Viviendo solo...

Harry se sorprendió de aquello que recibía, tenía un sobre con un pasaporte y un carnet de identidad con el nombre de Harrison Scott. Harry se quedó mirando a mamá Ava y dijo:

— Ahora seré Harrison Scott! ¿Usted para quién trabaja? 

Ella rió de buena gana y dijo:

— Se lo que significa que se te cierren las puertas, con éste nombre nadie te negará un empleo digno, ya diste un salto de confianza enorme, acá está el resultado. 

Harry la abrazó y se puso de inmediato a corregir el currículum con mucho cuidado después de unos minutos, revisó todo muy bien en imprimió, estaba listo para mostrar a Tony Rizzo. 

Samantha también recibió unas credenciales con un nueva identidad, siguiendo el consejo de mamá Ava decidió elegir un nuevo nombre para que su madre no entorpeciese su oportunidad de tener un empleo y sostenerse a sí misma. 

Harry llegó a las siete y media, saludó a Tony Rizzo y le entregó su hoja de vida, éste revisó todo minuciosamente y dijo:

— Harry, aunque te llamas Harrison, imagino que te gusta la versión corta— dijo Tony— voy a contratarte de una vez, tienes una excelente trayectoria laboral, lo harás bien. 

— ¡Gracias Tony!— dijo Harry— te aseguro que pondré mi máximo esfuerzo en éste empleo . 

— Lo sé— dijo Tony— me das buena vibra y siempre me gusta guiarme por mi intuición. 

A las nueve de la mañana tendría su entrevista, en tres días le habían dicho que se iba a inaugurar el restaurante, ella iba rogando que la aceptaran. 

Habían varias chicas también para la entrevista, sería un restaurante exclusivo, para comensales de excelente poder adquisitivo, era muy lujoso y a las chicas y a los chicos se les exigía muy buena presencia. 

Al parecer el mismo dueño y el administrador estaban realizando las entrevistas para la selección de los empleados. 

Eran con ella seis chicas y cuatro chicos, cuando salían tenían rostro de que les había ido bien, le tocaba el turno a ella, estaba un poco aprehensiva. 

Cuando pasó a la oficina le dijeron que sería con el administrador, se sintió un poco más tranquila, los dueños a veces eran intimidantes. 

Apenas entró, vió a un hombre inclinado sobre una carpeta, su aspecto le parecía conocido, pero dudó en hablar primero, espero a que él se presentara. 

El hombre alzó la cabeza y "¡Oh por Dios! 

Éste hombre es su vecino torpe, ahora si que estaba perdida, no le darían el empleo"

— Buenos días, siéntese por favor— dijo Harry saludando— el mundo es muy pequeño, ¿no es cierto? 

— Si bastante pequeño— corroboró ella. 

— Espero que en ésta entrevista de trabajo si puedas acceder a decir tu nombre — dijo él con un brillo de diversión en los ojos. 

Ella mostró una sonrisa forzada y extendió la carpeta que tenía en las manos, él leyó y dijo:

— Señorita Eliza, jamás has trabajado sirviendo mesas. 

Ella cabeceó afirmativamente y dijo:

— Hasta ahora, nunca había tenido necesidad de trabajar, puedo decir a mi favor, que aprendo rápido y necesito el trabajo. 

— Todos necesitamos trabajar— dijo Harry— este restaurante abrirá sus puertas este fin de semana, estos tres días serán de entrenamiento intensivo. 

Ella apretó los labios y dijo:

—¿ Estoy contratada? 

— Así es señorita Gagnon— dijo él— el entrenamiento será a partir de las once de la mañana, le conducirán con los otros empleados, tenga un buen día. 

— ¿Me puedo disculpar por haber sido tan grosera?— dijo ella avergonzada. 

— Olvide eso por favor— dijo él con rostro severo. 

Ella salió, suspiró con alivio, por lo menos el hombre no era vengativo, otro la hubiera rechazado y mandado al demonio, que vergüenza había pasado, si, el mundo era muy pequeño. 

Fue conducida con los demás para empezar el entrenamiento, serían tres días intensos desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la noche, tenían personas especializadas para capacitarlos. 

Fueron tres días súper intensos, este viernes sería la apertura, Tony Rizzo tenía excelentes contactos a nivel social, los invitados eran personalidades públicas y privadas, 

El mostraría a personas de la élite social donde degustar los mejores platos de la comida italiana.Había hecho una muy buena elección de su personal. 

Todos los empleadores desde el que se ocupaba de la limpieza hasta el gerente general eran personas capaces, allí entraba Harrison Scott o Alex, como deseen recordarlo. 

Tenía una excelente hoja de vida, así que le había colocado como gerente general y en estos tres días había pasado la prueba, todo estaba listo para el gran evento. 

Harry tenía los nervios a flor de piel, no por la magnitud del evento, sino porque posiblemente su padre estaría entre los invitados, porque aunque Tony dijo no conocerlo, el de Relaciones públicas, era el encargado de girar las invitaciones. 

Había visto la lista de invitados y allí estaba, difícilmente a la hora de que a Tony, se le ocurriera presentar a los que le acompañaban en éste magno proyecto, se podría ocultar. 

Alvin O'Sullivan vió la invitación que había recibido hacía dos semanas, un nuevo restaurante exclusivo de comida italiana, no le gustaba mucho la comida italiana, pero era un evento donde se esperaba que asistiera. 

Habló con su esposa y ella arrugó la nariz en señal de desagrado, no estaba de ánimos para fiestas había dicho. 

Alvin se sintió molesto y dijo:

— ¿Vamos  a rechazar esta invitación? Estarán muchos conocidos, no te parece desagradable no aceptar. 

— ¿Quién es Tony Rizzo? En mi vida lo había escuchado nombrar— dijo la esposa— alguien que no nos conozca; ¿crees que nos echará de menos? 

— Tienes razón— dijo Alvin— no sé como obtuvo mi nombre. 

— Querido, eres un personaje de élite, ese buscó a los más prominentes para tenerlos entre sus comensales— explicó ella. 

— Nuevamente tienes razón, echemos ésto a la basura, tampoco estoy de ánimo para fiestas— dijo él. 

— Ya va un mes y no hay noticias de Alex— dijo ella— ¿Qué crees que pasó? 

— Es cuestión de días— dijo Alvin con optimismo— es sólo un rebelde y desobediente. 

— Recuerda que ya no es un niño, es un hombre— dijo ella algo resignada. 

— Si, pero siempre ha sido un mantenido— dijo Alvin con tozudez.

— Esperemos que tengas razón— dijo ella. 

— Yo siempre tengo razón Evie— dijo él— no olvides eso. 

Ella meneó la cabeza, no valía la pena discutir, él siempre imponía su criterio y los demás no importaban, Evie tenía el presentimiento de que Alex no iba a volver, era un hombre ingenioso y se las arreglaría para salir adelante. 

Alvin nunca se había dado el tiempo para conocer a su hijo, siempre imponiendo su voluntad, apenas Alex, salió del bachillerato decidió ir a vivir solo al extranjero, antes que vivir de las greñas con su padre. 

Ella cada año iba y lo visitaba, sabía que trabajaba y tenía sus ingresos y no como Alvin aseguraba, que era un mantenido, un día se iba a arrepentir de ese distanciamiento. 

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