Desperté con la brillante luz proveniente de la ventana. Me dolía la cabeza y la garganta. Froté mis ojos y traté de recordar lo que había pasado anoche. Pateé la manta roja que me cubría por un arrebato de calor. La habitación antes perfecta, ahora tenía nuestra ropa tirada por todas partes. Miré a mi lado, estaba Jack sin camisa durmiendo profundamente. Me volteé hacia él y acaricié su rostro con mi mano. Tenía el deje de su barba que estaba por salir. Apoyé mi cabeza en su pecho. ¿Qué fue lo que paso anoche? Recordaba que subimos hasta la cabaña, luego tomamos unas copas de vino y continuamos besándonos en el sillón… ¿Y luego? ¡¿Y luego qué?! ¡No podía recordar nada! No me digan que me emborraché con vino. Y si lo último que recuerdo es que nos besamo
–Emma…¿Qué me diría? la duda me estaba matando. Pensé que, aunque me duela admitirlo, me sentiría mal por no recordar eso. Acarició mi rostro con su mano y sonrió.– ¿Te refieres a si lo hicimos? –preguntó. Se formó una línea recta con mis labios. Mis mejillas ardieron. Asentí levemente con la cabeza. Jack se soltó una risa contenida. Rascó su sien como si estuviese pensando–. No… no te preocupes que no pasó nada.– ¡¿Enserio?! –esa palabra salió más entusiasmada de lo que debería. Tragué saliva y traté de calmarme.–Sí, fue dif&iacut
Cada paso ardía. ¿Cómo me quede dormida? Esto nunca me pasa. Llegamos a su cabaña, la número 9 que de suerte estaba al lado de donde compramos los helados.–Pasa –me dijo apenas abrió la puerta. Me sentí incómoda, ¿no es raro que estemos solos? Apenas lo conozco–. Buscaré la crema. Pasa al baño a ducharte. –dijo, mientras caminaba a su habitación.–Eh… –su cabaña era casi igual a la nuestra, pero no tenía piscina enfrente, ni tampoco nuestra vista al lago. Caminé hasta el baño, perfectamente ordenado. Abrí el agua helada y me metí. Suspiré de alivio. Por dios Emma… segundo día y ya te estás quemando. Tuve que haberle hecho caso a mi mamá por el prot
– ¿Jack?¿Jack? ¿Jack lo llamo? ¿Cuándo intercambiaron números? ¿De qué me perdí? Me acerqué a Ryan para ver de qué se trataba. Él me miró de reojo y se alejó por el pasillo. – ¿Si? Sí, estoy con ella. En mi cabaña…¿Por qué escapa? Algo me están escondiendo… lo seguí por el pasillo pero de inmediato cortó. Se puso frente a mí, desafiante. Tuve que estirar mi cuello para verlo a los ojos.– ¿Qué acaso no sabes que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación? –preguntó, levantando una ceja.–Sí, p-pero ¡Es Jack
Me retorcí de placer. Cada cosa que hacía denotaba su experiencia. Precisamente lo que a mí me hacía falta. Pero a él parecía no importarle. Nunca me habían tratado así en mi vida… me tocaba como si fuese de porcelana. Amaba cada detalle. Desde sus gestos, su forma de mirarme, su olor, y el roce de su piel con la mía. Sus dedos, sus cejas, su cabello y sus lunares. Todo de Jackson Callen me volvía loca. Evité pensar en el dolor que sentía de mi piel quemada, y concentrarme en el momento. Pero de repente el sonido de mi celular me hizo dan un brinco del susto. Jack continuó besando mi cuello.–No respondas… –dijo. Le hice caso, dejamos el ringtone sonar unos segundos. Luego se detuvo y empezó de nuevo. Esta vez me levanté en su búsqueda. Jack se movió a un costado
– ¿Ryan? –pregunté. ¿De nuevo aquí? ¿Y de nuevo corriendo? Este hombre no para.– ¡¿Emma qué pasa?! –preguntó alarmado. Se sentó a mi lado y tomó mis manos. Achiqué los ojos. ¿Qué tan mal me veía para hacerlo preocuparse de esa forma? alejé mis manos de las suyas.–Estoy bien… –respondí con una voz rasposa que dio pena.– ¿Cómo qué estás bien? ¡Estás llorando! –Limpie mis lágrimas con mis manos y respire fuerte para despejar la nariz–. ¿Peleaste con Jack? ¿Acaso te hizo algo?Me reí ante su preocupación
–Emm… ¿No es lo que piensas? –dije, tratando de no morir en el momento. Ryan no se aguantó la risa ante mis palabras. Lo fulminé con la mirada fugazmente.– ¿Qué? –soltó Jack caminando hacia mí–. ¿Qué me dijiste que debías hacer una llamada y en realidad estás aquí con éste? –señalo a Ryan quien se levantó apresuradamente a defenderse.– ¡No, no, no! ¡Te equivocas! –exclamé moviendo mis manos de un lado a otro–. Sí vine a hacer una llamada. De repente apareció Ryan y se quedó aquí.– ¿Ryan? –repitió indignado. Olvidé por completo que solía llamarlo p
Desperté con mucha luz y a él a mi lado. Recordé enseguida lo de anoche con vergüenza. ¿Yo hice eso? sacudí mi cabeza tratando de levantarme. Jack dormía plácidamente, di unas palmaditas en el abdomen para despertarlo. Se estiró y me miró con los ojos pequeños.–Vale, vamos a correr. –dije. Ladeó la cabeza.– ¿Enserio?– ¡Claro! Vamos levántate antes de que haga más calor.Me alegré al ver mi cuerpo al espejo. Todo el enrojecido había desaparecido. La crema de Ryan es milagrosa al parecer. Me llené de bloqueador, me puse shorts y sostén deportivo. Ate una cola de caballo y salí por la pue
Me di otra ducha para quitarme la arena. Aún debía hacerlo con agua helada por mi piel. Me fue difícil contener la emoción ya que por fin tengo la ocasión para estrenar mi nuevo vestido negro entallado y mis zapatos de tacón. Me maquillé (sutil pero nocturno), me puse un collar y unos aretes brillantes que hacen juego. Debía admitirlo: Me veía sensacional. Me sentía como otra Emma, segura y capaz de todo. Dejé mi lacio cabello lo más alborotado posible y salí en busca de Jack quien me esperaba en los sofás.–Lista. –admití, y él, quien estaba con el celular sentado en el sillón, levantó la vista y se quedó sin palabras. Dejó su celular en la mesa de enfrente y se levantó con un gesto sorprendido.Último capítulo