no era alta. Dos zancadas para mí, eran como tres para ella. Lo haría al terminar la llamada, la llevaría hasta su casa, y esperaba correr con la suerte de probar como se debe esos dulces labios ... tal vez.—Señor —arrugue mi ceño por el tono de voz de Antonini, no era nada bueno lo que escucharía a continuación—. Es la misma placa, es el mismo auto.Todos mis sentidos se alarmaron y mi corazón empezó a palpitar rápidamente. Levante mi vista y Dalila ya no estaba.Joder, maldita enana.- ¿En dónde se encuentra la camioneta? —Cuestione empezando a caminar rápido.Tenía un mal presentimiento, lo había tenido desde que salí de la casa de Dalila en la mañana.—Señor, ¿Dónde se encuentra usted? Ya mande unos de
Luciano y LiaPOV. LUCIANOTres días después.Arrugo mi ceño al ver una cantidad de maletas en la sala de estar, al ver como las chicas del servicio empiezan a llevarlas arriba, después de un breve saludo, me doy cuenta que tenemos un invitado.¿Quién ha llegado?— ¿Dónde está mi papá? —le pregunto a Sofía, quien se encontraba acomodando unos floreros.—El Sr. Licciardi no ha llegado desde hace tres días.— ¿Por qué?—No lo sabemos joven Luciano, hace tres días preparamos una maleta para él y para el joven Liam.Me voy tres malditos días y desaparecen.—Ok, ya puedes seguir —indico, pero antes que continúen ya me encuentro acercándome a ella—. Te he extrañado.—No más que yo—susurra a milímetros de mis labios.Alzo mi vista para verificar que nos encontramos solos y la aprisiono a la pared. Llevo mis manos a su rostro acariciándolo, me encanta su piel, la manera en que su cuerpo vibra al sentir mi tacto, sus hermosos labios.Joder, me encanta todo de ella.No me aguanto más y la beso,
Dos días despuésAbro los ojos de golpe, arrepintiéndome al instante. Una luz cegadora es lo primero que mis ojos captan, cierro los ojos rápidamente, sintiendo como mi cabeza empieza a doler.— ¡Dalila!Esa voz la podría reconocer a kilómetros, mi amada Luciana.—No puedo abrir los ojos —anuncio en un susurro, con voz ronca—. Agua.Escucho movimientos, y el respaldar de mi cama, siendo levantado. Empiezo a sentir una molestia en mi espalda, y es donde recuerdo lo sucedido.Había sufrido un intento de asesinato.—Intenta abrir los ojos, tú puedes.Asiento. Abro lentamente los ojos, adaptándome a la luz cegadora, me esfuerzo por mantenerlos abiertos hasta que me acostumbro. Observo ojeras en el rostro de Luciana y su mirada completamente cansada.—Lo...Lo siento.Sonríe mostrándome que todo está bien, lleva el vaso de agua a mi boca y agradezco internamente.—No veo por qué —responde, alejando el vaso de mi boca y situándolo en la pequeña mesa que se encuentra al lado de mi cama.—Imag
—Que tú ya estas casada Dalila Kaur, o debería de decir...Señora Licciardi.—Por Alá, ¿Acaso has enloquecido? —inquirí en un tono un tanto desesperado.¿Liam está delirando?— ¿Ves que bromeo? —preguntó seriamente, lo cual negué—. ¿Aún no recuerdas?— ¿Me debería de acordar de algo? —cuestione completamente confundida. Liam se sienta en el lugar anteriormente ocupado por Abdul.—Aquella vez donde saliste de noche Dalila, hace tres semanas.—Fui a una discoteca —confesé, sintiéndome avergonzada de que él lo supiera.—Lo sé.— ¿Acaso me viste? —pregunte alarmada.—Sí, vi a otra Dalila, una desinhibida, sin ataduras, sin religión, alguien que rompe las reglas sin importar las consecuencias.—Imposible Liam, sé que bebí, algo que nunca había hecho, pero no soy esa que dices y... ¿Te pareció mas agradable esa Dalila?—Cualquier fase o humor por el que pases me vuelve loco y me gusta.Retire mi vista de inmediato, sintiendo mi cara roja de la vergüenza.Por Alá, no puede decir cosas como es
Al ver el silencio de Liam continúe con algo que venía preguntándome desde hace horas.— ¿Por qué sabias que iba a casarme con Abdul? Para ese tiempo no era nadie en tu vida.—Te investigue y supe todo sobre tu vida —confesó, manteniéndose quieto en su lugar, no se había movido y al parecer no tenía ganas de hacerlo—. Cualquier persona nueva que llegue a nuestra familia es investigada, no queremos imprevistos.— ¿Por qué ayudarme? —insistí—. Por Alá, no me mientas.—No tenía pensado hacer lo que hice, al contrario, quería que te llevaran lo más pronto posible, pero...supe que eras la chica por la cual estaba perdiendo el juicio, así que tenía que hacer algo para que no te fueras.Sorpresa, decepción y curiosidad eran los sentimientos que albergaban en ese momento en mi interior.— ¿Perdiendo el juicio? —Arrugue mi ceño en confusión—. ¿Yo soy la chica?—Nunca nadie me había atraído tan rápido como tú, no podía dejar de pensar en tu cuerpo y mucho menos en tus hermosos ojos. Después de
LUCIANA Y ALESSANDROPOV. LUCIANAHabía pasado una semana en que faltaba a clases con la excusa que nadie cuidaría mejor a Dalila que yo, pude convencer a mis padres en ese momento, no era difícil, una mirada y ojitos de cachorrita y los tenia, una completa manipuladora, lo sé.Aunque mi subconsciente me jodida a cada momento por eso, el mismo sabía que solo estaba intentado sobrevivir de aquel hombre. Era un hecho de que apenas pisara la universidad moriría, no tan literal, pero de que moriría en la universidad lo hacía, era ley.Pero no podía morir, primero tenía que probar un latino, si o si.—Tranquila, no morirás —susurre para mí misma viendo personas entrar y salir de la facultad de medicina. Había acabado el efecto en mis padres.— ¿Te bajas del auto o te saco? —volteé a ver a mi mellizo con fastidio.—Necesito mentalizarme en que hoy será un buen día, cállate.—Te noto rara desde que salimos de casa, ¿Sucede algo?Evite rodar los ojos cuando se puso en plan hermano mayor preoc
Una semana después.— ¿Necesita algo más? —preguntó la enfermera.—No, gracias —asintió dispuesta a irse, pero cuando estaba por abrir la puerta la detuve—. ¿Sabes si Luciana ya se fue?—Sí, la Srta. Luciana ya se ha ido con el joven Luciano —respondió volteándose.Mi loca amiga, solo esperaba que le fuera bien el día de hoy, y no tuviera ningún enfrentamiento con Alessandro.Cuídala Alá.— ¿Sabes si Liam ha venido hoy? —Su ceño se frunció, lo que me hizo recordar que tal vez no lo conocía—. El hermano mayor.Por alguna razón Luciana no me volvió a decir nada de Liam, y yo tampoco lo nombre, aunque me moría por hacerlo.—Él vive en esta casa —aclaró confusa—. En las mañanas he visto que se encierra en el despacho del signori Licciardi y después sale. Siempre llega pasadas las 10pm. Aunque... ayer una joven muy hermosa vino buscándolo, y después se fueron juntos.— ¿Por casualidad no se llama Camila?—Sí, así se llama.Un nudo se formó en mi garganta, quería llorar, pero eso sería lo ú