Claudia (la mejor amiga de Brenda) no dejaba de llorar mientras tenía en sus manos un ramo de rosas rojas:
—Quiero darle estas rosas por favor —pidió.
La joven se acercó hasta la tumba y arrojó las rosas al vacío cayendo encima del cajón oscuro. Después, poco a poco el hueco fue llenado de arena.
Danna estaba acostada en su cama, quería estar sola y poder llorar toda la noche. Aunque, esto no pudo lograrlo ya que alguien entró a la habitación.
—Danna... —Escuchó detrás de ella. Era Daniel quien había acabado de llegar, pero ella no hacía ni un solo movimiento— lo siento mucho — Daniel se acostó a su lado—, debí estar ahí para ti —se acurrucó en ella— perdóname.
—¿Cuándo llegaste? —preguntó Danna entre sollozos.
Pareciera como si la vida en aquellas personas se hubiera detenido por un tiempo, como si pusieran en espera sus vidas. El último año escolar estaba por terminar y Flor lo sabía muy bien; estaba tan concentrada en sus estudios que no se había percatado de esto.Su vida se resumía a ir a la escuela y a sus clases de ballet. Estaba obteniendo las mejores calificaciones en su clase y parecía que se había tomado muy en serio lo de volverse una persona madura.Esa mañana se despertó y mientras desayunaba pudo ver que faltaban tres días para salir de clases, apretó con fuerza el pocillo que tenía en sus manos, pudo entender el por qué en esos días tenía que abrigarse bien para ir a clases. Tal vez la rutina le vendó los ojos, su corazón se concentró en sacar o en esconder la tristeza y sus oídos se habían vueltos sordos. Pero ahora estab
Los días pasaban rápidamente, el grupo de los cuatro alocados chicos se habían vuelto a juntar para pasar sus últimas semanas juntos, querían vivirlos al máximo, por esta misma razón organizaron una fiesta, todos hablaban de ella, se reportaron más de quinientos invitados. Al principio se organizaría en la casa de Andrés, pero, su madre lo mataría como le dañaran su casa perfecta (ahora vivía con su madre) por esta razón se haría en un club que le pertenecía a su familia.Esa noche Daniel estaba supervisando el club y se dio cuenta que estaba entrando más gente de la esperada, subió al último piso y vio a la gran muchedumbre.—¿Qué es esto? —se preguntó a sí mismo. Su hermana lo siguió y soltó una carcajada mientras miraba por la pared de vidrio.—Mi hermano armó la
Daniel tenía el día libre, tenía pensado en estar con todos, por eso mismo había llevado a los chicos a su casa, se sentía solo y vacío, aunque, no lo demostraba. Los que estaban con él se divertían recordando la noche anterior, hacía ya tiempo que no la pasaba tan bien; pero Danna no se encontraba entre ellos, entendía que estaba a final de semestre, que la universidad se volvía difícil para ella, ¿pero, dónde lo dejaba a él? Era como si se hubiera olvidado que tenía esposo.Daniel compró pizza e hicieron palomitas de maíz para ver muchas películas, así pasaron toda la tarde, echados en la sala, riendo, conversando y el momento fue muy agradable.Todos se olvidaron de la jaqueca e hicieron juegos esa noche, se podría decir que hasta la lucha entró en sus planes. Finalizaron el día en el quiosco, allí escuchaban a Daniel contar sus historias, el joven había viajado por varios países y era muy entretenido escucharlo. La noche era refrescante y divertida.—Oye, Daniel, cállate, yo soy l
Flor estaba tirada en el suelo y Andrés andaba su celular sentado en el mueble.—¿Vas a seguir ignorándome? —preguntó Flor de la nada.—No te estoy ignorando —respondió él bajando el celular y dejándolo a un lado.—¿Por qué estás tan serio conmigo? —preguntó ella rodándose hasta él y después se arrodilló frente al muchacho y mostró un rostro algo triste, puso sus manos en las piernas del joven y acostó su barbilla sobre sus manos.—¿Sigues hablando con Alex?—A veces, cuando nos encontramos en la calle ¿por qué? —ella ató todo y supo que Andrés estaba celoso— ¿es por él?—¿Por qué hablaste con él hoy?—No he hablado con él.—Claro que lo hiciste, cuando llegaste a la casa.—Hablé con tu hermano, me dijo que lo llamara cuando llegara a tu casa.Hubo un momento de silencio.—No te gusta que yo hable con Alex, ¿verdad? —dijo Flor y Andrés apartó la mirada de ella y dejó salir un suspiro.—No deberías hablar con él después de lo que te hizo. Eres una tonta.—No soy una tonta, ya lo superé
Andrés al darse cuenta que Flor había accedido a la proposición sintió más libertad ante el momento. Aunque, la joven estaba muerta del miedo, por su mente pasaban muchas preguntas de lo que estaba haciendo.Traía puesto un vestido rojo que tenía una cremallera escondida en su derecha, y no sabía si Andrés sabría encontrarla, pero de la nada, él ya estaba bajándola.—¿Cuantas veces has hecho esto? —repentinamente le preguntó, había recordado que el chico era modelo. De la nada, el momento se había esfumado. Andrés miró a Flor fijamente.—¿Por qué preguntas eso ahora? —se notaba que estaba algo aburrido.—No creo que solo lo hayas hecho una sola vez.—Nunca te dije que fue una vez y eso no importa ahora, ¿tienes miedo?—Claro que sí, ya pasó un año en el que no he hecho nada, además, no, no tenemos protección ¿cómo crees que haría una cosa de estas? —la muchacha hizo que Andrés se apartara con sus brazos. El joven se sentó en la cama y solo veía como ella sacaba un millón de excusas.—
Con la partida de estos dos se fue el tiempo, los años rápidamente empezaron a transcurrir. Flor y Belinda fueron aceptadas en la misma universidad, sus gritos de alegría fueron grandes. Los correos iban y venían entre Flor y Andrés, se podría decir que todos los días hablaban por teléfono y por correo, las videollamadas iban y venían. Hasta en un tiempo ella se cortó el cabello por el cuello, la verdad lo había hecho para ver cuánto tiempo pasaría sin ver a Andrés en persona, sentir su cuerpo, su calor. Se sorprendió al verse el cabello por su cadera y que este no tenía la más mínima idea de volver por un largo tiempo. Esa vez que le preguntó y él le dio esa respuesta lloró como nunca.Muy poco las jóvenes hablaban con Manuel, la universidad lo tenía muy ocupado, además, debía atender las empresas de sus padres. Las chicas creían que no lo volverían a ver nunca más, al menos él daba esa impresión.En total habían pasado cuatro años, y la vida de Daniel y Danna no era muy buena, solo
El poder sentir los besos de Daniel nuevamente la hicieron sentir viva, como cuando apenas había empezado su matrimonio, como esos primeros días en los que él la buscaba y a ella el solo pensarlo hacía que la comiera la vergüenza. El ver el cuerpo corpulento de aquel hombre la hacía temblar de la emoción "es solo mío en estos momentos" se repetía una y otra vez en la mente.Aquella mañana Daniel se despertó y vio el rostro de Danna durmiendo plácidamente, recordó las primeras palabras de su amiga. “Pero, si no se sienten a gusto en esa relación, ¿por qué no la acaban de raíz y así dejan de hacerse daño?” Acababan de arreglar las cosas, los primeros días estarían bien, después volvería la rutina y el ciclo se repetiría. Eran una pareja tóxica que no tenía la valentía para
La joven no sabía qué decir, sacudió por un momento su cabeza y después empezó a pensar “No... Claro que no me gusta”.—¿Qué me va a suceder? —le preguntó la joven de lo más normal— dame un permiso, tengo sed.Él mostró una sonrisa y Belinda bajó sus ojos hasta los labios rosados del joven.—Cara de perro —dijo Alex antes de salir.La verdad es que Alex era fácil de darse cuenta de cuando alguien gustaba de él, por eso le preguntó a Belinda, le había asustado, por un momento le dio la impresión y no le gustaba ese pensamiento.Belinda llevó las bebidas a Flor y al joven. Al Alex terminar de descansar, decidió irse a dar un baño ya que comenzaba a anochecer y debería marcharse. Mientras, Belinda meditaba sobre su situación.Flor era inocente