Me di otra ducha para quitarme la arena. Aún debía hacerlo con agua helada por mi piel. Me fue difícil contener la emoción ya que por fin tengo la ocasión para estrenar mi nuevo vestido negro entallado y mis zapatos de tacón. Me maquillé (sutil pero nocturno), me puse un collar y unos aretes brillantes que hacen juego. Debía admitirlo: Me veía sensacional. Me sentía como otra Emma, segura y capaz de todo. Dejé mi lacio cabello lo más alborotado posible y salí en busca de Jack quien me esperaba en los sofás.
–Lista. –admití, y él, quien estaba con el celular sentado en el sillón, levantó la vista y se quedó sin palabras. Dejó su celular en la mesa de enfrente y se levantó con un gesto sorprendido.
Ryan se acercó hacia mí con su gesto sereno. Me alejé quedando contra la repisa de piedra de los lavamanos. Él tomó mis muñecas con fuerza y pegó su cuerpo contra el mío.–Ryan qué haces suéltame. –murmuré. Estaba demasiado nerviosa para hablar claramente. Deslizó la punta de su nariz por mi cuello. Traté de alejar mis manos pero me tenía acorralada. Traté de patearlo pero rápidamente apretó mis piernas con las suyas. Mi respiración se aceleró.–No tienes que limpiarlo. –susurró, pasó su lengua por mi escote que seguía mojado con el alcohol.–P-ara… –no podía ni hablar. Tenía miedo, pero mi
No me di cuenta cuando él había desaparecido. Estaba tan atenta a que abrieran la puerta y me salvaran que no noté cuando salió por la ventana rota. El vidrio en la orilla había quedado manchado con su sangre.Apenas dije su nombre Jack se levantó. Sus ojos ya no me veían a mí. Lo buscaban a él. Buscaban venganza, aun sin saber qué pasó realmente. Con solo mirar mis ojos lo supo.–Disculpa, ¿Pueden cuidarla por favor? –preguntó a los chicos vestidos de traje que trabajaban allí.– ¡Jack espera! –grité. Estaba por salir por la puerta cuando se volteó a verme–. No vayas por favor… quédate conmigo. -No sabía realmente qué tramaba. Per
Era el último día. No podía creer que todo terminó así. Pensé que esta experiencia me traería más confianza, pero finalmente solo incrementó mis traumas. Me sentí horrible por tener miedo. Por alejarme de Jack cuando realmente era mi único apoyo.Se sentó en la cama y me miró. Inmediatamente me alejé y quede afirmando mis piernas entre mis brazos. Él se sorprendió. Bajó la vista habló despacio, con una voz rasposa.–Emma… yo, dormiré en el sillón. –dijo, sin mirarme a los ojos. Negué con la cabeza.–Jack no… lo siento. –me tomé la cabeza con las manos y suspiré. No podía creer que le tenga miedo.
Recordé su sonrisa. Su cabello rubio y sus amables ojos verdes. Cuando choqué con él en la clínica. Cuando nos encontramos en Lakeside. El pollo con verduras que preparó. Su risa, como se burló de mí cuando le dije que no me coqueteara. La manera en la que miraba a Jack. Su olor cuando me abrazó mientras yo lloraba. Su entusiasmo. Su positivismo. ¿Qué tan malo puede ser un hombre así? ¿Quién era realmente Ryan?Luego de buscar todo tipo de cosas de él en internet, la duda permanecía. Ninguno de los datos, información o noticias que aparecían de este boxeador, me ayudaron a entender lo que había pasado. Pero sin duda tiene un trauma de infancia con lo de sus padres, que claro ni Jack ni yo teníamos idea. Nunca le preguntamos de su pasado, nunca nos contó.
Hora después llegó Jack al hotel. Entró quitándose la corbata y tirándola en el sillón con un suspiro.–Qué onda ese Billy… –solté indignada.–Ya veremos en el ring. –respondió con un gesto serio. Lo cual me pareció profundamente genial y atractivo. Me quedé allí parada admirándolo hasta que me devolvió la mirada. Le dio unas palmaditas al espacio al lado suyo. De un salto me senté a su lado y apoyé mi cabeza en su pecho. Acarició mi cabeza con su mano.–Es tan suave tu cabello… –susurró. Enseguida me levanté y lo miré sorprendida.– ¿Qué dijiste?
¡La pelea que estaban esperando! ¡El encuentro de 12 rounds de los pesos pesados está a punto de comenzar!Las ovaciones eran impresionantes. Pero se convirtieron en abucheos cuando mencionaron su nombre. ¡En la esquina roja! ¡De pantaloncillos negros! ¡1 metro 98 y 107 kilogramos! ¡El asesino del norte! ¡Billyyyyyyyy Walker!Todos a mis costados comenzaron a gritarle cosas. ¡Asesino! ¡Eres una vergüenza para el boxeo! ¡Hijo de perra! entre otras cosas. Tiraron cosas al ring, y los guardias tuvieron que acercarse a calmar a las personas. Él entró con su capucha y la cabeza baja, a su lado los miembros de su staff lo cubrían para que no le llegara nada. Parece que no tiene muy buena fama Billy… Está su pasado presente después de todo.
Round 2De pronto el vacío que tenía en mi pecho cobró sentido: Eso era. Él era mi vacío. Mis ojos se llenaron de lágrimas.¡Empieza el segundo round!Mi cabeza daba vueltas. ¿Cómo ni los comentaristas notaron el golpe de Billy? ¡No tenía sentido!Apenas sonó la campana Jack se lanzó hacia él. ¡Callen no pierde tiempo! ¡Lanza unos Jabs a la guardia de Walker! Luego de varios golpes pude ver las piernas de Billy tambalearse. ¡Ahora sí! de repente abrió sus brazos y se colgó de Jack. ¡Un clinch! ¡El réferi los separa! ¡¿Qué haces maldito?! ¡Suéltalo ya! ¡Pelea como se debe! –gri
¿Qué acaba de pasar? no podía entender. ¿Esos golpes hicieron que Jack cayera a la lona?¡1! ¡2!Miles de gritos iniciaron. ¡Jack levántate! ¡Ponte de pie! Estuvo unos segundos así, con sus rodillas en el piso, y sus puños abajo. A su lado gritaba el referí, en la esquina lo esperaba Billy.– ¡JAAAAAACK! –grité con todas mis fuerzas. ¡4! ¡5! Jack se levantó y le dijo algo al referí molesto. Él seguía contando. ¡6! ¡7! – ¡Mierda Jack levanta los brazos ya!De repente el referí se detuvo. ¡Termina el conteo! Callen dice que fue un resbalón al pare