La fiesta se estaba celebrando en dos ambientes: uno cubierto, al interior de un gran salón en donde el calor era insoportable y estaban aglutinadas, bailando, al menos sesenta personas. Fue el primer sitio a donde Marge y Emily se dirigieron, intentando evadirse de la mirada de Javier, que las siguió desde el momento en que salieron del camarote de reuniones. Allí, quienes la reconocían a Emily, que después de la presentación de Javier eran, a efectos prácticos, todos los presentes, la saludaban y se sacaban una selfie con ella.
—Entonces, ¿tú vas a ser la siguiente esposa de Javier? —preguntó una mujer de unos cuarenta años, que se había presentado como diseñadora de modas.
—Pues, eso, verás, lo estamos hablando… —contestaba E
Entraron al camarote de reuniones y se sentaron en las mismas sillas que antes habían ocupado. Javier apoyó sus brazos en la mesa, inclinado en dirección a Emily.—Hablé con mi abogado y el documento de renuncia al contrato anterior está listo. Solo está ultimando algunos detalles —dijo Javier—. Debe pasármelo en la próxima hora, lo imprimimos, lo firmamos y listo. Por eso quería que vinieras al barco.Emily asintió.—Está bien, lo lamento, me porté como una idiota, pero es que, comprende, esto no puede ser, no nos conocemos y, puede que creas que soy una cursi, pero creo en el amor romántico y quiero casarme con alguien a quien sí ame, ¿me entiendes?
Incluso la mujer que atendía el bar parecía estar atenta a lo que Rubén estaba por decirle a su hermano. Después de haber pedido una cerveza, dorada para él, roja para Marge, se sentó y, con los dieciocho oídos puestos encima suyo, explicó su punto.—Hermanito, ¿viste lo que pasó hace un momento allá afuera? ¿Cuando todos te celebraban por tu compromiso con EmiCrusher, y les pidieron que posaran juntos?—¿Lo viste? —preguntó Javier.—¿Que si lo vi? ¡Fui yo el que les pidió la pose de beso!—Ah…—Bien, imagina eso mismo replicado veinte millones de veces, una por
La velada transcurrió entre las explicaciones, y argumentos, que Rubén les hizo para que desistieran de su idea de no casarse y anunciar el rompimiento del matrimonio. —Esto puede tener repercusiones graves —dijo, en un último intento por convencer a la pareja—. Porque ya han generado un efecto de hype en sus seguidores quienes, desde el comienzo, creyeron que esto era una manera muy original de contraer matrimonio. Sin embargo, en las miradas de Javier y de Emily, Rubén vio la decisión de no seguir por ese rumbo. —Marge, ayúdame, por favor, a convencer a este par de tontos.Pero ni siquiera Marge parecía dispuesta a hacerlo pese a que, en un momento de la conversación, dijo que hallaba la razón a los argumentos de Rubén.—Lo siento, pero debo apoyar lo que EmiCrusher haya decidido —dijo. —Bueno, ya está por amanecer —dijo Rubén, a manera de capitulación y luego de levantarse. Se acercó a Marge—. La fiesta se acaba y ya estoy cansado. ¿Me acompañas a mi camarote, Marge? ¿Quieres
Después de firmar, las dos jóvenes y su anfitrión salieron del camarote de juntas para tomar un merecido descanso. Javier les mostró, a sus dos invitadas, el camarote en donde se alojarían, uno muy cerca al suyo y el de su hermano. Aunque no era muy amplio, sí conservaba el estilo de lujo de todo el barco y las dos camas sencillas estaban tendidas con sábanas de algodón egipcio.—Se siente como acostarse en una nube —dijo Emily tan pronto se recostó. —¿Es que acaso alguna vez te has acostado en una? —bromeó Marge.—No molestes y siéntela.Marge se recostó y sí, en efecto, era como una nube, pese a que nunca se había acostado en una. —Bien, chicas, entonces las dejo —dijo Javier—. Esa es la entrada del baño —señaló a una puerta lateral, dentro de la habitación— y, si necesitan algo, cualquier cosa, hay un citófono aquí, al lado de la puerta. Que descansen.Javier escuchó dos “gracias” enterrados entre las sábanas y el sueño que agobiaba a sus dos invitadas. Salió y cerró la puerta.
Al salir del camarote, Rubén y Marge caminaron tomados de la mano y, antes de entrar al comedor, volvieron a besarse. Emily y Javier, sentados en una mesa próxima a la entrada, los vieron a través del cristal de la puerta. —Que me lleve el… —dijo Emily con los ojos tan grandes como los platos sobre los que tenía servido el sándwich de pavo que estaba comiendo— Tú hermano es serio, ¿verdad? No estará jugando con ella, que mira que es muy sensible y después soy yo la que se la tiene que aguantar si le rompe el corazón, ¡y tú te las verás conmigo!Javier, con la boca llena con los espaguetis que estaba comiendo, asintió a todo lo que dijo Emily. La pareja entró y saludó antes de sentarse a la mesa. Marge estaba sonrojada y tenía el aire de las enamoradas, con la mirada perdida, sin poderla enfocar en nada, los labios marcados con una sonrisa que no se le borraría hasta pasados varios días y la piel suave, siempre ruborizada y erizada. Emily tuvo que reconocer que se veía muy bonita, ta
Para Emily, no dejaba de resultar extraño que hubiera pasado lo que Rubén había pronosticado, de la forma más precisa a sus palabras. Los comentarios al documento infiltrado iban desde aquellos que lo descalificaban, tachándolo de falso, pasando por los conspiranoides, que nunca faltaban, a quienes lo creían y, entre estos, la gran mayoría se sentía burlada por EmiCrusher y ShadowMask, a los que acusaban de haber montado un escenario solo para atraer incautos con el único propósito de acumular seguidores y aparecer en los medios.—Me odian —dijo Emily cuando no soportó más y le pidió a Marge que dejara de leer los mensajes. Ni siquiera su “voz de enamorada” había podido aminorar el daño que, como cuchillas de afeitar que la estuvieran cortando, causaba cada crítica y
Después de regresar del yate de Javier Cifuentes, Emily organizó una partida en línea, de CandyCrush, con los primeros diez seguidores que respondieran, de manera correcta, una trivia del juego, con una calificación de cinco sobre cinco. Ese tipo de eventos no era nuevo en su canal y, por lo general, tomaba de diez a quince minutos escoger a los ganadores.En esta ocasión, sin embargo, cuando se conectó para animar la competencia, primero descubrió que no habían más de doscientas personas conectadas, cuando la cifra normal era de al menos cincuenta a ochenta mil, en un día común. Como si eso no fuera ya grave, de esas casi doscientas personas conectadas varias no dejaban de preguntar, en vez de estar interesadas en resolver la trivia, sobre la verdad de la ruptura del compromiso con ShadowMask o el multimillonario Javier Cif
Al día siguiente, cuando llegó la hora de la sesión de preguntas en vivo, Emily vio, esperanzada, que el número de personas conectadas ascendía a cerca de un millón. La cifra le devolvió en algo la esperanza de lo que había hablado con Marge la tarde anterior. Si reconocía haberse equivocado, que, en efecto, la partida de Candy Crush con ShadowMask había sido planeada como una manera en que Javier Cifuentes y ella quedarían comprometidos en matrimonio, pero que después se había visto obligada a renunciar al compromiso, entonces podría pedir perdón a sus fans y seguidores, clamar por su piedad y no solo recuperar su confianza, sino incluso ganarse la simpatía de nuevos.—Vamos, amiga. Tú puedes —dijo Marge en el momento en que EmiCrusher se conectó.&nb