— ¡Rogers, envío una furgoneta por ti! ¿se halla ella contigo? – llegó la hora, mi equipo se encuentra cerca y aún están ahí, escondidos.
— ¡Entendido y si, está aquí conmigo! – instintivamente caminé unos pasos separándome de ella para que no escuche mi conversación con Elmer, él es mi esbirro en realidad, mi Jefe de Seguridad. Solo que no podía decirle a ella, la cuidó muy bien e incluso – según él – hubo rechazo de su parte cuando ella quiso intimar.
En realidad no me importa porque Martha era el objetivo a exterminar y yo no lo podía permitir, ¡si lo sé! Suena cruel y pervertido, pero debía alejarme lo más que pudiera de ella para que Elmer pudiese hacer su trabajo con tranquilidad y aprovechando su rabia hacia mi actitud pues, hice lo q
Seis meses después…La vida te entrega las cosas como una gran masa de arcilla, nosotros nos encargamos de darle forma y ajustarla a nuestro antojo es decir; como nos parezca o como nos acomode tal como diría la única mujer que he amado en mi vida: Martha André ¡sí, una despampanante morena! De ascendencia Colombiana y con una personalidad que sacaría de quicio a cualquier hombre que se apreciara de cuerdo. Yo caí en sus redes y puedo decir que morí de rabia y desesperación al igual que de deseos y excitación gracias al temperamento y tozudez de esa preciosa mujer.—¡Hola Rogers! ¿se puede? – giro sin despegar las manos del barandal que enreja el balcón de la habitación principal en la Mansión donde vivimos en el 515 Park Ave, New York, Ny 10022.—¡Hola mini Nena,
Lo vi en lo alto de la escalera y todo mi cuerpo tembló de excitación, amor y necesidad.Me perdí en esa preciosa mirada azul claro y en la magnífica imagen que muestra el hecho de que lleve cargado al pequeño Marlon en brazos y a Susset de la mano como todo un padre. Justo después del rescate, fue amor a primera vista por parte de todos, a medida que baja las escaleras siento como el piso tiembla bajo mis pies y me produce un mareo que ¡a Dios gracias! Me encuentro cerca de mi padre porque de otro modo habría caído al piso por el poder de su sola mirada. Mis ojos se humedecen en el momento que sonríe al escuchar algún secretito que ese precioso niño pronuncia entre susurros a su oído. Es su héroe y el Príncipe Encantador de como él mismo se refiere a ella: su mini Nena. Somos una familia, ya no estamos solos y nos amamos con locura. Aun cuando tengo claro que Rogers detesta este tipo de celebraciones y fiestas, en tras palabras… la ostentación.—&n
Escucharla gritar mi nombre con esa desesperación despierta en mí todas las perversiones que a lo largo de mi vida ni siquiera sabía que existían. Como en algún momento mencioné: nunca me ha gustado improvisar y siempre he calculado todos los movimientos que me dispongo a dar, cada uno, paso a paso mi vida se convirtió en un cúmulo de emociones vacías que en algún momento me perdí entre lo mecánico y artificial. Imagino que esto se ha debido a que dentro de mi crianza y con un padre militar y abogado se suscitaban demasiadas reglas y correcciones porque, aunque nunca hubo más lujo o suntuosidad de la necesaria, mis padres siempre me dieron lo mejor de ellos dentro de una serie de normas y correcciones de los cuales nunca me quejé y mejor aún, nunca me molesté en corregir porque me sentía cómodo con ello. Incluso dentro de mis relaciones interpersonales e &iac
¡Veinte minutos!Exactamente ese fue el tiempo que estuve en shock, luego de leer el “positivo” de aquella prueba de embarazo, que me hizo el hombre más feliz del mundo y me instó a amar más a aquella hermosa y maravillosa mujer que me regaló la vida. Martha se ha dedicado a mimarme más que nunca y yo parezco un pequeño tonto y caprichoso. Tanto así que nos casamos en quince días. La boda será auspiciada por un presbítero amigo de mis padres, mi hermana enloqueció con la noticia a pesar de que está completamente enamorada de Marlon y Susset.—¡Me encanta tu vestido Martha! – ambas insistieron en que las acompañara con las compras, me siento en el sofá que se encuentra en el centro de la tienda mientras observo a mi chica que le hace mala cara a alguien —¿Saldrás? – Martha
Busco por todas partes a Rogers y los niños hasta que salgo al jardín y en el área de la piscina los encuentro profundamente dormidos, mi corazón da un vuelco. No me canso de decir que es el hombre perfecto. Me acerco a ellos con cuidado, tiene a Marlon sobre su pecho y a Susset en su costado, esta última tiene el brazo izquierdo en forma de gancho pasado por el abdomen de mi novio y tiene su camiseta empuñada. Rogers por su parte, la tiene asegurada con su brazo izquierdo ajustado de forma protectora alrededor de su cintura ¡Lo amo! —¡Como para inmortalizarlo! ¿cierto? – la voz de Boris llega a mis oídos y sonrío. —¡Lo amo tanto Boris! – mis ojos anegados ya casi no dejan que divise a mi familia. —¡Creo que deberías comer algo! – siento los brazos de Boris alrededor de mi cintura, sollozo. —¡Si Miggui, en un momento voy! – me acerco a mis amores, Rogers abre los ojos
Mientras subía a Susset al auto y acomodaba el cinturón de seguridad en la silla para bebés logro escuchar a Eloín enfrascado en una discusión, cosa que me extrañó ya que es muy controlado.Saqué la cabeza de donde la tenia escondida y alcancé a escuchar:—¡Por supuesto que no! Eso no va a pasar – con la mano en la cintura Eloín casi vociferaba. —¡Ni lo sueñes! Y no te atrevas porque me la pagarás, yo no tuve la culpa – pero como la curiosidad mató al gato, me acerqué y lo último que escuché me cayó encima como un balde de agua fría — Yo no soy el padre de tu criatura, búscate otro a quien embaucar con eso – mi mundo perfecto se derrumbó, mi vida se limitó a unas palabras susurradas por mi esposo. Él es mi vida y creo que la perdí…A puntito del colapso reúno todas mis fuerzas para recomponerme y recordando las palabras de mi madre “ Nada ganamos con hacer un escándalo, las mujeres de alta sociedad debemos ser perfectas
Cinco años antes...Susset balbucea algo que no entiendo mientras Boris le hace mil carantoñas y le entrega su juguete favorito.—¡Eloín tiene otra mujer! – suelto como si fuera cualquier cosa y el nudo en mi garganta puja por asfixiarme.—¿Qué has dicho Miggui? – mi amigo tiene los ojos tan abiertos que temo le caigan dentro de su mimosa.—¡Lo que escuchaste Miggui! Mi esposo perfecto me es infiel
Mientras comparto una mimosa sin licor con mi amigo Boris en la terraza de la pedazo de casucha que mi ex esposo me dejó cuando nos divorciamos, éste insiste en que debo cambiar mi estatus social ya que ahora soy una empresaria en el campo de la belleza y la estética.—¡Insisto en que debes darte vida de reina Miggui! Te lo mereces además ¡tienes con qué! – expresa por enésima vez mi amigo. Mi autoestima se encuentra tan baja que ni siquiera el dinero me la sube.—¿A dónde iré Miggui? – lloriqueaba mientras untaba más chocolate derretido a una tostada — Soy una pobre mujer madura y solitaria, mi vida apesta ¿sabes? - pronuncié en tono lastimero, untando más chocolate a la misma tostada.—¡Suelta eso! Te pondrás gorda, deberías cambiar tus hábitos alimenticios para representar tu misma a la empresa – hago un puchero al no poder quitarle el frasco de chocolate para untar — Además, eres una solitaria porque así lo deseas, te he p