Para Emily, no dejaba de resultar extraño que hubiera pasado lo que Rubén había pronosticado, de la forma más precisa a sus palabras. Los comentarios al documento infiltrado iban desde aquellos que lo descalificaban, tachándolo de falso, pasando por los conspiranoides, que nunca faltaban, a quienes lo creían y, entre estos, la gran mayoría se sentía burlada por EmiCrusher y ShadowMask, a los que acusaban de haber montado un escenario solo para atraer incautos con el único propósito de acumular seguidores y aparecer en los medios.—Me odian —dijo Emily cuando no soportó más y le pidió a Marge que dejara de leer los mensajes. Ni siquiera su “voz de enamorada” había podido aminorar el daño que, como cuchillas de afeitar que la estuvieran cortando, causaba cada crítica y
Después de regresar del yate de Javier Cifuentes, Emily organizó una partida en línea, de CandyCrush, con los primeros diez seguidores que respondieran, de manera correcta, una trivia del juego, con una calificación de cinco sobre cinco. Ese tipo de eventos no era nuevo en su canal y, por lo general, tomaba de diez a quince minutos escoger a los ganadores.En esta ocasión, sin embargo, cuando se conectó para animar la competencia, primero descubrió que no habían más de doscientas personas conectadas, cuando la cifra normal era de al menos cincuenta a ochenta mil, en un día común. Como si eso no fuera ya grave, de esas casi doscientas personas conectadas varias no dejaban de preguntar, en vez de estar interesadas en resolver la trivia, sobre la verdad de la ruptura del compromiso con ShadowMask o el multimillonario Javier Cif
Al día siguiente, cuando llegó la hora de la sesión de preguntas en vivo, Emily vio, esperanzada, que el número de personas conectadas ascendía a cerca de un millón. La cifra le devolvió en algo la esperanza de lo que había hablado con Marge la tarde anterior. Si reconocía haberse equivocado, que, en efecto, la partida de Candy Crush con ShadowMask había sido planeada como una manera en que Javier Cifuentes y ella quedarían comprometidos en matrimonio, pero que después se había visto obligada a renunciar al compromiso, entonces podría pedir perdón a sus fans y seguidores, clamar por su piedad y no solo recuperar su confianza, sino incluso ganarse la simpatía de nuevos.—Vamos, amiga. Tú puedes —dijo Marge en el momento en que EmiCrusher se conectó.&nb
Aguardaron, con los dedos cruzados, a que Javier respondiera el mensaje que acababan de enviarle.—Debe estar pensando qué responder, ¿no crees? —preguntó Marge cuando llevaban más de diez minutos esperando.—Qué tanto tiene que pensar, no entiendo. Él mismo armó esto y ahora tiene que entender que no puedo desistir del matrimonio o se me arruina la vida.Marge torció los labios.—Emi, espera, no creo que vaya a …El mensaje de respuesta de Javier entró, cortando lo que Marge estaba por decir.»Emily, entiendo que estés angustiada por lo que me c
El hotel Ruiseñor Real fue escogido por Javier no solo porque era de su propiedad, sino debido a que allí podía controlar el acceso de los seguidores de EmiCrusher que, desde la sesión en la que les pidió disculpas y se “sinceró” con ellos, había gozado de un resurgimiento y ahora volvían a abordarla.Sentados en una mesa VIP del comedor del hotel, y con la disimulada custodia de los guardaespaldas de Javier sentados en las mesas laterales, Emily escuchaba al multimillonario de las criptomonedas explicarle sus razones para desistir del matrimonio.—No solo ya firmamos el documento de desistimiento, Emily, sino que yo no me encuentro en un momento anímico para enfrentar algo así —dijo Javier luego de probar sus camarones al ajillo—. Ahora, si me conven
Después de ducharse y envuelta con una frazada, Emily bebía una taza de chocolate caliente que Marge acababa de preparar, sentada en el sofá de la sala, con las piernas recogidas sobre la silla.—Me disculpo por el comportamiento de mi hermano —dijo Rubén luego de recibir la taza de las manos de Marge con una sonrisa—. No sé qué le pasó, porque él no es así.Ninguna de las dos jóvenes respondió y Marge se sentó, con su taza de chocolate, al lado de su amiga.—Me sacó a las patadas, a la lluvia —dijo Emily después de dar un corto sorbo a la bebida—. No te esfuerces en disculparlo, Rubén, porque lo que hizo no tiene justificación alguna.
Estaba de acuerdo en que no había sido la mejor manera de terminar una reunión, menos con una chica a la que, solo unos días antes, había agasajado en su yate, frente a un centenar de invitados, pero si después de lo que acababa de hacerle no estaba convencida de que él no se iba a casar con ella, era porque ya tenía algún tipo de fijación enfermiza que ameritaba interponer una restricción con la policía, para evitar que se le acercara.¿Y qué podía hacer para cumplir su amenaza y vengarse del bochornoso suceso? ¿Convocaría a sus seguidores para que se reunieran y le lanzaran dulces? Solo pensarlo le dio risa, aunque fue una amarga porque la verdad era que sí estaba arrepentido de haber terminado su relación con Emily de esa manera, y más ahora, en que su hermano parec&
La nueva sesión de preguntas en vivo de EmiCrusher empezó con un público de casi diez millones de personas conectadas al canal de stream, y se iban sumando en la medida en que avanzaba. Tratándose de su segunda sesión en menos de una semana, Emily quiso invitar a más personas a participar con sus preguntas, por lo que escogió a los diez primeros seguidores que subieran una foto en la que enviaran un mensaje de solidaridad a la influencer luego de que tuviera dificultades para concretar el compromiso.Con el lema “No me quiso dar un anillo”, empezó la transmisión y, después de una introducción en la que explicó lo sucedido, inició una partida en vivo de Candy Crush, respondiendo a las preguntas mientras mostraba sus mejores jugadas.—AbigailEv