— ¡Oh no señor Scott! — dijo Arnold— no le agrada mucho la comida italiana, por eso de la dieta.— Es cuestión de traerla y presentarle nuestro plato estrella para enamorarla— dijo Harry. — Simone no es tan fácil de persuadir— dijo Arnold— mi esposa es una mujer muy áspera, ella es quien lleva las riendas de los negocios, claro que con mis estrategias. — ¡Caramba! Entonces son un gran equipo, sus consejos y el don de mando de ella, deben darle excelente resultados— dijo Harry. — Si somos un gran equipo— dijo Arnold— es un complemento, ella es la cabeza y yo el cuello, la cabeza va donde el cuello le indica. Todos rieron ante el buen comentario. — Es una excelente alegoría— dijo Tony Rizzo.—En lo único que no logro llevar la cabeza testaruda es en tener una buena relación con mi hija, son como agua y aceite— dijo Arnold. Eliza se incomodó un poco, pero nadie lo notó. — En eso no se puede mandar, tampoco yo me llevo con mi padre desde muy temprana edad— dijo Harry— a él le gust
— Si se come bien — dijo Arnold. La mente de él volaba pensando que podía suceder si Simone descubriera que Samantha estaba precisamente en ese lugar, que alivio que Tony le hubiera dado la oportunidad de trabajar en las oficinas. Por los momentos no había nada de qué preocuparse, pues difícilmente el personal administrativo deambulaba por las instalaciones donde estaban las mesas. Ese viernes quedaron en verse a la una de la tarde en el restaurante de Tony Rizzo, ya Arnold había advertido a Eliza sobre el posible peligro que habría si bajaba a almorzar o si iba a caminar por allí. Estaba Eliza recibiendo el mensaje de su padre, cuando Harry entró a la oficina y vio su rostro contrariado y preguntó:— ¿Sucede algo Eliza?—¿Por qué lo pregunta— dijo ella— aparentando estar tranquila. — Su rostro se mostró contrariado, como. si recibiera una noticia no muy buena— dijo Harry. —¡Oh, es usted muy observador— dijo ella— ¿Recuerda a la mujer del día de la inauguración? Que me detesta.
— ¿Te gusta Eliza Gagnon?— dijo Harry— ¿y tú le gustas? — Por eso quiero crear salidas juntos para buscar un acercamiento— dijo Tony— ¿Me ayudas en esa tarea? — ¿Por qué crees que yo pueda ayudarte? — dijo Harry intrigado. — No se, se me ocurrió que tú tienes más acceso a hablar, en cambio yo soy jefe— dijo Tony. — Haré lo que pueda amigo, pero no te prometo mucho, no me veo de Cupido o casamentero— dijo Harry. — Bueno, de todas maneras le haré la lucha, mira lo que le compré— dijo Tony— ¿crees que le guste? Ya Harry a éstas alturas se sentía incómodo ante la insistencia de Tony de hacerlo partícipe de sus deseos de conquistar, justamente a la única chica que hasta ahora le había movido el piso. Era un hermoso par de aretes que haría suspirar a cualquier chica. — Eso deberías preguntarle a ella— dijo Harry. Se sintió celoso al ver el regalo de su amigo para Eliza, su rostro debió reflejar lo que sentía porque Tony dijo:— ¿Te enojaste?— la voz de su amigo sonaba contrariad
Eliza se quedó mirándola y le dijo:— ¿Sabes una cosa? Siento que tienes una doble intención al venir acá a conversar conmigo,— dijo Eliza— acerca de tus sentimientos hacia el señor Scott. — No, no tengo ninguna doble intención, solo quería que me ayudarás— dijo Marleny. — Entonces, te diré que sí, cuando me me gusta un hombre, se lo digo de frente, es la mejor manera, no tienes porqué involucrar a terceros,— dijo Eliza— te voy a decir algo Marleny, a mí también me gusta Harry Scott. — ¿En serio Eliza? ¿Estás enamorada de Harry?— preguntó Marleny con malicia. — No dije que estaba enamorada de Harry, dije que me gusta; hay una diferencia— dijo Eliza muy enfática— sí me gusta, obviamente no te voy a ayudar a que lo conquistes, primero lo hago para mí. — Eres muy clara amiga ya veo que no tienes revés— dijo Marleny. — Sí, soy muy clara en mis cosas, no tengo doble cara, tú sabes que me gusta Harry, por eso viniste hablar conmigo— le dijo Eliza— si te gusta,mL conquístalo, si es p
Ella subió directo a su habitación, quería darse un buen baño para después bajar a cenar, él la miró hasta que entró a su cuarto, vio a mamá Ava y se dirigió para saludarla, tenía días sin hablar con ella. — Hola muchacho, ¿cómo va todo para ti?— dijo la casera. — ¡Excelente! ¿Y tú qué tal has estado mamá Ava?— preguntó Harry. — He tenido días peores,— dijo ella— ésta noche si estarás a la mesa para cenar. — Si, todos estos días atrás estaba bastante ocupado— dijo él. — Si, observo todo a mi alrededor— dijo ella— veo sus entradas y sus salidas, siempre estoy acá. — Ya lo sé mamá Ava, de verdad ese título te va de maravilla— dijo Harry— porque eres la madre de todos acá. — Hago lo que puedo— dijo ella con sencillez. — Ya vengo, tomo una ducha y vengo a acompañar en la cena— dijo él.— Será un honor— dijo ella. Harry olvidó por unos momentos su conflicto emocional de pensar que Eliza estaba fuera de su alcance. Un rato después entró al comedor, y sólo con ver a Eliza volvió el
Esa mañana, Harry salió muy temprano, quería hablar con su madre, saber cómo estaban, después de y a pesar de todo eran su familia y no tenía a más nadie. No quiso hacerlo desde casa, ni mucho menos desde su celular, para que su padre o madre no fueran a localizar el teléfono y luego empezaran a molestar al pobre de Tony. Busco un lugar alejado de donde vivía y llamó a su madre quien al contestar estaba muy contenta de escucharlo y dijo:— Hola mi amor, sabía que ibas a llamar de nuevo, he estado muy afectada de salud, desde que llamaste la última vez; ¿por qué no vienés a casa a verme? — le había dicho. Harry sintió una oleada de enojo, ¿enferma? Si la había visto en el restaurante junto a Alvin comiendo y pasándola muy bien. ¡Qué descaro tenía Evie! Sabía que era un truco de manipulación. Si no la hubiera visto, quizás hubiera caído como el mismo imbécil, afortunadamente ella no sabía que él trabajaba en el restaurante que habían escogido ese día. — Qué contrariedad para ti mam
Evie se quedó pensando en las palabras de su hijo Alexander, nunca le había escuchado tan enojado, al parecer no quería volver a casa jamás, eso le preocupó un poco. Su hijo y Alvin su esposo se parecían mucho, cuando tomaban una decisión, hacerlos volver atrás era un caso perdido, tanto el padre como el hijo estaban enojados y ninguno de los dos daría un paso para acercarse. Ya lo había intentado con la manipulación y no le dio resultados, la verdad era que se rendía ante éstos dos testarudos, ella solo se sentaría a ver pasar el tiempo, sin mover un dedo. Fue hasta donde estaba su esposo e intentó hablar con él una vez más sobre el asunto de Alex. — Alvin, ¿no piensas iniciar una búsqueda para encontrar a tu hijo?— preguntó sin ninguna esperanza. — ¿Para qué?— dijo él con voz amarga— no pienso gastar ni mi tiempo ni mi dinero en alguien que no desea ayudar a preservar el patrimonio familiar. — ¿Entonces lo desheredarás?— preguntó ella. — ¡No he pensado en eso aún, la verdad n
Un nuevo día para Eliza y Harry, quienes se encontraron en la entrada de la casa, se saludaron, hablaron de algunas cosas triviales y siguieron caminando en silencio. Harry meditaba sobre la posibilidad de cambiarse de casa. Quería vivir solo, mamá Ava era genial, pero una habitación no era su sueño de vivir apartado de su familia, ganaba lo suficiente para cambiarse a un departamento pequeño. Además ver a Eliza en el trabajo y también vivir en la misma residencia no le ayudaba mucho a sacarla de su cabeza, mejor era poner distancia por lo menos de la vivienda. Se volvió hacia ella y le dijo:— Estoy pensando en la posibilidad de mudarme a un departamento. Ella se volvió y le dijo: — Casualmente venía pensando en lo mismo, buscar un departamento donde vivir, no es muy cómodo vivir en una habitación de tres por tres— dijo ella. — Para muchas personas es un buen arreglo tener una habitación— dijo Harry— pero me gusta vivir solo, no en una comunidad, por eso muy pocas veces compa