Capitulo Catorce. + 18.
Lester recorre todo mi cuerpo con caricias deliciosas, consintiéndome como solo él lo sabe. Es fascinante sentir como conoce mi cuerpo y lo hace vibrar, podría acostumbrarme a esto, pero no puedo porque es un hombre ajeno y los casados nunca abandonan a su familia por la amante. Entonces prefiero disfrutarlo de vez en cuando y sin exclusividad ¡Uno nunca sabe!
— ¡Oh Dios siii! Mas por favor – su lengua es experta en arrancarme gritos y jadeos de placer, tiro de su cabello para que no se detenga y me ahogo en la satisfacción que me proporciona.
Sube con más besos y lengüetazos, muerde el montículo que es mi pubis, grito su nombre sumido en un oscuro deseo; ansiosa por ser penetrada y disipar este sufrimiento y dolor que siento en el vientre y en mi sexo, sufro porque no lo hace y lo pido a gritos. No me escucha, me ignora y no resisto el deseo de ser poseída por
— No quiero hablar con usted Srta. André – estoy enojado por lo que le dijo a “su novio” aunque no la culpo, el hombre es elegante y distinguido.— ¿Ah no, entonces que explica tu presencia acá? – pregunta y trago el nudo que tengo en la garganta porque acabo de percatarme que está en ropa interior.— ¡Yo-yo estoy acompañando a mi… novio! – hago un mohín y ella descubre que no es así, sonríe y se ve hermosa.— ¡Eh Rogers! – Boris niega y yo también. Ambos reímos, me agrada este tipo.— ¡Ok se ven tiernos haciendo ojitos, pero necesito que aclaremos las cosas! – habla en serio con una sonrisa preciosa — ¡Emborrachaste a Miggui para aprovecharte de él! ¿Cierto? – el jadeo
¿Qué se ha creído ese rubio perfecto? ¡es un altanero! Pienso mientras Miggui duerme plácidamente en el sofá de mi habitación después de haber llorado a cantaros por la vergüenza que paso con Rogers ¡bah, es un tonto! No sabe lo que se pierde. Voy en busca de mi delirio circuncidado, que huele a mi porque al ducharse usó mi gel de baño y lo encuentro aun haciendo su magia en la cocina ¡Uhmmm, huele delicioso! En serio me acostumbraría a esto, termino de bajar la escalera y miro su maravilloso trasero en ese pantalón de deporte y mis pezones se irguen de inmediato ¡ay si lo sé! Soy una pervertida y aun no les cuento lo que voy a hacer al llegar justo detrás de él. — ¿Tienes hambre preciosa? – si que tengo, pero no de comida. — ¡No te muevas! – obedece como el buen chico que es, llego a su parte trasera y nalgueo su precioso y duro culo con ambas manos. Me regala un gemido delicioso y paso mi experta lengua por el centro de su
—¿Qué haces aquí? – pregunta malhumorada, es lo que yo llamo un perfecto descaro. — ¡Ah bueno, fue un placer ayudarte! De nada – destapa el rostro y me observa aun desenfocada por el estado etílico en el que aún se encuentra. — No entiendo, es que yo fui al baño y… - es increíble que haya perdido el sentido, no puedo evitar sentirme enojado por su irresponsabilidad. —¿En el baño? Martha, a la última parte de la casa donde fuiste fue al baño y porque yo te guié, de lo contrario ¡y a Dios gracias, pasó! Te habrías lastimado por inconsciente – escupo con rabia. — ¡Lo que sea que pasó! No fue adrede, fue un accidente – no grita, pero si habla con enojo, es una inconsciente. —¡Ah! ¿en serio? Martha soy abogado, mi trabajo es analizar evidencias en el entorno – digo con voz baja tratando de contener la rabia —Y considerando la cantidad de b
Despierto de un sueño trastornado por los recuerdos del día anterior, soy una idiota al pensar que me tomaría en serio después de que hice todo el desastre del que me sacó ayer. Le conté de mi hija y de Eloín y ni siquiera le importó, se fue después de besarme, lo recuerdo bien, algunas cosas se han borrado, pero ese beso, lo que sentí en realidad me asusta sobre manera ya que no acostumbro a ser tan abierta, solo con Miggui y Lester que por cierto no quiero verlo por un tiempo por maricón. No encuentro el teléfono y la casa se encuentra limpia y dentro de lo que cabe ordenada, muero del dolor de cabeza, pero debo comer algo y no tengo ganas de cocinar. Debo encontrar el teléfono para pedir algo a algún sitio. Suena el timbre con un estruendo que agudiza mi dolor de cabeza volviéndolo una locura total.
El aroma a flores y sudor delicioso me atavía las fosas nasales, Susam duerme sobre mi pecho con sus senos aporreando mi piel ¡Dios, que nochecita, aún estoy muerto! El sueño me vence, pero debo levantarme a correr antes de que Max venga a ocupar su espacio en la cama y esta mujer se levante gritando porque no le gusta el perro. A veces me pregunto si estoy bien con que a ella no le guste nada de lo que hago, puede que no odie a Max, pero no le agrada, mi trabajo solo es importante por el dinero que devenga – aunque para ella solo importa el dinero – al principio todo era tan diferente; no recuerdo que hayamos acordado alguna regla contra el compromiso o el matrimonio, lo que si recuerdo es que ella no es una persona comprensiva cuando de mujeres a mi alrededor se trata.Ayer fue una locura, confieso que Martha es el tipo de mujer que le puede gustar a cualquiera y forma de ser es una muestra latente de ello ya que es una mujer decidida y admirable que, aunque a v
Capítulo veinte. Hoy el día ha sido extenuante y fastidioso, ya es casi la hora de almorzar, muero de hambre y me encuentro pegada a la silla de la caja porque Lily se encuentra de permiso. Este es el trabajo más horrendo que puede haber, recibir dinero es la cosa más espantosa, por lo menos acá en la sala de belleza. No tengo un minuto libre y dar la vuelta me enreda particularmente. Observo en el teléfono tres llamadas perdidas de un número desconocido y no puedo verificar de quien se trata porque estoy amarrada a este lugar. Admito que soy muy quejumbrosa, pero me considero un espíritu libre y no me agrada sentirme cautiva. Mientras las personas van y vienen observo una figura conocida ¡mierda, Sandra! No tengo donde esconderme, eso solo quiere decir que debo enfrentarla y si va a hacer un escándalo me la voy a tener que soportar. Se acerca y sonríe ¡Hey esperen! ¿ella está sonriendo? Esto sí que es una sorpresa. Conversa c
Levanta las cejas con asombro y aprieta los labios como si se sintiera incomodo por algo, respira profundo y niega con la cabeza al tiempo que baja la mirada, decepcionado, contrariado; es una especie de expresión malhumorada con desilusión que no entiendo. Su vista vuelve a mí, directo a mis ojos como taladrándome y sonríes. —¿Realmente no confías en nadie, eh? – su pregunta aclara mis dudas, sin embargo su expresión sigue siendo enigmática, plana e impenetrable, decido quedarme callada porque tengo la costumbre de dañar este tipo de momentos con mis tonterías —¡Jamás haría algo así! No estabas en tus cinco sentidos y aunque tu disposición era notoria… no podría haberte tocado – en ese momento vienen a mi mente flashes de lo que pasó. Sus manos sacando la ropa y encendiéndome en llamas. Cierro los ojos y entonces las cosas se ven claras: me estaba cayendo de la borrachera, inconsciente prácticamente y con el deseo a flor de
¡Se refería a trabajar en el caso!Le he contado todo lo referente a mi matrimonio y al descaro con que me quitó la custodia de mi bebé, he hablado de los testigos y la desfachatez con la que sobornó a mis ocho abogados para que no le hicieran peso en ninguno de los juicios, la chica que lleva por nombre Sheila cada vez abre más la boca ¡hay moscas Nena, no dudes que entrarán! Hay un caballero muy agradable y bien parecido que ha quedado deslumbrado conmigo – algo que no me extraña porque soy una belleza – su nombre es Malcolm y tiene unos ojos color ámbar preciosos, coquetea de manera sutil – lo cual me agrada mucho – ya que aburro metida en esta oficina. He tenido que contratar a alguien mas para que se dedique a la caja en mi Sala de belleza principal para dedicarme a l del juicio en contra del idiota “pito pequeño” de mi ex.